POV CRISTIAN
La oscuridad poco a poco comienza a desaparecer. Delante de mi esta una imagen algo borrosa pero que al final se puede ver. Hay un pequeño cuarto delante de mí. Esta pintado con colores rosados, violetas y lilas. Es un cuarto de una niña. La cómoda y mudador es blanco y la cuna es de madera. La colcha y los cojines son de blancos con flores moradas.
Me acerco a la cuna y encuentro un bebé que duerme plácidamente. Bueno que es una bebé por cómo está adornada la habitación. Observo a la bebé, tiene las mejillas rosaditas, cabello castaño y piel blanca. No sé porque me resultan familiar esas características.
-¿Qué hacemos aquí? ¿Quién es esta bebé?- veo que la mujer se acerca a la cuna y acaricia su mejilla. Al momento de quedar a su altura un collar de forma de corazón color celeste cielo queda al descubierto.
-esta bebé es tu mujer cuando solo tenía meses de vida- dice sin mirarme. En eso entra un hombre con un biberón en las manos. Se acerca a la cuna y la toma en brazos. Puedo notar que sus manos tienen un leve movimiento, es como si estuviera nervioso.
-mi pequeña, mi hermosa niña. Es hora de comer. Es hora de despertar...- dice el hombre mientras coloca el biberón en la boca de la bebé y comienza a chupar. Antes de que diga algo pasamos a otro lugar.
Estamos en la entrada de la casa que se encuentra ubicado en el pueblo. La puerta se abre y nosotros pasamos. Aquí está el mismo hombre que apareció antes sentado en un sillón. A su lado hay una mujer y dos niñas que corren por la sala. Ambos adultos están hablando y no se han percatado del juego de las pequeñas.
Una de ellas, la más pequeña esta dibujando en una hoja, mientras la más grande está corriendo de aquí para allá tratando de llamar la atención. En eso la más grande se enreda con la más pequeña, haciendo que se caiga de rodillas. Se escucha un fuerte llanto. En eso la mujer y el hombre se acerca donde se encuentran las niñas, pero la mujer a la que está llorando.
-hija, Amelia... ¿Qué paso?- dice la mujer.
-ella... Ana... me boto- dice la niña llorando.
-eso es mentila. Estaba bujando en el su... suelo- dice la pequeña. A la mujer se le deforma la cara y se acerca a la pequeña. La toma del brazo y la levanta como si nada. Provocando que la pequeña chille de dolor.
-es tu culpa por estar en el suelo. En el suelo no se dibuja, no se sienta. El suelo es sucio aunque tú... eres una niña sucia... así que sí, el suelo es tu hogar- dice la mujer con desprecio. ¿Qué le pasa? A una pequeña no se le habla así.
-¡Carla! Cállate de una vez- dice el hombre que toma a la pequeña en sus brazos mientras la intenta consolar.
-es la verdad- dice ella mientras consuela a la otra niña.
-voy a dejar a Ana a su cuarto y después hablaremos seriamente- el hombre desaparece de la habitación y la mujer que llamaron Carla, toma el cuaderno y los lápices y los rompe para luego botarlos en la basura.
-esa niña es un estorbo. Nunca será mi hija y le haré la vida imposible. Solo existe una princesa y eres tú mi pequeña. Mi princesa Amelia- las paredes se alejan y entramos a otro cuarto. Aquí está el hombre consolando a la pequeña.
-pequeña... no llores más- dice. Él está arrodillado en frente de ella. Mientras le acaricia la parte que la mujer apretó con demasiada fuerza.
-¿soy sucia auque me bane?- dice con lágrimas. Sonrió por la inocencia de la pequeña.
-no eres sucia. Mira tu piel. Es blanca como la leche. Deja de pensar en eso. Iré a buscar tus cosas para que sigas dibujando, ¿sí?-
-si papi- dice ella.
-ahora deja de llorar y sonríe. Que me alegras el día con esa pequeña y sincera sonrisa- la pequeña lo hace y el hombre se va feliz. Otra vez la oscuridad vuelve y nos da paso a otra imagen.
