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ATENCIÓN ESTE CAPÍTULO CONTIENE ESCENAS SEXUALES


Pasaron varios días, Nati era completamente feliz, igual que Piccoro. En la mañana salían a algún lugar hermoso donde Piccoro solía meditar.

El momento más especial para ellos era el atardecer, mientras el sol les brindaba sus últimos rayos de luz, ambos se besaban apasionadamente.

El tercer día Nati se despertó antes que todos y se sentó a la orilla del templo, unos minutos después llegó Piccoro y se sentó junto a ella, dándole los bueno días con un dulce beso.

-Amor, ¿cómo dormiste?- preguntó Natalia.

-Bien, pero no creo puedas decir lo mismo- le acarició el cabello.

-Es que estuve pensando...- volteó a verlo -Que en realidad no se nada sobre ti. Lo único que sé es que no conociste a tus padres, pero...

-Es una historia muy larga, prométeme que vas a creer todo lo que yo te diga, por que es la pura verdad- Nati asintió.

-Mi padre era un ser malvado, se llamaba Piccoro Dai Maku, yo nací el mismo día que el murió, mi misión era vengar su muerte, matar a una persona llamada Goku y dominar el mundo. Siempre creí que era humano hasta que en una batalla me dijeron que yo pertenecía a un planeta llamado Namekusei. Al principio era malo, no tanto como mi padre, pero después de entrenar a un niño, el hijo de mi rival, mi corazón se hizo más blando...

-Espera- lo interrumpió Natalia- Todo esto que me estás diciendo no puede ser posible- se paró y se puso las manos en la cabeza- Pudiste haber inventado algo más creíble ¿No crees?

-Lo que te digo es verdad.

-Déjame sola, por favor, necesito pensar.

-En este mundo existen muchas cosas inexplicables.

Cuando Natalia volteó Piccoro ya no estaba, se sintió culpable, ¿y si todo fuera verdad? En el poco tiempo que se habían conocido y enamorado, si habían pasado cosas que ella no podía explicar, como que él pudiera volar, o que Dende pudiera curar las heridas.

-¿Qué debo hacer?

-Todo lo que él te dijo es verdad- dijo una voz detrás de ella.

-Pero es que suena imposible, es una locura.

-Si de verdad lo amas, deberías confiar ciegamente en lo que te dice.

-Tienes razón Dende, yo lo amo.

-Cuando conozcas a nuestros amigos, entenderás muchas cosas- sonrió.

-Espero que así sea, por cierto ¿Sabes a donde fue?

-Está atrás del templo, seguramente ya escuchó.

-Gracias de nuevo- corrió a donde se encontraba Piccoro, él estaba parado a la orilla del templo, ella lo abrazó por la espalda- Perdóname, creo en lo que me contaste, por que te amo, no se que sería de mi si no te tuviera a mi lado- lloró.

-Yo también te amo Nati, pero si vamos a tener una relación debemos tenernos confianza y creer ciegamente en el otro, como lo dijo Dende.

Natalia dejó de abrazarlo, él volteó y le acarició el cabello, limpió sus lágrimas, besó su frente y por último la besó en los labios. Ella se colgó de su cuello y él la abrazó de la cintura.

-Ya no puedo soportarlo más- ella le dijo al oído- Quiero sentirte.

-¿A que te refieres?- se alejó unos centímetros.

-Vamos a un lugar más... privado- dijo en un tono suave.

-¡Mr. Popo, vayamos a visitar al maestro Karin!- gritó Dende- ¡Hace mucho que no lo saludo, estaremos ahí un bueeeeeeeeen rato!

-¡Esdá bien Kamisamas!- le respondió Mr. Popo.

Ambos se fueron rápidamente, Natalia pensó que era muy oportuno, así se quedarían solos.

-Ven vamos a mi cuarto- le tomó la mano a Piccoro, él la siguió sin saber aún que es lo que ella quería.

