La alarma sonando me despertó, gruñí. ¿Desde cuándo Dylan Shepard se levanta a las siete de la mañana? Desde que va a la universidad.
Así es, bueno, no tan así. Terminé mis estudios secundarios, por lo tanto, tengo que ingresar al terciario, o sea la universidad.
A regañadientes, me levanté de mi cama y me acerqué a una de las valijas.
—Tengo que organizar mi ropa cuando regrese.— pensé.
Aún con las valijas abiertas y el desorden que los chicos dejaron... Es verdad, todavía no saben quién, o mejor dicho quiénes dejaron las valijas abiertas. Adivinen, así es; fueron Ian, Noah y Dallas. Al parecer pensaron que había traído mi Xbox y buscaron en todas mis cosas, y también me sacaron algunas fotos dormido.
Bueno, me metí en la ducha, abrí el grifo y di un grito cuando el agua fría cayó en mi espalda. Luego de una ducha de diez minutos, me cambié de ropa y salí por la puerta.
—Este va a ser un día largo.— murmuré para mí mismo.
Cerré la puerta con llave, tomé mi teléfono y le marqué a Noah, al qinto tono contestó.
—¿Por qué mierda me llamas a las— hizo una pausa.— siete de la mañana? Aguarda— otro silencio se hizo presente.— ¡Siete!
—A mi tampoco me gusta madrugar.— rodé mis ojos.— Noah, necesito que me lleves a la universidad.
—¿A cual?
Bufé.—¿Qué otra universidad hay aquí?— hablé en tono de burla.
—Está bien— murmuró.— , estoy en diez.
—Por favor, date prisa, estoy llegando tarde.— mentí.
Oí un gruñido y luego la llamada siendo colgada.
Me senté en la puerta de casa, esperándole, bien podría haber entrado y esperarle allí dentro, pero no, es que soy algo perezoso. Mientras él venía, le mandé mensajes por WhatsApp, sé que va a fastidiarle, y además, quiero que se apure.
Luego de veinte mensajes, apróximadamente, él finalmente llegó. Aplaudí y corrí hacia su auto, esperé a que me abriera y me subí.
—Noah— hice una pausa, sonreí.— , amigo del alma, mi mejor amigo. ¿Sabes cuánto te aprecio?— imité un puchero.
Él me observó enfurecido.—Dylan, si no fueras mi amigo, juro que te mato. ¿Es en serio, Dylan?— golpeó el volante y me miró.— ¿Treinta mensajes?
Alcé las manos.—En mi defensa, tú no te apresurabas.
—En serio, detesto er el único con auto.
Arrancó a toda velocidad, me apresuré a ponerme el cinturón de seguridad. Observé su rostro, por las mañanas se ve totalmente horrible; un hilo de baba seco se encontraba al costado de su mejilla, tenía una pequeña cosa verde el ojo y su aliento... Y luego spy yo el que tiene mal aliento.
Voy a explicarles, aquí, en donde vivo, sólo hay una universidad pública, en la cual está la carrera que quiero; Traductor público en inglés. Soy muy bueno en eso, y el idioma me parece hermoso. Pero no vayan a pensar que no hay privados, por que hay cientos y cientos.
Me acomodé en el asiento y suspiré.—Lástima que no hay fraternidades.
Noah asintió.—Sería genial, amigo.
—¿Te imaginas las fiestas?— pregunté entusiasmado.
—Y todas las chicas lindas de fraternidad.— finalizó él.
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Enamorado de la Vampiro
RomanceEsta historia NO trata sobre vampiros. Prohibida su copia o adaptación®