Ahora estamos en la plaza del pueblo. Allí se encuentran dos jóvenes. Creo que por las características físicas son las pequeñas de la otra imagen. La más baja está sentada con un libro en sus manos y la otra esta parada mirando de mala forma a la que está sentada. En eso se acerca un hombre a la que está sentada y la más grande, creo que Amelia era su nombre, se tensa y veo furia por sus ojos.
-hola guapa, ¿Qué haces tan solita en la plaza, Ana?- esa voz es de James.
-leyendo. ¿Tú que haces aquí?- dice ella con un sonrisa.
-estaba comprando unas cosas que me encargo mi madre y te vi- le dice. Idiota. No sé porque me están dando ganas de romperle la cara a golpes.
-no puedas el tiempo. La pequeña bastarda no es para ti, querido- dice Amelia. ¿Bastarda? Y esta, ¿Quién se cree? ¿Miss universo?
-no soy bastarda y deja de tratarme así. Somos hermanas- dice la pequeña.
-tu y yo jamás seremos algo. Desde que llegaste a mi familia has sido un estorbo. Aunque mi madre y yo tratarnos de sacarte de la casa y de nuestras vidas, nunca pudimos. Siempre estorbando pequeña, bastarda- dice y sonríe victoriosa. Veo que a Ana se le cristalizan lo ojos, cierra el libro y se para.
-lo siento James pero tengo cosas que hacer. Fue un gusto verte. Nos vemos- le da un beso en la mejilla y se va. Dejando a una triunfante Amelia y a un James que la mira mal. Luego de eso millones de recuerdos pasan por mis ojos. No sé cuánto tiempo ha pasado pero por fin puedo recordar mi vida.
-¿Por qué me mostraste esto?- le digo a la mujer que me recibió. Estamos en las mismas bancas de antes sentados.
-para que entiendas un poco los miedos de Ana. Ella los puede decir y los puedes entender pero verlos... quedan más claros- dice ella.
-sé que eres la madre de Ana. No sé cómo has podido aguantar y ver como la han dañado- digo refunfuñando.
-es algo que no podía hacer. Este mundo y el otro son muy pocas veces las que se ponen en contacto y aun así tenemos hay cosas que no podemos hacer- dice.
-¿Qué quieres de mí?-
-que vuelvas con mi hija. Ella te necesita. Sé que será una madre maravillosa pero tiene miedo. Ella nunca tuvo una imagen de una madre tierna ni mucho menos cariñosa. Ella teme convertirse en alguien como Carla, ya que ella la crió. Nunca te lo va a decir. Además tiene mi ayuda para ser feliz siempre y cuando no le hagas más daño-
-no le volveré hacer daño. Eso lo doy por firmado-
-qué bueno saberlo. Ahora hay alguien que quiere hablar contigo y es la última persona que lo hará. Necesitas volver con tu mujer-
-¿Quién es?-
-da la vuelta- dice mientras desaparece de mi vista. Lo hago y la persona que tengo al frente es la última que espere ver.
-papá- digo en un susurro.
AUN QUEDA OTRA PARTE...
QUISE HACER ESTO PARA DEJAR CLARA VARIAS COSA Y PODER DARLE UN RESPIRO Y ALEGRÍA A CRISTIAN...
ESPERO QUE LES HAYA GUSTADO Y NOS LEEMOS PRONTO...
LAS QUIERO...
P.D: ¿LES ESTA GUSTANDO LA TERCERA PARTE COMO VA?
ESTÁS LEYENDO
El Destino: Miradas de amor, Cristian y Anastasia (3 T)
De TodoDos hombres heridos y de gravedad. Una mujer desesperada por su gran amor Tres bebés que vienen en camino que tienen un futuro incierto. Una madre que impedirá a toda costa que su hija siga sufriendo ¿Sera capaz el amor ganarle a la muerte? ¿Sera q...