Natalia cerró la puerta con seguro, Piccoro solo la miró interrogante. A su parecer ella no lucía normal, su rostro había cambiado. Ella se acercó y lo besó apasionadamente, rodeó su cuello con los brazos, él no sabía que estaba pasando, pero comenzó a tener deseos de sentir su piel suave y blanca contra la de él. De repente cayeron en la cama, Nati quedó encima, aún estaban besándose, sus respiraciones empezaban a acelerarse, al igual que sus latidos.

-Espera- se levantó Piccoro de repente- ¿Qué esta pasando?

-Pues estamos a punto de... hacerlo ¿no?- acarició sus pectorales.

-¿Hacer qué?

-Creo que ya entendí - soltó una pequeña risita- Yo puedo guiarte- lo besó en la boca, luego bajó por su cuello (no traía su capa, solo su traje morado), siguió por su pecho y se detuvo.

-Quiero que hagas lo mismo conmigo- se desabrochó la blusa, de modo que sus pechos quedaron descubiertos. Él se quedó inmóvil.

- No tengas miedo, está bien- dijo Nati dulcemente. Y lo volvió a besar, él la tomó en sus brazos, acarició su cuerpo suave y delicadamente; poco a poco comenzaron a quitarse la ropa. Ambos ya están bastante excitados, respiraban con dificultad seguían besándose.

Natalia se puso arriba de Piccoro y lo guió para que entrara en ella, los dos gimieron de placer, él acariciaba sus pechos, no los apretaba por que sentía que podría lastimarla; ella empezó a mover su cadera hacia arriba y abajo, lentamente. Piccoro se sentó para poder tenerla más cerca, mientras que Nati seguía moviendo su cadera. Estaban a punto de llegar al clímax, seguían gimiendo y no dejaban de repetir lo mucho que se amaban.

Los dos gritaron al llegar al orgasmo, Natalia había enterrado accidentalmente sus uñas en la espalda de su amado, haciéndolo sangrar un poco. Minutos después los dos se quedaron acostados y abrazándose. Estaban agitados y sudorosos.

-Te amo- dijo Piccoro, Nati volteó verlo y le sonrió.

-Yo también- lo besó en la mejilla- ahora yo soy tuya y tu eres mío, estamos más unidos que nunca.

-Eres lo mejor que me ha pasado en toda mi vida.

Se quedaron abrazados otro rato, sin decirse nada, solo querían disfrutar de la compañía del otro, hasta que Nati rompió el silencio.

-Nunca creí que podía llegar a ser tan zorra- Piccoro soltó una carcajada- No te burles- dijo tratando de ser seria pero se le salió una risita.

-¿Sabes que sería genial?- dijo Natalia- Que tomáramos un baño juntos, ya que estamos sudorosos.

-Oh... ¿Dónde aprendiste todo eso?

-Eh... jejeje- se sonrojó.

-Bueno, vamos- se levantó de la cama y la cargó- Necesitamos un buen baño.

Se dirigió al baño, con Natalia en brazos. Al llegar abrió la regadera y entraron en ella, el agua era deliciosamente fría. Natalia tomó un jabón y se comenzó a tallar los hombros, Piccoro se lo quitó y le enjabonó la espalda, no puso evitarlo y besó su cuello. De nuevo empezaron a excitarse, y así terminaron de nuevo en la cama.

Un rato después, Natalia se bañó (ahora si fue en serio) y mientras se vestía, Piccoro solo la veía.

-Me gustaría presentarte con mis amigos- dijo de repente- En un mes le harán una fiesta de cumpleaños a la hija de Gohan, ¿Quieres ir conmigo?

-¿Una fiesta? O.O- volteó a verlo- Es que... me da pena- se sonrojó- Dices que son como tu familia, me preocupa lo que piensen de mí.

-Te aseguro que les vas a agradar.

-De acuerdo, me gustaría ir. ^^

Piccolo... in love?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora