Las cosas entre Jisoo y yo eran incluso más tensas, yo ni siquiera debería volver a la cafetería ya que Boo se encontraba aquí, pero necesitaba hacer algo, además una pequeña parte de mi conciencia no quería aceptar que mi estadía allí se debía a cierto americano.
Había logrado entablar una pequeña conversación con Jisoo, pero siempre era interrumpida por el mejor amigo de Hansol, ya que se le hizo costumbre a venir a tomar su café por las tardes.
A veces simplemente quería hacerlo desaparecer, con mi mente hacerlo volar hacia otro lugar, pero por más que mi mirada se posara en él, simplemente seguía sentado ahí bebiendo su café dedicándome sonrisas.
Nunca me percate que alguien me miraba observarlo, pero tomándolo de distinto ámbito.
Las flores no volvieron a aparecer desde hace una semana.
Hubo una última flor luego de esa no hubo más.
❀ La noche es esa que te hace recordar a quien amaste, te hace lamentar las cosas que nunca hiciste y te hace escribir a quien ya no te lee.
Lo siento Ángel, sé que puedes haber encontrado a alguien más, te he visto observarlo, y no quiero causar sufrimiento si estas empezando nuevamente, comprenderé si tu felicidad depende de él, me resignare a mirarte entre las sombras, pero jamás lo dudes. No te dejare solo.
Y no recibí más nada desde eso.
[...]
Esa noche volví frustrado, Jisoo me había regalado una pequeña sonrisa, y mi corazón había saltado en mi pecho haciendo volteretas que jamás había hecho con Seungcheol.
No sabía que hacer, mi mente era un caos y no sabía con quien hablar.
En un ataque de rabia me asome a mi jardín y en medio de la oscuridad le grite al vacío.
-Dijiste que no me dejarías solo, dijiste que estarías ahí, no es que ibas a luchar ¡He! Eres un cobarde chico de las flores, no eres más que puro bla bla bla. Si tanto me querías, porque desapareciste.-Mi voz se quebró y me apoye en el ventanal.- Quiero saber quién eres, no quiero que desaparezcas.