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Pasaron varias semanas para planear la boda, Piccoro y Natalia querían que fuera discreta, solo con familiares y algunos amigos, ahora que Nati había descubierto que los Son eran su familia de sangre eso le entusiasmaba. Goku al enterarse se sintió aliviado de cierta forma, ella era diferente, pero no era mala, además de que era su sobrina. Vegeta también se enteró, aunque no le importó demasiado.

Sara, Milk Videl, Sophie y Bulma estaban ayudando a planear todo para la boda. Como escenario habían escogido su propia casa, donde eran completamente felices, solo faltaba alguien dispuesto a casarlos. Unas semanas antes de la boda, la pareja fue a casa de los Son. Como siempre Nati hablaba con su amiga Videl y Piccoro se ponía a entrenar con Goku. Mientras que Pan siempre quería estar con Akemi.

-Ningún juez, ni sacerdote que quiera unirnos- le dijo Nati a Videl- Es como si les molestara Piccoro, yo soy la que se va a casar, no ellos.

-Calma amiga, estoy segura de que alguien lo hará.

-Me daría gusto si me dan oportunidad de que yo los case- se escuchó una voz.

-¿Dende? ¿Dónde estás?- dijo Natalia.

-En la torre de Kamisama- se rió- Eso no importa, dime ¿aceptas?

-Eso sería maravilloso, muchas gracias Dende.

En ese momento entraron Piccoro y Goku.

-¿Escuchaste eso? Dende va a casarnos- dijo Nati abrazando a Piccoro.

-Wow, casados por el mismo dios de la Tierra- dijo abrazándola también.

Por fin todo estaba listo, solo hacia falta una cosa, tan importante que una boda estaría incompleta si no esta presente: el vestido de novia.

Nati había buscado por muchos lugares un vestido perfecto para ella, pero sus intentos eran en vano, nada le gustaba.

-Esta es la última tienda de hoy ¿ok?- le dijo Nati a su hija- si no está aquí, mañana iremos a otros lugares- Akemi solo la miraba y reía ^.^

-Ojalá que esté aquí. Hemos caminado durante horas- dijo Sophie. 7.7

-No es mi culpa que no te dejen estacionarte en la calle- dijo Natalia V.v

Las tres entraron en la tienda, había muchos maniquíes con hermosos vestidos de toda clase, una mujer las atendió amablemente.

-Bienvenidas, ¿Qué es exactamente lo qué buscan?

-Ehh "un vestido de novia ¿tal vez?"- pensó Nati.

Después de mucho probar y desaprobar varios vestidos, le trajeron uno que cumplía con todo lo que pedía: sencillo pero elegante y no blanco.

-Es perfecto- se miró en el espejo.

El vestido era color beige, strapless y con una cinta dorada justo debajo del busto, se ajustaba perfectamente bien al cuerpo, y a la mitad del muslo se ampliaba.

Una noche antes de la boda Nati y Piccoro estaban en su cama tratando de dormir.

-¿Estás nervioso?

-Si, algo.

-Ahora que lo pienso, vivir juntos es como estar casados ¿No crees?

-No lo sé, nunca he estado casado- se rieron.

-Siempre creí que me iba a quedar solterona, en un departamento con doscientos gatos, entonces conocí a Damián, pero era un idiota y luego llegaste tú, nos conocimos gracias a un incendio- besó su mejilla.

-Cuando vi el edificio en llamas pensé en no ayudar, pero algo en mí me impulsó para que salvara a los que estaban atrapados.

-Tal vez nuestro destino era estar juntos.

Se quedaron profundamente dormidos, después de varias noches de desvelarse por los llantos de Akemi, quien ya estaba creciendo mucho.

La mañana era perfecta, el sol iluminaba todo a su paso, el cielo estaba despejado y todas la chicas (Sara, Sophie, Milk, Videl y Bulma) que iban a ayudar a Nati a vestirse y arreglarse ya habían llegado. Le dijeron a Piccoro que se desapareciera un rato hasta que mandaran a alguien a buscarlo. Se fue a meditar al río para calmar sus nervios, nunca había estado así, ni siquiera en la presencia del enemigo más terrible.

-Akemi, ¿verdad que mami se ve hermosa?- le dijo Sara a su nieta, ella solo la miró y rió.

-Ay mamá que cosas dices- dijo Nati y soltó una risita nerviosa y continuaron peinándola.

Afuera, Goku y los demás ya estaban reunidos, mandaron a Gohan a que buscara a Piccoro para poder comenzar la ceremonia.

-Tranquilo, yo se lo que se siente estar a punto de casarse- le dijo para calmarlo.

-Es que... odio decir esto pero- bajó la mirada- no creo poder hacerlo.

-¿Por qué? ¿Acaso esta dudando de sus sentimientos?

-Yo la amo, de eso no hay duda. Pero estoy convirtiéndome en alguien totalmente diferente a quien solía ser, un demonio.

-Usted no es malo, esta enamorado y tiene una hija. Nada podrá ser como antes de conocer a Natalia- dijo Gohan para darle ánimos a su maestro. Los nervios de Piccoro bajaron un poco, y se dirigieron al lugar de la ceremonia. Todos ya estaban sentados en sus lugares esperando a los novios, Dende ya tenía todo listo para casarlos. Piccoro caminó por el pasillo y se detuvo hasta donde se encontraba Dende. Momentos después entraron las damas de honor, una por una, y finalmente Natalia. En el instante que Piccoro volteó a verla, se enamoró por segunda vez de ella, caminó lentamente hacia él y al llegar tomó su mano. Se miraron por unos segundos, sus corazones se aceleraron casi igual que la primera vez que cruzaron sus miradas. La ceremonia dio comienzo, todos ahí estaban felices por los novios. Akemi miraba a sus padres, ella se encontraba en los brazos de su abuela. Unos minutos más tarde, Dende llegó a la pregunta crucial. Sacaron los anillos, eran plateados y con algo escrito en el interior:

"El fuego nos unió, pero nada podrá separarnos"

-Natalia ¿Aceptas a Piccoro como tu esposo, y prometes serle fiel, en las buenas y en las malas, en la salud y en la enfermedad, para amarlo y respetarlo todos los días de tu vida?

-Yo Natalia, te acepto a ti, Piccoro, como mi esposo y prometo serte fiel, en las buenas y en las malas, en la salud y en la enfermedad, para amarte y respetarte todos los días de mi vida- le puso la sortija.

Le hizo la misma pregunta a él, pero no respondió.

-Piccoro, ¿Qué pasa?- le dijo Dende.

Siguió sin responder, volteó a ver a Natalia, en su rostro ya no había una sonrisa, ahora era una mirada de preocupación. Entonces Piccoro empezó a quitarse la sortija.

-Perdóname, pero no puedo hacerlo- se lo entregó a Nati, dio unos pasos hacia atrás y salió volando lo más rápido que pudo. Goku y Gohan trataron de seguirlo, pero desapareció su ki y no pudieron encontrarlo. Mientras que Nati se había quedado inmóvil, en el altar. Todas las voces alrededor de ella no parecían tener algún sentido, una extraña sensación recorrió su pecho, hasta que llegó a sus ojos y se transformó en lágrimas; era enojo, tristeza o tal vez decepción. Perdió las fuerzas, entonces cayó al suelo y todo se volvió negro.

Piccolo... in love?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora