Kilómetros [En pausa y en edición]

¿Qué somos?

-Solamente faltan cinco minutos para que den las doce -Charlotte comentó de la nada mirando la hora en el móvil, habían hablado casi por dos horas, apenas podía creerlo.
-Vaya, me siento afortunado de alguna manera.
-Sí, eres muy afortunado de que te dedique mi último día del año y el primer día del que viene -sonrió bajando la mirada y unos mechones rojos cayeron sobre su rostro.
-Char, ¿quieres comenzar tu año conmigo? -Cameron ya estaba sentado en el suelo con las pequeñas luces navideñas decorando el balcón, y aún así no pudieron opacar las estrellas.
-¿Qué implica? -observó la luna por encima de ella, esta iluminaba todo el espacio donde estaba, al igual que una parte de su habitación.
Él se pasó una mano por el cabello ondulado, gesto naturalmente común cuando se sentía cómodo con alguien o cuando estaba nervioso.
-Quiero seguir siendo parte de tu vida, no sólo este año que viene, sino todos los que tengamos en esta vida y en otras. Cambiaste mi mundo de una manera increíble que nunca imaginé. Y cada que despierto siento la necesidad de saber de ti, de que me cuentes cualquier cosa. Simplemente me conformo con que no me olvides.

No quiero olvidarte, pensó Charlotte después de escuchar su respuesta, se le hacía el chico más dulce que jamás había conocido.
-No puedo dejarte ir, Ron. Ya no puedo sacarte de mi vida, es muy tarde.
-Buena elección -la hora cambió y Cameron supo que estaba iniciando otro año y también algo entre ellos, algo extraño y diferente, más allá de sólo una amistad-. Feliz año nuevo, Charlotte.
-¿Prometes quedarte a pesar de la distancia?
-Sí. No es una promesa, es una afirmación.
-Entonces feliz año nuevo para ambos.

Hubo otro silencio, algunos fuegos artificiales se hicieron escuchar muy a lo lejos bajo la noche, y diez minutos llegó la calma.

Cameron se sentía de verdad muy afortunado, logró hacer feliz a su pelirroja, lo supo por las pequeñas risas que soltó al contarle cosas divertidas de su vida.

No es necesario tener a una persona frente a ti para hacerle ver que todo está bien, que no está sola, él lo entendió.

Charlotte agradeció a las estrellas por darle la oportunidad de hacer que sus caminos se cruzaran, probablemente sin él ese día se sentiría demasiado pesado, él la comprendía, le hacía olvidar la realidad por mucho y le daba una mano a la distancia de la cual se había sostenido desde que lo conoció.

-Ron, será mejor que termine la llamada, no te he contado pero Aaron acaba de regresar después de un mes, no puedo dejarlo solo. ¿Está bien?
Ahora él no quería dejarla por nada.
-Sí, saluda a quien sea que esté de mi lado. Oh, y dale las gracias por dejarte tener esta cita conmigo, ha sido genial.
-Por supuesto que no, el saludo es lo único que llegará. Gracias por la noche, la he pasado de lo mejor.
Cameron movió el brazo en señal de triunfo, o algo parecido y sus labios gesticularon silenciosamente un: "Yeah!".
-Se repetirá cuando tú quieras. Descansa, Char. Te escribo luego.
-Descansa, Ron. Que te mejores... -bromeó con la mentira que él usó de excusa para escapar.
-Dos días en reposo, recuerda. Más te vale que me cuides muy bien.
-Ni lo sueñes.

