Un Secreto sin Guardar 2

Buitres

El lunes tuve mi examen sin ninguna demora, voy caminando por uno de los pasillos de la Facultad de Medicina, ya por este día se acabaron mis clases, por fin tengo la tarde libre sin ninguna tarea, saliendo iré a la biblioteca principal, ahí veré a Sebas, por más que quiero no puedo ocultar mi alegría, a unos pasos de la puerta de salida, alguien abrió una de las puertas de los salones al voltear me encontré con el rostro de Celeste, mirándome con una sonrisa, pero no cualquier sonrisa sino una como de satisfacción.

- Alto ahí Jade – ordena.

Al decir esto ella salió del salón parándose frente a mi impidiéndome el paso, tras de ella salió Alexander, ambos me acercaron al muro con intimidación, di media vuelta para alejarme pero tras de mi esta Rebeca y Malcom, ¿Qué quieren? Me tienen acorralada pero no se si gritar o solamente preguntar como persona civilizada ¿Pero que digo? ¡Ellos no son civilizados!

- ¿Qué es lo que quieren? Tengo prisa – trata de sonar lo más molesta posible.

- Te dije que me vengaría – victoriosa la doctora.

- ¿A que te refieres Celeste? – mira al ingeniero – y tu ¿Qué haces aquí?

Sonríe – tu aviso de demanda aun no llega a mis manos, así que no se nada mi amor – lo dice con cinismo.

- Jade, ignóralo por favor – la rubia desvía su atención – ya que ahora te voy a contar una verdad de la cual te vas a enterar tarde o temprano – asegura.

- ¿De que estás hablando? – intrigada la bioquímica.

- Princesa Sebastiano te mintió – toma su mano.

Los separa – no la toques Malcom – advierte el ingeniero.

Ríe – ya nunca te hará caso Alex. Aun que ruegues – cruel.

- Esperen, ¿Cómo que Sebas me mintió? – desconcertada.

Asiente – si, por desgracia él te mintió – finge empatía.

- ¡Mientes Rebeca! - alza la voz.

- Ella no miente, tu novio – hace comillas en la última palabra – te engaño, ¿El cuánto te dijo que se va a New York? – la cuestiona la doctora.

Baja la mirada – seis meses – mira con furia a la doctora.

- Pues la verdad es que son dos años – sonríe la rubia.

Consternada – no, no – niega - ¡Están mintiendo! – se le quiebra la voz.

- Creerlo o no – cruel – nosotros ya te lo dijimos.

Ríe con malicia – creo que ya es suficiente – la toma de la barbilla mirando sus ojos– nuestra venganza ya la va a derrumbar – la bioquímica oculta su rostro con brusquedad.

- Malcom no digas eso, nuestra venganza no la va a derrumbar sino a arruinar su vida– malvada la rubia – vámonos – todos se alejan de la bioquímica.

En cuanto ellos salieron del edifico me senté en el suelo mirando fijamente la puerta de enfrente, perdida en mis pensamientos, perdida en mis recuerdos, de pronto una lagrima solitaria rodó por mi mejilla hasta caer en mi mano, ahí fue cuando salí de mis pensamientos, dándome cuenta que la tristeza me invade, dándome cuenta que caí en mí mismo error solo que ahora mas fuerte. Me levante saliendo de la Facultad de Medicina, decidí ir directo a Bersharks, al llegar toque el timbre y la puerta con desesperación.

Abre la puerta - ¿Jade? Hola ¿Qué haces aquí? Sebas no está – amable el del afro.

- Lo se ¿Esta Dilan? – fría.