Un Nuevo Mundo

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Era Otoño. Las hojas de los árboles ya se habían empezado a caer y cubrían las calles con tonos anaranjados, amarillos y marrones. Desde mi oficina miraba por la ventana pensativo. Hace unos días le había prometido a Sam que la ayudaría con los encargos de la boda para no tener prisas


-Señor Downey-Me interrumpió Margareth mi asistente. -La señorita Sam está afuera. La hago pasar?-

-No, no será necesario. Yo ya voy saliendo- dije al tiempo que me ponía mu gabardina. Guardé unos documentos en mi escritorio y salí. Sam me estaba esperando. El día anterior habíamos quedado en que ir a comer juntos.

-Hola Sam- salude. – Estás lista?-
-Sí, vamos- contestó Sam.
Durante el camino hablamos de los contactos que había hecho con algunos organizadores de bodas. Pero a pesar de ver a Sam muy entusiasmada con la idea de la boda, sentí un sentimiento de emoción también. Ese sentimiento no tenía nada que ver con la boda si no que estaba feliz de poder compartir con ella muchas cosas.

-Robert? Robert? dijo Sam haciéndome volver a la realidad.
-Oh disculpa! Qué me decías?- dije aún un poco distraído.
-Qué pasaRobert? De un tiempo para acá te noto extraño.-
estacione el auto y me baje. Le abri la puerta a Sam y la ayude a bajar. Pero no avanze hacia el restaurant sino que tome a Sam de los hombros y la mire:
-Sam, soy muy feliz-
-Eres feliz conmigo?
-Si desde el momento en que me dijiste que querías compartir tu vida junto a mí para fue mucha felicidad instantánea.
En serio?- dijo Sam sorprendida. El corazón me había empezado a latir rápidamente y sentí que se me salía.
Y después de eso ambos nos besamos como muchas veces.
-Sí, Sam.

-Robert, no sigas- me interrumpió Sam. -Por favor, no sigas.- Sam se volteó y me interrumpio de nuevo
-Si no le decía jamás sospecharías de lo feliz que soy
-Pero es que yo siento que... siento eres sincero conmigo... nuestro amor durará por mucho tiempo Robert, te amo no lo dudes nunca.

La chica respiró y me sonrió
-También te amo Sam...Te aseguro que esto es para siempre.
La mire fijamente, pero cuando ella me sonría, se tranquilizó y le ofrecí el brazo para entrar al restaurante. Sin embargo, a lo largo del almuerzo pudo observar que a veces durante la conversación, los ojos de Sam se nublaban y adoptaban una mirada perdida. Se sentía tan feliz que se le notaba en la mirada que no podía soportar las lágrimas de felicidad.

conducí hasta la residencia de Lakewood y nos dirigimos hacia el lugar en donde nos encontraríamos con los organizadores de la boda
Al pasar por la verja de la mansión, no pude evitar sentir mucha nostalgia: después de todo me acordaba cuando me casé con Susan que por algún momento creí que lo nuestro sería lo ideal pero hasta que Susan cambió y se perdió todo ese amor que nos prometimos y ahora estaba con la persona que me hacía feliz mi mundo.
El corazón se me había encogido al ver los vestidos de novia que a Sam le gustaban todos blancos con encajes... unos sencillos y otros con más elegancia.
Ella se emocionaba por ver tanta belleza de cosas y entonces Salió uno de los jóvenes organizadores les comentamos de lo que queríamos para nuestra boda y sobre todo exactamente y joven acepto y entonces empezó a mostrarnos los estilos de bodas y claro Sam y yo queríamos algo clásico y elegante para que luciera más a nuestro estilo y entonces se llevó a Sam a escoger vestidos mientras yo me quedaba con otro para escoger los arreglos e invitación.
Todo hasta ahorita va perfectamente.

Sólo túDonde viven las historias. Descúbrelo ahora