Capítulo 24

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N/A: No me acaba de convencer del todo este capítulo, pero se queda así porque sino no sé cuándo podré actualizar de nuevo.

Gracias por el apoyo con el fic, por leerlo, por comentar, por marcarlo como favorito o por seguirlo!



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Cierro el libro cuando escucho la respiración acompasada de Emily. Acaricio su cabello, retirándolo de su cara, y beso su frente. Dejo el libro sobre su mesita de noche, al lado de su lámpara encendida, y me bajo de su cama con cuidado de no despertarla.

Bajo las escaleras, bostezando, y sorprendida de no escuchar ningún sonido en el piso de abajo. Por eso camino en silencio hasta nuestro dormitorio, parándome en la puerta entreabierta sin hacer ruido.

Castle está sentado sobre la cama, con su espalda apoyada en el cabecero, meciendo a nuestro pequeño bebé entre sus brazos. Sonrío con ternura al ver la escena.

-Sí, pequeñín, ya casi tienes 40 días - le dice en un tono meloso.

Ruedo los ojos y abro la puerta, quedándome apoyada en el marco de ésta. Castle me mira y yo alzo una ceja.

-¿En serio, Castle? - le pregunto, divertida.

-¿Qué pasa? - dice, encogiéndose de hombros, para dirigirse después a nuestro hijo - Cómo si mamá no tuviese ganas de hacer cosas de adultos, ¿verdad, pequeñín?

-¡Castle, no le digas eso!

-Vale, me callo. Me callo.

Vuelvo a rodar los ojos, y me acerco a su lado, sentándome junto a ellos. Es cierto que yo también tengo ganas de tener un tiempo a solas con Castle de nuevo, y mentiría si dijese que no estoy contando los días, pero también pienso que nos lo tenemos que tomar con calma. Todo es más difícil ahora que somos uno más.

Rick me pasa al bebé y beso su cabecita, cubierta todavía por una pelusa rubia, antes de mecerlo en mis brazos. Por un momento me siento completamente feliz. En realidad me he sentido así desde que el pequeño Alexander Johan llegó.

A pesar del susto inicial, ya que no lo esperábamos hasta un mes más tarde, todo salió estupendamente. Bueno, todo... a excepción de que tuvimos que esperar en casa a que mi padre llegase para quedarse al cuidado de Emily, 45 minutos; llegar al hospital, 30 minutos; y después esperar allí hasta que dilatara lo suficiente; unas dos horas. Y todo esto mientras me retorcía de dolor. Pero a pesar de eso, sí, todo fue estupendamente. El parto, de hecho, duró bastante menos tiempo que el de Emily.

Sonrío al recordar el momento en que las enfermeras pusieron al bebé sobre mi pecho. Inmediatamente pude sentir el calor de su piel, todavía mojada, contra la mía. Acaricié su pequeño cuerpo y besé su regordete moflete. Él lloraba pero a mí me parecía una música preciosa. Al igual que a Castle, quien no dudó ni un segundo en colocarse a nuestro lado para conocer a su hijo. Un niño. Precioso y sano. Yo elegí su primer nombre, Alexander, por ser el segundo nombre de Castle. Y él eligió el segundo, Johan, por mi madre.

Ambos observamos cómo duerme tranquilamente en mis brazos. De momento solo le encontramos parecido a Emily, que se parece a nosotros dos. Aunque todavía es pronto para decir nada, y todavía no hemos hecho la prueba de paternidad. No la hemos hecho porque sé que a Rick no le puede importar menos, desde que nació, incluso antes, ha sido su padre y solo hay que ver cómo lo mira para saber el amor que siente por él. Aunque yo necesito saber que él es su padre biológico, de momento solo he querido disfrutar de estar todos juntos.

Apenas unos minutos más tarde, Alexander comienza a llorar. Empieza con un pequeño quejido, y al no encontrar mi pecho comienza a llorar más fuerte.

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