Observé el teléfono incrédulo. ¿Mi papá me cortó la llamada?¿Acaso estará furioso? No lo sé, me dijeron que cuando papá enfurece, es mucho peor que ver a mi abuelo. ¡Y la gente me contó muchas historias sobre mi abuelo!
―¿Ya terminaste?― habló un policía a mis espaldas.
Asentí, él me tomó del brazo y, a la fuerza, me llevó hacia la celda donde mis queridos amigos estaban esperándome.
Los tres estaban sentados, y Dallas hacia el intento de tocar una armónica, al parecer el fastidioso sonido que producía irritaba a Ian, el cual, le quitó el instrumento de un manotazo.
―Dallas, ¡ni siquiera sabes tocar esta porquería!― exclamó.
El más pequeño se la arrebató y colocó el instrumento entre sus labios, haciendo sonar de nuevo una melodía para nada buena. Ian, fastidiado, se la quitó de nuevo y la lanzó por la puerta de la celda, haciendo que la porquería pasara volando por mi lado, rozando mi oreja.
―Perdón, Dy, no te vi.― imitó la risa de Madd.
―¿Cómo que no me viste?― hice una pausa.―¡Si cuando llegaba me guiñaste un ojo!― grité.
―Fue un tic.― se excusó.
―¿Ah si?
―Si― me guiñó de nuevo.― , ¿lo ves? Fue sólo un tic.
―Admite que estás enamorado de mi.― sonreí.
Él rodó los ojos.―En tus sueños, Shepard.
―Señor, ¿puede entrar y seguir discutiendo con su pareja allí dentro?― preguntó el policía, quien, parecía algo cansado con nuestra discusión.
―Está confundido, poli, no somos pareja.― Ian se señaló a él y a mi repetidas veces.
El guardia abrió la celda, me obligó a pasar y la cerró con llave.―Señor, lo vi guiñarle el ojo.
El guardia dejó a Ian con la palabra en la boca y salió por el pasillo. El nombrado recientemente, se acercó rápidamente a la celda, apoyó sus manos en ella y gritó:―¡No somos pareja!
Pasé por su lado y susurré en su oído:―Te lo dije, sientes algo por mi.
―¡Aja! ¡Y yo salgo con Angelina Jolie!― gritó el guardia a lo lejos.
Ian, enfurecido, se acercó a mi, su rostro estaba demasiado cerca, demasiado.
―¡Todo esto es tu culpa!
―¿Mi culpa?― cuestioné.
―¡Si!― gritó.―¡El guiño no era para ti, era para...!― calló.
Lo observé curioso, Dallas y Noah, quienes veían nuestra pelea divertidos, se acercaron a él. Ian suspiró frustrado, rodó los ojos y se dejó caer al piso. Gruñó cuando su trasero impactó con el suelo sucio de la prisión.
―¿Y?― le dije para que continuara.
―El guiño era para― rascó su nuca.― , Maddison.
Todos le observamos sorprendidos, volteamos hacia la salida para ver si en verdad ella estaba, pero no. Volvimos nuestra mirada a él, Ian observaba el piso, mientras hacia garabatos que podían verse, ya que había mucho polvo.
―¿A qué te refieres?― pregunté enfadado.―Tu más que nadie sabes lo que vivimos ella y yo, Ian.― intenté hablar tranquilamente.
No podía hacerlo, a él no podía gustarle Maddison. Ella era nuestra compañera, me enamoré de ella y luego de lo que pasó decidí alejarme, no podía hacer que nadie más sufriera por mi culpa. Perdí la virginidad con ella, y Madd guardó el secreto. Ahora que ha vuelto, pensé que podía volver a intentarlo con ella. A Ian no puede gustarle, y ¿cómo sé que a él le gusta? Simple, por que si no fuera así, no hubiera tardado tanto en responder.
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Enamorado de la Vampiro
RomanceEsta historia NO trata sobre vampiros. Prohibida su copia o adaptación®