No he podido ver a Jos el día de hoy.
Me cuesta bastante trabajo pensar en él como un chico llamado "Jose Miguel", un chico real, con un nombre real, con una vida fuera de aquí... Jos solía ser una parte surrealista de lo que estoy viviendo y sólo saber su nombre, hace esto más real.
Hace de mi realidad algo más aterrador. No he podido probar bocado. Villalpandod ha intentado hacerme comer varias veces, pero yo no tengo hambre. Simplemente no puedo dejar de pensar en mi familia. En lo que debe estar pensando mi madre y en la cantidad de dinero que debe estar gastando mi padre en investigadores privados.Pienso en mi pequeña hermana Celeste. Aquella pequeña pulga saltarina que se pone mi ropa y arruina mi maquillaje. Jamás creí extrañar tanto la manera en la que suele fastidiarme.
Jamás creí que pudiera pasarme a mí algo como esto y, una vez más, odio a Villalpando, Freddy y Jos por tenerme aquí.No tengo idea de qué hora es, sólo sé que me duelen mis muñecas y mis tobillos por estar amarrada.
Freddy no se ha aparecido para nada y me siento completamente agradecida. No quiero toparme con él. Me asusta hasta la mierda y creo que, mientras más lejos esté de mí, es mejor.La puerta se abre lentamente y yo no me muevo en lo absoluto. —Vaya, vaya, vaya... Nuestra pequeña bailarina ha aceptado su destino. —la voz de Freddy resuena en la habitación y me tenso por completo del miedo. Suena más arrastrada de lo normal, así que me atrevo a decir que está borracho.
—¿Sabes algo?, ese que tienes ahí es un muy bonito trasero. —dice, mientras escucho sus pisadas resonando cada vez más cerca de mí.
De pronto, siento una mano grande ahuecando mi trasero. Apretando con fuerza.
Yo jadeo, aterrada, mientras aprieto los dientes, intentando tragar el nudo que está formándose en mi garganta.
—Oh, vamos, déjame tocarte. ¿No eres acaso una pequeña zorra?, yo sé que te gusta que te toquen. —canturrea, deslizando sus manos por mis piernas.
—¡No! —jadeo, mientras siento cómo sus manos se deslizan descaradamente por la parte baja de mis caderas.
Siento una mano ahuecando uno de mis pechos y me siento enferma. —¡NO! —grito, retorciéndome lo más que puedo, intentando quitar sus manos de mi cuerpo. Estoy aterrada y no puedo hacer mucho atada.
Una mano se desliza por debajo de mi blusa y lo siento acariciarme por encima del sujetador.
—¡SUÉLTAME, CERDO! —grito frenéticamente, intentando alejarme de él.
—¿Te gusta hablar sucio, cierto? —dice, sosteniéndome en mi lugar con el peso de su cuerpo.
—¡AUXILIOOOO! —grito cuando siento sus asquerosas manos deshaciendo el botón de mis pantalones.
—Nadie va a venir a ayudarte, pequeña puta. —se burla. Siento su aliento alcohólico a pocos centímetros de mi rostro y le escupo en la cara.
Un gruñido sale de sus labios y me abofetea fuertemente. Jadeo por la sorpresa y el dolor antes de comenzar a retorcerme cuando comienza a bajar mis pantalones.
Logro golpearlo con mis pies un par de veces y Freddy maldice antes de golpearme una vez más.—¡SUÉLTAME!, ¡NO!, ¡POR FAVOR, NO! —grito.
Lágrimas comienzan a bajar por mi rostro cuando siento sus manos bajando mi ropa interior. Sigo luchando, golpeando, retorciéndome lo más que puedo, pero Freddy vuelve a golpearme, ésta vez con el puño cerrado, justo en la nariz.
Siento algo caliente corriendo por mi rostro y sé que es sangre. Estoy temblando, llorando de impotencia y rabia.
Siento cómo abre mis piernas y me preparo para lo peor. Ahogo un sollozo cuando siento algo duro contra uno de mis muslos. Nadie va a ayudarme.