Ella terminó la llamada, entró a la habitación por la puerta del balcón y luego bajó hasta la habitación de su madre. Llevaba en su rostro una sonrisa enorme, era irreconocible, por mucho tiempo no se le vio tan emocionada.
Abrió y casi corrió a abrazar a Aaron, quien tenía el cuerpo recostado en el sofá con el control remoto en la mano.
-¡Te quiero demasiado! -exclamó Lottie y luego recordó que no eran los únicos, también estaba su mamá. Ojalá se despertara con los gritos.
-¿Qué te ha pasado? -la rodeó con un brazo riendo, pero Lottie no supo si se reía de su repentino momento de amor o por las personas besándose "ridiculamente", como él le llamaba, frente a las cámaras en año nuevo.
-Nada, ¿sigues mirando eso? Ya han pasado quince minutos. ¿Por qué rayos siguen besándose? -frunció el ceño mirando a la televisión.
-Porque les encanta recibir el año. Apuesto a que en una semana ya se están peleando nuevamente -bufó el chico.
-A tus veintiseis años deberías conseguirte una novia, y como me adoptaste, tengo que aprobarla. Tampoco quiero que te vuelvas amargado.
Él estiró el brazo para dejar el control en la mesita donde estaba una jarra de agua, un plato de comida y cientos de medicamentos.
-¿Cómo voy a conseguirme una novia si estoy aquí todo el tiempo? No es que me queje, pero no hallaré una al ir al supermercado o en la farmacia, y no me estoy quejando.
Ella lo miro de mala gana, odiaba cuando se ponía en plan de negatividad.
-¡Claro que te estás quejando!, nana Rose cuida bien a mamá con sus medicinas, no te tomas el tiempo libre que te damos, ¿y sabes por qué? Tienes miedo de enamorarte.
Como papel de hermana menor adoptiva, ella tomaba su lugar a la perfección.
-Lottie, no tengo miedo, es mucha responsabilidad.
-Y tú eres responsable, tonto -rodó los ojos y él sonrió.
-¿Desde cuando estás a favor del amor? Antes de irme pensabas igual que yo. ¿Es acaso ese chico de la cita quien te hizo cambiar de opinión?

La pelirroja escondió el rostro en una de los cojines a un costado de Aaron.
-¡No fue una cita! -gritó pero no se escuchó tanto por el cojín.
-A que si lo fue -él tomó ventaja de tenerla encima y empezó el ataque para que hable, las cosquillas le sacaban la verdad, tarde o temprano, más a favor la segunda palabra.
-No, no, no. No esta vez... -soltó carcajadas levantando la mirada-, sí, fue una cita y te manda saludos. Me rindo, ¡olvida las cosquillas, Aaron!
Se dejó caer al suelo.
-Sabía que no podías ser tan dulce, nadie sabe que escondes maldad en ti, pequeña.
-Sólo tú lo sabes, y más te vale que mantengas la boca cerrada o pondré tu foto en un sitio para buscar parejas -le dio una mirada traviesa a lo que Aaron abrió la boca para reclamarle y luego la cerró cuando lo pensó mejor.
-Bien, no diré nada. ¿De qué se trata todo eso de la cita? ¿Es un buen chico?
-No creo que pueda juzgarlo, las personas nunca terminan de conocerse, Aaron. Pero hasta ahora lo ha sido, nos tenemos el uno al otro. Lo demuestra todos los días.
-¿Qué son? -al chico le fascinaba hacer preguntas de ese tipo, donde la respuestas eran más para uno mismo, así no tenía que intervenir y dar consejos que ni él toma.
-Somos... -Lottie fingió perder tiempo sentándose frente al sofá en el suelo, lo estaba pensando demasiado porque no tenía idea- mejores amigos.
-Ten en cuenta que los mejores amigos no tienen citas así. Deberías averiguarlo, bonita.
Él volvió a acomodarse en el sofá para seguir mirando la televisión y ella hizo lo mismo sin moverse del mismo lugar, aunque su mente daba vueltas a lo que Aaron había dicho.

● ● ●

Theo miraba varias fotos guardadas en una caja, las había sacado para torturarse a sí mismo. En cada una de ellas siempre estaba Charlotte, no importaba el lugar, las personas o la situación, ella no podía faltar. La caja era de ambos, pero él se lo quedó cuando este se marchó. En su departamento no había nadie más que él, sus padres estaban molestos por haberse marchado y no le escribieron ni un mensaje, lo cierto era que no le importaba, regresó por una razón muy fuerte y mirar atrás no contaba como una opción.

¿Debería mandarle mensaje o llamarla? ¿Qué le diría?
Le dio enviar y esperó.

Theo Hanks

Charlotte, sé que si te llamo vas a ignorarme, por eso decidí mejor enviarte un mensaje por Whats App. Lamento mucho lo que pasó estos días pero te he echado mucho de menos, no voy a pedirte nada más que sólo estar a tu lado, tomaré palabra, seremos amigos, nada más que eso. Te quiero, feliz año nuevo.

● ● ●

Anderson tomó el móvil antes de acostarse a dormir, tenía dos mensajes en Whats App: Theo y Cameron.

Theo Hanks

Trato hecho.
Feliz año nuevo, Theo.

Cameron Duncan

Olvidé mencionar que me gusta tu voz. Dulces pesadillas, sueña conmigo.

Si niego que me gustó la tuya, estaría afirmando. Entonces lo sigo negando. Hasta luego, Ron.

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Les he traído otro capítulo, espero subir el próximo muy pronto, aunque trabajaré más en ello para hacerlo largo como lo merecen.
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