¿Cuantas lagrimas se deben derramar para poder pagar el costo de la felicidad?
Harry POV
Estar todo el dia en el trabajo ya se me había hecho una costumbre, pasar las horas firmando papeles importantes a diario ya era una rutina, el hecho de estar a cargo de una firma tan grande como lo es Styles Legal Center me traía muchos beneficios pero al mismo tiempo aquellos beneficios estaban de la mano de problemas, a veces me tocaba despedir a empleados que no calificaban con lo que buscábamos o que simplemente eran holgazanes otras veces mis clientes eran simplemente un dolor de cabeza y sus problemas los dejaban recaer completamente en mí, como por ejemplo en el caso Robinson estaba ya hostigado de lidiar con aquella señora que lo único que deseaba era quitarla le herencia a su pobre marido el cual simplemente luchaba día a día para sobrevivir la mensualidad o incluso solo quería verlo en la miseria, pero había cometido un gran error, había abusado de ella durante sus años de puberto y continuaba haciéndolo en escasas ocasiones y las leyes son muy claras en cuanto a las mujeres, ellas siempre tendrán la razón, por eso gamas confíen en una abogada.
No dejaba de mirar el reloj que se mantenía a lo alto de mi oficina indicando aproximadamente las cinco y media de la tarde, aún estaba en mi oficina con la señora Robinson la cual continuaba expresándome su necesidad de dejar a su marido completamente desamparado, aquella mujer era fría y sin corazón pero la entendía, después de todo había sufrido varios años por mano de aquel hombre. Ella me decía detalladamente lo que deseaba y lo que diría en el jurado, por varias horas le explique detalladamente lo que debía decir en el jurado y lo que no debía decir.
- Debe ser precisa y concisa si queremos ganar este caso, además de que debemos ser convincentes. –hable profesionalmente mientras ella me miraba detenidamente.-
- Suena asombroso Harry. –su voz siempre había sido coqueta cuando se dirigía a mi persona y en otro momento aquello no me había incomodado pero ahora simplemente me sentía incómodo.- ¿Tienes mucha prisa, cariño? –pregunto ella de una manera muy amable mientras se inclinaba hacia mi dejándome ver gran parte de sus senos, ella no le importaba aquello y ahora estaba entendiendo porque su marido podría a verle hecho todas aquellas cosas.-
- Un poco apurado, sí. –dije rápidamente, ella soltó una risita y me miro mordiéndose el labio inferior.-
- He visto como me miras, Harry. –menciono ella lamiendo su labio de una manera sensual, pero aquello realmente me estaba dando escalofríos.-
- No sé de lo que está hablando señora Robinson. –dije-
- ¡Carolina! –expreso rápidamente de una manera indignada.- te he dicho que me llames Carolina, precioso. –dijo ella ¿Guiñándome un ojo? Oh claro que si.-
- Lo lamento señora Robinson, no suelo tratar a mis clientes de esa manera, no puedo tutearlos. –dije profesionalmente mientras veía el reloj de nuevo y aquel reloj marcaban las seis y punto, aquella era mi señal de levantarme de aquella silla y despedirme de la mujer que prácticamente tenía un gran letrero de "Tómame" en la frente.- Bueno... ya sabe lo que vamos a hablar la próxima semana en el jurado. –dije levantándome y ella me siguió.- Por ahora eso es todo, señora Robinson, nos vemos el miércoles a las siete y media. –dije con una sonrisa lineal y estirando mi mano mara estrecharla y ella solo se acercó a mí y me dio un beso en la mejilla... muy cerca de mis labios, pude sentir el sabor de su labial, fresa intensa, odiaba ese sabor.- Hasta luego señora Robinson. –dije fríamente, ella se dio cuenta de aquello y solo me sonrió socarronamente mientras movía sus caderas de un lado a otro para salir de aquella oficina. Pude escuchar la voz de Alice despidiéndose de Carol.- ¡Bendito día! –dije bufando mientras escuchaba como la puerta se abria y de esta entraba la dulce secretaria.- ¿En qué puedo ayudarle, Alice? –pregunte irritado.-
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COLOGNE | Harry Styles |
Fiksi PenggemarMi cuerpo sabía perfectamente lo que quería, a veces necesitaba tiempo para pensar otras veces sabía perfectamente que él necesitaba tiempo para respirar. Cada segundo que paso sin él es sentir que finjo ser feliz, pensar que su piel toca la mía o s...