¿Cumpleaños feliz?

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Mérida, Venezuela

Hoy desperté más temprano de lo normal; no podía darme el lujo de llegar tarde de nuevo a clases, al menos hoy no llueve.

Tardé más de cinco minutos en levantarme de la cama, ya que el olor de Sebastian estaban impregnado en cada rincón de las sabanas blancas, amaba su perfume, lástima que no se pudo quedar para darme los buenos días en persona, ya que su madre lo llamó de madrugada que necesitaba su ayuda. Seguramente estaba ebria y habrá perdido sus llaves otra vez.

Cuando al fin me levanté, fui directo al baño a darme un merecido baño, agradecía que funcionaba el calentador, ya que el clima era frío y el agua mucho más.

Antes de salir a clases, me detuve a preparar mi bebida favorita, un Toddy frío (bebida achocolatada), no acostumbro a desayunar, con eso me basta. Cuando servía mi bebida alguien tocó la puerta de manera apresurada.

Me sobresaltos al instante, dejé mi vaso sobre la barra y fui a averiguar quien era el causante de mi reciente susto.

-¡Hasta que apareces! -Dije al abrir y confirmar que se trataba de Maria Fernanda, mi mejor amiga. Algunas veces compartíamos el departamento, sobre todo en época de exámenes parciales, donde hay que llegar más temprano de lo normal para que te permitan entrar a presentar y Marifer vive algo lejos de la Facultad.

-Aquí estoy -Dijo en modo de defensa, levantando las manos -Traigo llaves pero adivina qué, ALGUIEN cambió la cerradura y no me avisó -se defendió irónicamente cruzando los brazos con las llaves en su mano derecha.

-Es una larga historia, te lo contaré luego, llevo prisa -Regresé al interior del departamento en busca de mi bolso.

-Dame cinco minutos y nos vamos juntas, tengo examen a la segunda hora pero muero por saber esa historia de la cerradura -corrió a la habitación de invitados, donde ella se queda cuando viene, dejando su maleta y llenando su bolso con lo que necesitaría para luego salir de prisa.
En el camino le conté todo el rollo de mi aniversario frustrado pero al terminar el día, tuvo un final feliz.

Al llegar a la universidad, nos dividimos, cada quién iría a sus clases y al mediodía nos veríamos en la entrada para ir hasta el centro comercial, le pedí que me acompañara a elegir un regalo de cumpleaños para Sebastian.

Después de tres largas horas donde me concentre en responder correctamente todas las preguntas, y las releí para asegurarme de que eran correctas, salí del aula y fui directo al encuentro con Marifer, quién se encontraba en compañía de dos amigas que teníamos en común, así como saludé me despedí sin perder más tiempo. Tomamos un taxi directo al Pie de Monte, un centro comercial que está a unos quince minutos de la Facultad.

Caminamos durante horas  de tienda en tienda, pero no me llamó la atención nada en partícular, nada se parecía a él. Me empezaba a frustrar ya que se acercaba el día y no tenía nada preparado. Regresamos al departamento ya entrada la noche, me sentía muy cansada y me quedé dormida  con solo tocar la almohada.

Desperté debido al frío, olvidé arroparme. Miré el reloj de mi celular y marcaba las 3:32am. Me alarme al ver más de veinte llamadas perdidas de Sebas, se me había pasado escribirle en todo el día. No sabia nada de mí, hasta yo me preocuparía de no saber nada de él.

Me apresure a enviarle un mensaje, pero luego lo borré y decidí llamarlo.
     El teléfono repicaba, repicaba y no contestaba. Repicó hasta mandarme al buzón. Eso era extraño, lo intenté de nuevo. Debe estar muy dormido para no contestarme. Seguí insistiendo y esta vez al segundo repique contestó.

-¡Alo! -Dije al no escuchar ninguna voz, solo una fuerte música de fondo, me tensé de inmediato. Y yo pensando que estaba dormido -¿Sebastian?  -pregunté y no recibí respuesta. Me empecé a alterar, no se si eran nervios o impotencia -Sebastian, ¿dónde estás? -pregunté nuevamente, imitando una voz serena y calmada que obviamente no era propiamente mía.

IcewomanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora