Capítulo 7.

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-Día 8-

Día libre. Ni Jungkook tenía que ir a clases ni yo que trabajar. Cosa que le pareció rara a Jungkook ya que no sé, pensaría que tener un caso en las manos significaría no días de descanso para darle amor. Pero no, podía desquitarme de los sombreros por un rato. Y la verdad, era algo de lo que me alegraba mucho. A veces pensar demasiado en un caso te lleva a meterte mucho en él y acabar loco de remate, y dios no quiera que acabe haciendo sombreros para animales muertos. Aunque no crea en Dios.

No sabíamos dónde ir. Estuvimos vagando por la calle, cada uno con sus respectivas latas de bebida energética, hasta que encontramos un sitio en el que podría estar bien estar un rato. El cine. A Jungkook parecía hacerle mucha ilusión y entramos a ver que películas había para ver.

No me esperaba para nada que a Jungkook le gustasen las películas de amor. A ver, no porque sea un chico, sino porque no había sido lo suficientemente romántico como para que yo me diese cuenta de que le gustaban este tipos de películas. Ya sé, vaya mierda de detective soy. Pero yo solo sé coger asesinos y casi ni eso.

Total, que tuvimos que ver una película de amor de no sé que vaqueros y dos historias en distinto tiempo y bueno, no me quise enterar mucho de la película. Supongo que después le diría a Jungkook que había sido una película muy bonita, a menos que se muera alguien en ella. Ojalá que no, que después lo tendré llorando por el/la pobre que murió.

No paraba de comer palomitas y de beber cocacola. Acabaría teniendo que ir al baño a la mitad de la película y haciéndome prestar atención. Pero fue precioso cuando la chica besó al chico y él me cogió de la mano y me miró con una sonrisa. Yo le besé y seguí "mirando" la película.

Casi al final de la película empezó mi móvil a sonar. Demasiado inoportuno, Jungkook ya me estaba mirando con mala cara, pero la llamada era del trabajo, no podía ignorarla porque podía ser perfectamente una pista de mi caso. Al final tenía razón Jungkook, que los detectives no tenemos días libres.

Salí de la sala, Jungkook me siguió, aunque estaba bastante cabreado. Cogí la llamada y esto si que no me lo esperaba.

-Taehyung, Taehyung. -Tenía la voz distorsionada, no era del trabajo.
-¿Quién eres? -Dije serio. Tenía el teléfono de uno de mis compañeros y eso no era nada gracioso.
-¿Quién crees que soy?
-¿Qué quieres?
-Tengo preparado un precioso sombrero para ti, tiene algo especial que no tiene los tres que ya tienes, ¿o eran cuatro? No temas, pronto estarás aquí conmigo, entre mis cajas, entre mis sombreros. Pronto sabrás quien soy. Y morirás.

Colgó y no me dio tiempo a hacer nada. Si hubiera estado en condiciones podría haber intentado encontrar la dirección de la llamada, pero es que estaba en un pasillo de un cine, con Jungkook cagándose en mi puta madre y con una amenaza.

-¿Ya te han dicho tus compañeritos las cosas? Porque ya no puedo ver el final. -Dijo él enfadado.
-Nadie dijo que salieras conmigo.
-No quería dejarte solo, encima que lo hago por ti. Son ganas de quejarse eh.
-¿Qué? Pero si el que se ha quejado has sido tú. -Subí el tono.
-Taehyung, te estás pasando.
-Mierda, perdón.

Jungkook empezó a andar como si no le importara nada una mierda, se dirigía a la salida, tirando con fuerza el refresco en la papelera y andando demasiado rápido.

-¡Jungkook! -Grité y paró. Me acerqué a el rápidamente. -Era el criminal desde el número de alguno de mis compañeros. La voz distorsionada, no pude saber quien es. Me amenazó. Me matará.

A Jungkook se le cambió la cara por completo, casi se cae en medio de la calle. Teníamos que ir a comisaría, ver si estaban todos allí y notificar la amenaza. Esto ya empezaba a asustarme, incluso sabiendo que mi criminal aún no matará a ninguna persona, quien sabe si yo soy el primero, o Jungkook al impedírselo... No podía con esta situación. Iba a caer rendido en cualquier momento si no dejaba de pensar. Pero Jongin estaba en mi cabeza y también su sombrero. No, no ha podido matar a Jongin, ese hijo de puta no se dejaría.

Llegamos allí, jungkook vino todo el camino agarrado a mi mano, como si fuera a pasarme algo. Allí estaba Jongin. Allí estaban todos tan tranquilos y bueno, algo confusos por nuestra entrada desesperada.

-El sombrerero loco me ha llamado desde alguno de vuestros números, no sé como, pero lo ha hecho. Me ha amenazado de muerte.

Las caras de mis compañeros lo decían todo. Yo ya lo suponía.

No se puede hacer nada ante una amenaza así, menos cuando yo aseguré que mi criminal, ahora asesino, no mataría a humanos tan rápidamente. Miré a Jungkook y negué con la cabeza. Acto seguido se puso a llorar y lo saqué de allí. Lo único que quería era estar en casa.

Mad Hatter. ; VkookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora