Cautiva..! {JosCanela y tu}

Cap. 35

—Lamento mucho que las cosas tengan que ser de ésta forma —dice Freddy negando con la cabeza, con fingido pesar.

—Eres un hijo de perra —espeta Jos. Mi corazón se estruja dentro de mi pecho al escuchar cómo aún tiene la voluntad de pelear. Jos es un guerrero. No le importa si está atado a una silla. No le importa si está a merced de alguien como Freddy. Jos no va a bajar la cabeza ni un solo minuto.

Un golpe es atestado a la cara de Jos y me cubro la boca con una mano, reprimiendo un grito.
Estoy temblando. Las lágrimas amenazan por salir de mis ojos, pero me obligo a mantenerme tranquila. Tengo que hacer algo. Tengo que evitar que le hagan daño a Jos, y tiene que ser rápido. No estoy segura de cuánto tiempo le tome a Alonso recuperar la conciencia y bajar en mi búsqueda.

—¿Por qué tuviste que hacer las cosas de ésta manera, Jos?, ¿Por qué no te limitaste a hacer lo mismo que nosotros? —Freddy chasquea la lengua, haciendo una mueca de fingida tristeza—. Ahora voy a tener que matarte.

Jos no responde y Freddy se inclina hacia él para mirarlo. —¿Y sabes qué es lo peor?, que después de ti, sigue tu pequeña puta de allá arriba.

Un escupitajo manchado de sangre golpea el rostro de Freddy, y él gruñe de coraje limpiándose la cara. Jos acaba de escupirle a la cara.
Otro golpe es dirigido a Jos y no puedo seguir mirando. Tengo que hacer algo. Tengo que hacerlo. Ahora.

Tomo la empuñadura de la pistola y retiro el seguro, apuntando justo como Jos me ha enseñado. Tiro de la corredera sólo para asegurarme de que hay una bala dentro de la recámara de la pistola. Trago duro y apunto en dirección a Freddy.

¿Realmente voy a hacer esto?, ¿Realmente voy a dispararle a una persona?... Freddy levanta su arma y tira de la corredera y coloca el cañón de la pistola en la frente de Jos. Es toda la motivación que necesito. Tomo una inspiración profunda. Las manos me tiemblan. Tengo un nudo en la garganta y otro en la boca del estómago. Estoy sudando frío. Estoy aterrorizada. ¿Y si fallo?...
Cierro los ojos. Inhalo una vez más.

Abro los ojos...

Tiro del gatillo.

El estallido es tan fuerte que por un momento, me zumban los oídos. Me siento desorientada. Apenas soy capaz de escuchar los ladridos de Diablo. Mis manos me duelen. Estoy sosteniendo la pistola y todo mi cuerpo está temblando. He disparado. ¿Fallé?

¿Fallé?...

Busco frenéticamente en la habitación y mi visión se enfoca en Freddy, tirado en el suelo, con una mano cubriendo su hombro, gritando de dolor.

"¡REACCIONA!" me grita mi cabeza y me precipito en dirección a Jos.

Me detengo en seco cuando llego frente a él. Su cara está mallugada por los golpes. Tiene un ojo hinchado y amoratado. Hay un corte en su ceja izquierda y tiene sangre seca en la nariz. Su labio inferior está reventado y está sangrando.

Me apresuro y desato sus manos con los dedos temblorosos. Freddy sigue gruñendo en el suelo y, cuando veo que está a punto de levantarse, apunto el arma en su dirección una vez más.

—¡No te atrevas a moverte! —grito y me sorprende que mi voz se escuche firme.

Freddy mira la cercanía de mi arma apuntando directo a su cabeza y palidece.
Jos se tambalea y toma el arma de Freddy, que yace en el suelo. —L-Lo tengo —tartamudea y lo miro.

—¿Estás bien? —pregunto y mi voz se quiebra.

Él asiente sin mirarme. —¿Y Alonso?

Yo miro en dirección a las escaleras. —Le he golpeado en la cabeza, pero no sé cuánto tiempo más esté inconsciente —respondo. Estoy nerviosa. Estoy aterrada. Quiero salir de aquí ya.

Jos atesta un golpe con la culata de la pistola en dirección a Freddy y éste grita tan fuerte que los vellos de mis brazos se erizan. —Levanta las jodidas manos —la voz de Jos es hielo.

Freddy no se mueve y Jos lo patea con fuerza. —¡Manos arriba! —grita y Freddy gime de dolor mientras alza las manos, temblorosas.

Jos revisa los bolsillos de Freddy y toma una pequeña pistola que guardaba en uno de los bolsillos delanteros. Es ahí cuando caigo en cuenta; Jos lo golpeó porque  intentaba llegar a esa arma.

—Vámonos de aquí —dice Jos sin despegar la mirada de Freddy.

Diablo ladra como loco y me precipito hasta la puerta. Jos camina hacia atrás, sin dejar de apuntarle a Freddy con el arma.
En cuanto ponemos un pie fuera de la cabaña, nos echamos a correr.
Jos jadea con dolor y quiero detenerme para revisar sus heridas, pero él tira de mi brazo y seguimos corriendo. Diablo nos lleva una ventaja de cerca de tres metros de distancia y nos espera de vez en cuando. Estoy cansada, estoy fatigada, las piernas se me doblan y no puedo creer que haya perdido la condición física tan rápido.

Estaba acostumbrada a ejercitarme muchísimo y ahora no puedo correr más de diez minutos sin sentirme fatigada. Me obligo a mantener el paso.

Un estallido resuena a mis espaldas y chillo del miedo. Mierda nos vienen siguiendo. Nos vienen siguiendo. Nos vienen siguiendo.

Las ramas de los árboles me golpean y las piedras del camino se entierran en la suela de mis zapatos. Siento la bilis subiendo a mi garganta cuando otro estallido se escucha aún más cerca. Lágrimas calientes caen por mi rostro y no puedo ver nada. No puedo dejar de correr. No puedo dejar de llorar. No puedo dejar de pensar en qué es lo que pasará.

Un estallido retumba y Jos cae al suelo, jadeando de dolor. Le dispararon. Le dispararon.

¡Le dispararon!