20 - Buscando a la amatista

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Ese día fue más corto de lo que Eriol hubiera querido, casi sin darse cuenta se le había pasado la mañana y la tarde charlando con Will, terminó hablándole de Tomoyo y respondiendo prácticamente todo lo que aquel niño le preguntaba. El tiempo se les pasó como si nada y a eso de las cinco de la tarde aparecieron Cler y Erick, buscando a Will y preocupados porque el pelinegro no les había contestado el teléfono en todo el día, en cuanto entraron en la casa los regaños para sus dos hijos no se hicieron esperar. Finalmente los cuatro terminaron cenando en un restorán.

—Eriol ¿Qué piensas hacer? —preguntó finalmente Cler, después de haber estado conteniéndose por un buen rato. Conocía a su hijo y sabía muy bien que le pasaba algo.

—Eso mismo pregunto yo ¿Vas a trabajar en serio en la empresa o no? —agregó Erick mirando con reproche al pelinegro.

—La verdad yo...

—Se va a ir a buscar a Tomoyo —dijo repentinamente Will interrumpiendo al mago y sorprendiendo a sus padres—... lo siento Eriol se me escapó —agregó el niño mordiéndose el labio inferior.

—No te preocupes Will, tenía que decírselo después de todo —susurró Eriol con una sonrisa de lado.

—¿Quién es Tomoyo? —preguntaron casi al unísono Cler y Erick.

—Tomoyo Daidouji, fue mi compañera y mejor amiga mientras estuve en Tomoeda.

—¿Tiene algo que ver con la compañía Daidouji? —preguntó Erick luego de pensar un momento.

—Su madre es la dueña, pero eso no tiene ninguna importancia, la única que me importa es Tomoyo, tengo que buscarla así que volveré a irme por un tiempo... en cuanto a la empresa volveré a manejar todo de la misma forma que lo he hecho estos cinco años.

—¿Éstas seguro, que pasó con Kaho, tu aislamiento finalmente funciono? —indagó Cler mirando seria al pelinegro.

—Sí funciono y muy bien... mañana me voy a dedicar a investigar...

—Bien, Eriol nosotros queremos que seas feliz, como siempre no vamos a interferir en tu vida pero solo te pediremos una cosa, avísanos cuando te vallas y mantennos al tanto no desaparezcas completamente —pidió Erick con una sonrisa algo cansada en su rostro.

—Ok, lo prometo.

En cuanto el mago llegó a su casa buscó a Spinel en la biblioteca, el guardián solía pasar casi todo el tiempo allí, pero en cuanto entró en aquella habitación repleta de libros noto que su pequeño guardián no estaba allí. Eriol cerró los ojos por un momento y rápidamente sintió la presencia de Spinel, caminó por los pasillos y finalmente entró en aquella habitación que, al terminar el hechizo, había vuelto a convertirse en un completo caos, ya no había juguetes ni nada que indicara que esa había sido la habitación de una niña. Eriol suspiró y se acercó a la cama donde Spinel dormía sobre una de las almohadas acurrucado junto a aquella pequeña esfera brillante.

—No te preocupes amigo, según Yuuko todavía queda algo de nuestra Nakuru, solo hay que descifrar bien que quiso decir, probablemente esta esfera sea nuestra pista, pero primero tenemos que encontrar a Tomoyo, creo que sin ella la esfera no va a reaccionar... resolveré esto, te lo prometo —murmuró muy suave Eriol ya que en verdad no quería despertar a Spinel.

Cerca de las dos de la madrugada Eriol llamó a la mansión Daidouji, todavía recordaba el número y en Japón ya eran casi las once de la mañana.

—Residencia Daidouji —dijo una voz de mujer, que parecía tener muchos años encima...

—Buen día, quisiera hablar con Tomoyo.

—La señorita Tomoyo no se encuentra en Japón ¿Puedo saber quién la busca?

¿Y mi mamá?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora