El padre de Josh Hutcherson, murió en un tragico accidente, dejando su gran empresa y a su enferma esposa con un avanzado embarazo, a cuidados de su hijo mayor, Josh, un abogado importante en la empresa de su padre. Pasan pruebas, y la salud de su m...
--¿Te sientes bien Michelle?-preguntó Jennifer, Michelle aliso su falda y carraspeo, luego respondió:
--Bien, gracias-Dice Michelle con una sonrisa-- Bueno... creo que hablo por Josh y por mí que estaríamos encantados de saber más de ti, querida. Se nota de que no eres estadounidense, pareces latina-le dijo como un halago, con una sonrisa-- ¿De dónde vienes?
--Yo provengo de El Salvador, Michelle. Vine aquí a estudiar enfermería, y algún día, me gustaría sacar un grado más alto que solo eso. -responde Jennifer tímidamente
--¿Tu familia vive allá entonces?-insistió Michelle
--Si, señora-responde
--Pero aun así, créeme pequeña, dominas muy bien el inglés! Ya veo, si que fuiste muy superdotada!-exclama, y Jennifer empieza a ponerse roja como un tomate - Ese bello collar, ¿Es un recuerdo, no?-dijo la señora viendo el collar que Jennifer llevaba. Era un bello relicario de oro, el cual traía una hermosa y reluciente ¨J¨ grabada en ella. Era un recuerdo, de alguien que Jennifer extrañaría para siempre.
-- Sí, eso es, Señora.
Y así paso toda la cena, charlando cosas del presente, contando, chistes y dándose cuenta de cuan hermosa la vida podría ser a veces. Josh solo escuchaba, estaba asombrado de cuan bella podría ser una mujer. Se dio cuenta, de que Jennifer no andaba ni una gota de maquillaje. Labios rojos, suaves y un poco gruesos, unos ojos grises metálicos hipnotizantes , una melena rubia del color de oro. Se notaba la dulzura con la que Jennifer hablaba, para nada como a su novia, Claudia Traisac, una chica con suave y hermoso cabello moreno, ojos cafés hermosos ; Claudia era muy hermosa, pero sus actitudes, a veces dejaban mucho que desear, en fin, Josh solo estaba con ella, con el dicho ¨Amalas y déjalas¨. Josh casi nunca le presentaba a una chica a su madre, pues casi ni una le parecía para el. Josh salía con ellas en una o dos citas, pero luego, dejaba de llamarles. Michelle, se dio cuenta de las miradas de Josh, pero no dijo nada, en vez de eso, sonrió, y disimulo.
A Jennifer le encanto Michelle, era exactamente igual a su madre, solo Michelle, y su madre por supuesto, eran capaces de entablar una conversación animada, cuando el ambiente parecía incomodo. Solo ellas, eran capaces de contar buenos chistes. Solo ellas, eran capaces de dar de los más sabios consejos.
Al terminar la comida, Jennifer se fue a su nuevo hogar con Michelle, Josh se fue aparte, pues tenia ¨Asuntos que atender¨. Su madre ya se lo traía en mente, pero Jennifer no tenia ni idea de que pasaba. Josh iba a terminar con su novia. Con ella ya llevaban 6 meses. La razón de la ruptura, Josh la sabía.
La habitación de Jennifer era muy grande, era un más grande que su apartamento. Tenía una habitación para armario, baño privado, traía un hermoso tocador blanco perla con flores plateadas, también una cama gigante, pero todas las paredes, eran de un color blanco hueso.
--Acaban de remodelarla-se disculpa la señora
--No se preocupe, estaré bien, gracias, está muy linda.-responde Jennifer con una sonrisa contagiosa. Michelle se la devuelve.
--Puedes remodelarla como quieras ¿Okay?-le pregunta, poniendo sus manos sobre sus hombros. Jennifer asiente y susurra un ¨Gracias¨. -Bien-dice suspirando - si quieres, mañana podemos ir de compras... ósea, cosas para que lo remodeles ¿De acuerdo?
--Michelle, no debes preocuparte por eso, yo solo vine a cuidarte, no te preocupes-dice Jennifer con las manos en alto.
--Lo sé, pero, para mientras me cuidas... debemos hacer algo ¿no?-dice Michelle sonriendo pícaramente, luego dice - mañana saldremos a las nueve-dice más alegre que nunca dando pequeños aplausos.-Buenas noches, querida, descansa-dijo, yéndose rápido para que Jennifer no insistiera, salió por la puerta a su habitación.
Ahora Jennifer quedaba sola de nuevo.
Jennifer saco toda la ropa de sus maletas y las guardo en el armario nuevo. Se puso unos shorts y una camiseta larga y se refugió en las sábanas blancas, en un profundo sueño.
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