Capítulo 1

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-Hemos terminado, lo nuestro... - cojo aire antes de continuar, pasando una mano por mi cabello, como si eso ayudase a hacer el proceso menos duro - Lo nuestro se ha acabado.

-Kate, por favor - Él insiste, pero yo niego. Puedo ver el brillo en sus ojos, la desesperación en su mirada. También él pasa una mano por su cabello, intentando encontrar las palabras que me hagan quedarme, pero esta vez no lo va a conseguir. He tomado una decisión, y es lo mejor para los tres.

Giro la cabeza hacia la puerta, observando mi pequeña maleta, de color púrpura, junto a un bolso de deporte, en el que he metido las cosas de Emily, lo que considero necesario para unos días. Volveré a por el resto de nuestras cosas en los próximos días, cuando sepa que Rick no está en casa.

A pesar del nudo en mi garganta, de mis ojos hinchados y del gran dolor que siento dentro de mí, como si me estuviesen apuñalando el corazón, sé que ha llegado el momento. Evito mirar a Rick, pues a pesar de todo lo que me ha hecho, lo que nos ha hecho, siento cómo mi corazón se parte en pedazos al verlo así. Aunque no se lo merezca, aunque todo esto haya sido su culpa.

Me levanto, acariciando inconscientemente el anillo en mi dedo anular, ese que significaba todo para mí y ahora solo es un recuerdo de dolor, de traición. Echo un rápido vistazo al salón, clavando la mirada por un par de segundos en la puerta de nuestro dormitorio, y siento cómo una lágrima acaricia lentamente mi mejilla. Pues que me esté marchando, no significa que duela menos. Este ha sido mi hogar durante unos años, el lugar donde mi amor por Rick se forjó, se intensificó, donde creció nuestra hija... Marcharme significa decir adiós a muchas cosas. Sin embargo sé que en el fondo no ha sido mi decisión, no he sido yo la que he puesto nuestra relación en peligro, la que lo he mandado todo al carajo después de tanto tiempo...

Mi mano izquierda se cierra sobre el asa de mi maleta, y justo en ese instante siento los pasos de Rick acercándose. Rodea mi cintura con su brazo, apoyando su nariz sobre mi hombro.

-Por favor, quédate - me susurra por última vez - Te quiero, Kate.

Suspiro antes de contestar, tratando de ser fuerte, a pesar de que no soy más fuerte que él, a pesar de que esto me está destrozando a mí más que a él. De hecho, ya ni siquiera sé si él de verdad siente eso por mí, ya sus palabras no tienen el mismo valor.

-Haberlo pensado antes de acostarte con otra - mis palabras salen claras y directas. Cogiendo el valor que necesito, aparto sus manos de mi cintura, agarro el bolso del suelo y abro la puerta, sin mirar atrás.

Él no intenta retenerme de nuevo, simplemente me deja ir, espero que sabiéndose consecuente de lo que ha hecho.

Cuarenta minutos más tarde llegó a la casa de mi padre. No será nuestro hogar permanente, necesito buscar un lugar para mí y Emily, un lugar que convertir en nuestro hogar, suyo y mío. Pero no puedo pensar en eso ahora, no todavía.

-Katie... - mi padre me mira, con cierto tono de pena, pero sobretodo, preocupación en su mirada - ¿Qué ha pasado? ¿Has discutido con Rick?

-Ahora no papá - le pido yo, pues todavía no me siento capaz de verbalizar todo lo que ha pasado. Ni siquiera he tenido el valor de contárselo a Lanie.

Él simplemente me deja pasar, sin borrar el tono de preocupación que cubre su cara, y me ayuda con el bolso y la maleta. Avanzo hacia el salón, donde encuentro a mi pequeña. Observa la televisión embobada, al mismo tiempo que remueve su pequeña mano en el interior de un pequeño paquete de galletas en forma de conejitos.

Mis ojos no pueden evitar llenarse de lágrimas y, sabiendo que sea como sea, tengo que ser fuerte por ella, que ambos tenemos que llevar esto con cierta naturalidad para que nuestra hija no salga perjudicada de todo esto, me acerco a ella cuidadosamente, envolviéndola en mis brazos.

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