¿Fantasía?

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A la mañana siguiente, Charlotte bajó con su pijama negra y pantunflas moradas, no tenía ganas de cambiarse, apenas había logrado dormir tres horas después de la videollamada con Cameron.

Al pisar el suelo de la cocina, levantó la mirada atándose el cabello y se encontró con Aaron desayunando y junto a su nana quien tenía los brazos cruzados y fruncía el ceño.
-Hola... ¿nana? ¡Nana! -elevó los brazos y la abrazó muy fuerte. Realmente la había extrañado.
-No señorita, no hay abrazos hoy -fingió estar molesta.
-Pero... ¿acaso no me extrañaste? ¿Te vas a ir para siempre? Nana no puedes hacer eso... -respondió la pelirroja en un tono de angustia.
-No me refiero a eso. Estuve esperando la llamada de mi niña pero el teléfono nunca sonó.
¡Lo olvidó por completo! Olvidó llamarle a su nana por estar ocupada con Cameron.
-Nana... Lo siento, lo olvidé. Estaba...
-Hablando con ese chico. De acuerdo, Aaron me lo comentó -dejó su aspecto enojado y rió un poco.
-Sí. -Miró mal a Aaron y este se encogió de hombros.
-Está bien, tenemos una conversación pendiente. Tu padre llamó.
-¿Por qué llama todas las mañanas? -Charlotte caminó malhumorada hacia uno de los bancos frente a la barra.
-Porque es tu padre -respondió el enfermero antes de beber del vaso de leche.
-Y porque te ama -Rose le tendió un plato de cereal y ella negó.
-Me quita el apetito. ¿Vendrá hoy?
Rose y Aaron se miraron como si supieran la respuesta.
-Sí. Y a diario.

Charlotte mostró su desacuerdo llevando su mano derecha al rostro. De nuevo volvería a suceder, de nuevo estaría su pasado frente a ella, recordándole lo difícil que fue, y de nuevo su padre intentaría mantenerla encerrada en aquella torre. Si las personas vieran los cuentos de hadas como la realidad, seguramente no estarían tan encantados con la historia, ahora ella era la princesa y Cameron el príncipe, que no estaba ni a un poco de salvarla.

• • •

Los hermanos Duncan evitaron el desayuno familiar a toda costa, pusieron el pretexto de que iban a ver una película y querían comer en la habitación de Camille. Él apenas acababa de despertar después de miles de pesadillas que incluían soledad, mientras que su hermana no superaba el "engaño" de Scott, como si la lluvia fuese para ambos, ahora sólo les quedaba esperar a que la tormenta pasara.
Esa misma mañana, él decidió contarle a Camille lo que sucedía con su pelirroja, necesitaba consejos mucho más maduros y ella era la indicada para esos temas.
-¿Crees que ella esté en peligro? -preguntó la chica recostada a un lado de Cameron.
-Su padre parece estar obsesionado con ambas. Suena como a una película de drama o a un capítulo de mentes criminales, ya sabes... Aquella parte en la que su locura los hace cometer errores.
Ella enarcó una ceja analizando la situación.
-Eso es terrible. ¿Tienes algo en mente?
-No -Cameron arrugó la nariz sosteniendo el móvil en su mano por si ella llamaba-. No puedo hacer mucho estando tan lejos.
-A eso me refiero. Si las cosas empeoran, tendrás que hacer algo más que una llamada. Si es que su padre no llega al grado de quitarle el móvil.
-Tengo un segundo plan, pero no podré solo.
-No sería la primera vez que me convierto en tu cómplice -rió apuntándolo con el tenedor.
-Cierto -él le regaló una sonrisa.

• • •

La calefacción mantenía caliente la habitación de Meredith, Charlotte se encontraba leyendo en un sofá junto a la ventana mientras los copos de nieve caían y le mostraban un paisaje tan frío como el estado en el que su madre se mantenía desde unos años atrás. Lottie estaba haciendo un intento por mantener la mirada y la mente en las letras y la historia pero le era imposible, cerró el libro y apoyó la cabeza en el suave respaldo.

-Necesito que me informes todo sobre mi esposa -la voz proveniente de afuera llegó hasta ella, era demasiado familiar como para no identificarla.
-Lo haré, señor -respondió Aaron en el mismo tono de un robot.
-Si mueve un sólo centímetro, si hace un sonido, si respira poco, lo que sea, haces una llamada a mi celular.
-Entendido.
-¿Necesitas algo? -el sonido del seguro del portafolio hizo algo parecido a un crack.
-Sólo... Meredith ha estado un poco más pálida de lo normal, necesito dinero para conseguir vitaminas de las más fuertes.
-Bien -Lottie escuchó que rebuscaba entre sus cosas, seguramente era el cheque. Un minuto fue suficiente. ¿Cuántos ceros le habría puesto? ¿Y si le pedía dinero a Aaron para guardar por cualquier problema?
-Gracias, si algo pasa le llamaré enseguida.
-Eso espero. ¿Westie está bien de salud?
-En perfecto estado.
Como si eso le importara, pensó la pelirroja mientras se ponía de pie para salir.
-Debo irme, tengo una junta de negocios, pero volveré pronto. -Ella abrió la puerta sin ganas de mirar a su padre-. Hey, Westie. ¿Quieres algo? Quizás algunos libros, películas nuevas...
-No, estoy perfectamente. Se te hace tarde -dijo para animarlo a irse de la casa, no soportaba su presencia.
-Nos vemos -le dio el beso en la frente y bajó las escaleras con prisa. Una vez que ambos se aseguraron de que se haya ido, Aaron le dio el cheque con letra cursiva.
-Es mucho dinero y mamá... -Charlotte negó una sola vez ante la idea de tomar el dinero.
-Es para ti. Tu madre está bien. Le suministro vitaminas a diario. Anda, toma -movió la mano de una forma insistente.
-Gracias, me va a servir para los ahorros, por si algo pasa. En serio, gracias Aaron. -Le dio un abrazo y bajó al jardín para realizar una llamada.

Kilómetros [En pausa y en edición] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora