Fin de año

421 34 4
                                    

-Nana... -Lottie le detuvo las cálidas manos con delicadeza, mirándola con ternura-, recuerdo todo perfectamente. Puedes irte tranquila, recuerda que son tus vacaciones, bueno... -rió ante sus pensamientos- son sólo tres días pero eso no significa que dejen de ser vacaciones, días libres para ti, mi nana.
La mujer sonrió finalmente relajando el rostro.
-Confío en ti, mi niña. Nos vemos en unos días, no olvides comer bien. Te adoro.
Los labios de Rose se posaron en la frente de la pelirroja para dejar un suave beso lleno de dulzura y sus brazos la rodearon en un abrazo fuerte.
-Te adoro también, nana. Te llamaré a media noche.
-Ya te extraño.

El chófer del taxi pidió permiso para llevar las maletas al auto amarillo con franjas rojas y ambas asintieron a ello para luego seguir al señor y atravesar el pórtico, los siete escalones que bajaron parecieron una eternidad. Lottie iba a extrañarla esos días de su ausencia, aunque tendría tiempo libre para disfrutarlo en lo que sea, incluso para conectarse con sus pensamientos y divagar.
La despedida fue muy rápida pues a ninguna le agradaba la idea de hacerlo peor, así que en un abrir y cerrar de ojos el auto ya estaba emprendiendo su camino en dirección al aeropuerto. Y estando en la acera mirando la escena, su móvil vibró repetidas veces.

Cameron Duncan
En línea

Dicen que si pides un deseo a una estrella con mucha fuerza, puede cumplirse. 🌌
¿Qué dices?
Hoy a las 09:40 pm

¿Por qué no?
A esa hora estaré lista. 😁

Perfecto.
Desearé una estrella pelirroja. ;)

Ya la tienes. :)

Quería asegurarme de que fuese cierto.

Te escribo a esa hora, Ron.

Hecho, linda. 👍

Charlotte apagó la pantalla del móvil y este mostró su reflejo en tonos oscuros, podría imaginarse con las mejillas rosadas con las pecas tan singulares haciéndola parecer dulce.

● ● ●

Los hermanos Duncan resultaban estar más ocupados que los padres pues los dos se encargaban de realizar la fiesta para la familia paterna, ya que la materna vivía en otro lado y pocas veces se veían. La lista iba así: Camille era responsable de la comida y la decoración dentro de la casa, mientras que a  Cameron le tocaba la de afuera y la ambientación. Lo cierto es que ninguno se quejaba, la familia era muy unida, todos convivían perfectamente y las únicas discusiones han sido por errores pequeños que cualquier humano comete, es por ello que planear la fiesta no les era una pérdida de tiempo.

-¿Ya tienes la música? No quiero que al final nos quedemos sin eso, es lo mejor de todo.
-Tu hermanito nunca falla. Lo sabes -le mostró el USB listo para conectarse a un amplificador.
-Bien, cuídalo mucho. Ahora... ¿qué hay en esas cajas? -la chica de cabello negro azabache bajó la mirada a un par de cosas que resaltaban al brillar.
-Alexander le dejó esto a papá ayer cuando salí al supermercado con mamá, le di un par de billetes a cambio de que me consiguiera algunos adornos. No dudo de su estilo, ya revisé todo y está perfecto para la fiesta, ahora te toca -le dio una de las cajas- papá te ayudará, yo tengo otras cosas por hacer.
Camille lo miró extrañada tomando entre sus brazos lo que le ofreció. Juraba recordar cada último día del año, él y ella decoraban todo al mismo tiempo, a veces terminaban con los adornos encima de ellos pero era divertido, le costaba creer que este no sería igual, para Camille no sólo era una costumbre y un momento de hermandad, sino también el día que más convivían.
-¿Qué es más importante que esto? -suspiró antes de hablar con un gesto de tristeza.
-Hacer feliz a alguien más -se llevó una caja más pequeña con él al marcharse a su habitación.

Kilómetros [En pausa y en edición] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora