Jos me ha dado de almorzar y de comer. Estoy sorprendida de lo deliciosa que es su comida, sin embargo, no me ha desatado para nada.
Freddy ha entrado por la tarde a preguntarme cosas sobre mi familia. Yo, por supuesto, no he respondido absolutamente nada. Él me ha golpeado un par de veces, frustrado, pero no he abierto la boca.
No pienso hablar con ninguno de ellos. No pienso dejar que extorsionen a mi familia. Jamás me lo perdonaría. Villalpando entró más tarde, con agua y comida, pero le pedí que me dejara sola.Al caer la noche, estoy tan molesta que no puedo dejar de maldecir mentalmente a aquella bola de imbéciles. Jos no ha aparecido después de la comida, por lo que puedo adivinar, me ha dejado sola. A merced de Villalpando y Freddy.
Estoy sucia, malhumorada, adolorida y asustada.
Muero por una ducha y una muda de ropa, pero sé que no van a dármela. No puedo dejar de pensar en mi mamá. En la angustia y desesperación que debe estar pasando ahora mismo. Hasta donde sé, no han pedido el rescate y no lo harán hasta dentro de un par de semanas, cuando mi familia esté enloquecida por encontrarme. Sólo así conseguirán el dinero que desean. Son bastante inteligentes.La puerta se abre, pero yo ni siquiera me inmuto. —Hola —la voz de Jos llega a mí y de pronto, me encuentro ansiosa por saber dónde se había metido.
Hago acopio de toda mi dignidad y me quedo callada, a pesar de que quiero atiborrarlo de preguntas y agradecerle que haya venido.
—¿Te han traído algo para cenar? —inquiere y escucho su voz bastante cerca.
Yo sigo sin responder.
—¡Oh, vamos, _____!, creí que habíamos superado la parte en la que actuabas como una niña de diez años. —bufa.
No digo ni una sola palabra.
—¿No vas a hablarme? —pregunta, tras un silencio mortal.
Escucho un suspiro pesado y exasperado. —Bien. Como quieras. —dice y tira de mis pies, haciéndome caer sobre mi espalda. Yo chillo, más por sorpresa que por dolor y siento cómo sus manos trabajan en las ataduras de mis tobillos. De pronto me ha liberado de ellas y me está ayudando a incorporarme.
Mis piernas gritan de dolor y satisfacción al sentir circular la sangre por mi cuerpo. Jos me guía por la habitación y de pronto, escucho cómo abre la puerta. Me guía hacia afuera y camino a tientas, lenta y torpemente. Quiero preguntarle a donde me lleva, pero no quiero tragarme mi orgullo, así que me muerdo la lengua para quedarme callada.
Escucho como abre otra puerta y entramos a otra habitación. Me desata las manos lentamente y dice—: Quítate la ropa. —su voz resuena y sé que estamos en un baño.
—¿Qué? —jadeo, olvidándome de la ridícula ley del hielo que le hacía.
—Te he dicho que te quites la ropa. —dice, tranquilamente.
Un nudo en la boca de mi estómago me invade. ¿Va a violarme?, ¿Jos va a violarme?
—N-No, p-por favor, no —tartamudeo. Estoy aterrada, temblorosa y quiero llorar.
—¡Oh, Dios!, ¡Dios, no! —jadea él. —, ¡No voy a forzarte a nada, _____!, ¡Por Dios!
Mi cuerpo se relaja una milésima de segundo y pregunto—: ¿E-Entonces p-por qué...?
—Porque te he comprado un poco de ropa para que tomes una ducha y quiero llevarme esa que tienes para lavarla. —dice, frustrado.
—N-No me voy a desnudar delante de ti —digo, intentando reponerme del susto.
Escucho un resoplido de fastidio. —No tienes absolutamente nada que no haya visto antes. —dice, y escucho la pedantería en el tono de su voz.
Yo frunzo mi ceño y digo —No me voy a desnudar estando tú aquí.
—Y yo no voy a dejarte sola ni un segundo si estás desatada. —suelta.
Aprieto mis ojos. Él es uno de ellos. Él no tiene la más mínima intensión de liberarme, ¿Por qué habría de dejarme bañar sola?
Me trago toda mi dignidad y comienzo a quitarme las prendas lo más rápido que puedo. Mis converse, mi vieja sudadera, mis vaqueros, mi leotardo de baile, mis calcetines, mi sujetador y mis austeras bragas de algodón.
Tomo una inspiración profunda y me muerdo el labio inferior, intentando no llorar delante de él. Esto es humillante y denigrante.—¿Ya? —inquiere.
Mi ceño se frunce y espeto, furiosa—: ¿Qué no estás mirando?
Jos no dice nada, sólo escucho cómo comienza a caer el agua y la habitación se llena de vapor caliente. Siento a Jos caminar a mí alrededor, con torpeza. Se coloca detrás de mí y desata la venda de mis ojos.
—No iba a mirarte desnuda, pero tampoco iba a decirte que me iba a girar. Podrías atacarme por la espalda —susurra a mi oído y me estremezco por completo. —. Y, ¿ahora mismo?, tengo los ojos cerrados. Yo te respeto, _____.
Antes de que pueda responder, Jos se aleja de mí y cierra la puerta. Yo intento volverme para verle la cara, pero la luz me ciega por completo. Es la primera vez en veinticuatro horas que veo algo que no sea la negrura de la venda. El baño es bastante pequeño, parece estarse cayendo, pero es limpio. Observo hacia arriba de las paredes, en busca de alguna ventana.
—No intentes nada estúpido, _____. Estoy justo aquí afuera y tengo un arma que estoy dispuesto a usar para detenerte. —dice Jos, como si me hubiese leído el pensamiento, del otro lado de la puerta.
Una punzada de culpabilidad mezclada con agradecimiento se filtra dentro de mi pecho. Jos es un poco impredecible. Un segundo está haciendo toda clase de cosas dulces por mí y al otro me dice que, si intento escapar, va a dispararme. Miro el agua correr por el suelo y me introduzco en la regadera, sintiendo el agua caliente golpeando mis músculos.
Me alarmo cuando veo un poco de sangre mezclada con agua y me toco la cabeza. Recuerdo los golpes que me dieron en la cabeza los idiotas de Freddy y Villalpando y los maldigo. Estoy segura de que ellos me han hecho eso.
Restriego mi cabello con el shampoo que Jos ha dejado en la regadera, y luego tallo mi cuerpo con la barra de jabón. Me pregunto en qué clase de lugar estamos, si es una casa, una cabaña o un departamento.
De pronto, me encuentro llorando, desesperada, aterrorizada y confundida. Quiero ir a casa, quiero abrazar a mi madre, quiero besar las mejillas de mi padre y quiero bailar. Quiero que todo sea como antes, y sé que, aunque algún día logre salir de aquí, ya nada será lo mismo. Yo ya no voy a ser la misma.Jamás voy a tener el valor de salir de casa por el miedo a que me atrapen. Jamás voy a tener el valor de salir por la noche, jamás voy a confiar en desconocidos por miedo a que me hagan daño...
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Cautiva..! {JosCanela y tu}
FanficEsta historia no es mia.. pero la quise adaptar porque ami me gusto mucho y espero a ustedes tambien les guste a ustedes asi que creditos a quien correspondan ..!