Un dolor punzante atraviesa mi cuerpo cuando lo siento entrar y grito de impotencia y rabia. No puedo creerlo. No puedo soportarlo. No puedo creer que haya perdido mi virginidad a manos de un cerdo secuestrador. No puedo creer que Villalpando no haya hecho nada para ayudarme y no puedo creer que siga esperando que Jos aparezca para salvarme cuando sé que ya es demasiado tarde.
Duele demasiado. Tanto que lloro aún más cuando comienza a moverse dentro de mí rudamente. Yo no dejo de sollozar y de llorar. Siento mi sangre gotear por mi nariz mientras él me sostiene la cabeza, pegándola al suelo con brutalidad, mientras lloro y sollozo sin parar.
Me duelen todos y cada uno de sus movimientos dentro de mí. Como si me hubieran atravesado con una vara metálica.
Cierro los ojos, rezando a Dios que termine pronto. Estoy temblando, me siento asquerosa, quiero morirme en éste momento y entonces, sale de mí.Abro la boca para gritar, pero ningún sonido sale de mis labios. Me encojo a mi misma en el suelo y no soy capaz de procesar nada en éste momento más que el hecho de que acaban de violarme. Acaban de terminar con la poca dignidad que me quedaba y quiero morirme. Quiero que me maten. Hubiera preferido que me mataran.
Soy vagamente consiente de los gruñidos varoniles y me pregunto por un momento si Freddy aún está violándome y yo estoy lo suficientemente conmocionada como para no notarlo, pero entonces, escucho los gritos.
—¡ERES UN JODIDO HIJO DE PUTA!, ¡NO TIENES RESPETO POR NADA, FREDDY, MALDITA SEA! —grita una voz que conozco.
De pronto, escucho un golpe seco y un gemido de dolor.
—¡LA VIOLASTE, IMBÉCIL! —la voz suena más animal que humana. Otro golpe y otro gemido.
Cierro mis ojos con fuerza y aprieto mis piernas, una con la otra. Siento mucho dolor y algo húmedo corre entre ellas. Quiero vomitar. Me siento asquerosa. Soy una masa temblorosa y llorosa. Quiero que todo esto termine. Quiero abrir los ojos y que todo esto sea una pesadilla.
De pronto, siento cómo me cubren con una manta. Deshacen mis ataduras y me levantan del suelo.
Me quitan la venda de los ojos, pero a éstas alturas no me importa. Reconozco la loza del suelo del baño. Estoy sentada en ella. Abren el grifo de la regadera y el agua caliente me golpea la espalda. Estoy temblando y no he dejado de llorar.
Noto el agua mezclada con mi sangre y aprieto los dientes, para evitar gritar de coraje.
—L-Lo siento. —tartamudea la voz de Joa. Se entrecorta, pero yo no puedo parar de llorar. —. Lamento haber llegado tarde, _____.
Siento cómo restriega mi cuerpo con una esponja y jabón, pero no es suficiente. Me siento sucia, asquerosa...
—D-Déjame ver —gruñe Jos, separando mis piernas.
A estas alturas, ni siquiera me importa si me ve desnuda. Acaban de violarme. Acaban de arruinarme la vida. Dejo que abra mis piernas y jadeo al ver la sangre que corre entre ellas.
—¿E-Eras virgen? —escucho cómo la voz de Jos se corta y yo sollozo aún más fuerte antes de asentir rápidamente.
—¡Oh, Dios mío!, ¡Oh, Dios mío!, ¡Voy a matarlo! —gruñe, y sé que va a levantarse para seguir golpeándolo. Yo ni siquiera lo miro cuando lo detengo por el brazo.
—M-Mátame a mí —suplico, con la voz entrecortada. —. P-Por favor, m-mátame a mí.
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Cautiva..! {JosCanela y tu}
Hayran KurguEsta historia no es mia.. pero la quise adaptar porque ami me gusto mucho y espero a ustedes tambien les guste a ustedes asi que creditos a quien correspondan ..!