Capítulo 8

10 0 0
                                    

—Acepto.— pronunció con sus gruesos labios. Tomó mi mano y la unió, aceptando el acuerdo. 

—Que bien...— me interrumpió. 

—Momento— alzó sus manos.— , esto tiene un precio.— sonrió con malicia.

Rodé los ojos y suspiré frustrado.—¿Qué es lo que quiere la princesita? 

Ella bufó.—No soy una "princesita"— hizo comillas con sus dedos.— . Luego voy a decirte qué es lo que quiero.— giró sobre sus talones y se dirigió a su casa.

—¡Espera!— grité, corrí hasta alcanzarla. Tomé su mano e hice que me observara.—No te vayas.— susurré. — Hayley observó nuestras manos y luego miró detenidamente mis ojos, pude notar un poco de rubor en sus mejillas. Me acerqué a su oído y sonreí:—Tenemos que hablar los detalles del plan.— susurré.

Ella me vio anonadada, luego su mirada se dirigió al suelo y posteriormente a mi, de nuevo. Se veía algo decepcionada. 

—Mm, si.— dijo cuando salió de su trance.—Vamos a tu casa.— entró en mi departamento y cerró la puerta bruscamente. 

Imité su acto y la perseguí, la agarré por su antebrazo y la acerqué a mi.—¿¡Qué te pasa!?— grité.—Recuerda que aún es mi casa. 

La rubia bajó su mirada, enfurecida, se soltó bruscamente de mi agarre y elevó la voz:—¿¡Por qué me escogiste a mi!? 

La miré algo confundido.—¿Qué?

—¿Por qué me elegiste a mi para ayudarte?— habló más calmada, ya que Theo corrió a abrazarme.—Tienes a tus amigos y a esa chica, ¿porqué yo?

—Porque le debo un favor a tu hermana.

Ella abrió su boca, sorprendida.—¿Qué?

Caminé hasta el sillón y me tiré sobre el, Theo me siguió e hizo lo mismo.—Si, tu hermana llegó y me dijo que quería que tuvieras una cita.— finalicé el tema.—¿Podemos seguir con el plan?

La chica cruzó sus brazos y negó.—Voy a matarla— volteó y empezó a dirigirse hacía la puerta.— . Nos vemos.

Corrí hacia ella, me paré enfrente de la puerta y la paré.—¡Lo prometiste!— la señalé.

—Si, pero si me conocieras, sabrías que no cumplo mis promesas.

—Pero, dijiste que te vengarías de alguien.— sonreí. 

Hayley suspiro, quitó su mirada de mí, parecía como si lo estuviera pensando.—Bien, vamos a discutirlo. 


Horas más tarde... 


Tomé mi mochila ya cargada y salí de casa. Cerré con llave y me dirigí a la casa de Hayley, ella me dijo que buscara una ventana abierta, ¡qué graciosa!

Veinte minutos rodeando su casa y aún nada, no encontré esa dichosa ventana. Decidí volver a buscar, podría llamarla, pero dejé mi teléfono en casa. Observé detenidamente en cada ventana el interior de la casa, encontré la habitación de sus padres, la de Allison y una desocupada, pero la de la rubia aún no. 

Seguida del comedor, me quedaba revisar una ventana, corrí hasta llegar a ella, me asomé y pude ver a una indecisa Hayley caminando en su cuarto.

—¿Ya te estás arrepintiendo? 

Ella se sobresaltó al oírme, se acercó a mi.—Claro que no— susurró.— , pero no quiero que mis padres...

—Bla, bla, bla. Sólo oigo a una gallina hablar.— reí.

Enamorado de la VampiroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora