6. ¡Sorpresa!

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Me encontraba con mis amigos por cenar. Digo por cenar, aún sabiendo que Clarita y Sofia, estaban cocinando. Lo cual probablemente iba a ser algo difícil ya que la pequeña no podía parar de emocionarse por nuestra presencia cada medio minuto. La verdad me caía bastante bien. 

Aún era mi cumpleaños, así que teníamos una excusa para seguir juntos sin hacer nada. Willy y Frank se encontraban en el living de la casa grabando un TAG. Y yo, junto con Alex y Rubius, hacíamos caras raras del otro lado de la cámara para intentar hacerlos reír. Lo cual había llevado a sTaXx decir ''Luego lo corto'' como unas cien veces. 

La verdad no podía diferenciar, si Vegetta miraba a Willy con cara de enamorado o si realmente era mi imaginación de fanática insoportable con total fe en Wigetta. Pero con una mirada objetiva podía decir que el se encontraba mirando la escena que nos daban nuestros amigos sin reir ni intentar hacer que ellos rieran. ¿Celos, a lo mejor? 

Luego de unos minutos me cansé de actuar como idiota y me alejé a mirar mi celular. 

Que mis padres no me hubiesen llamado en todo el día, justo el día en que cumplía años, dolía. Pero no iba a demostrarlo. No iba a mostrar que algo me dolía, no otra vez. En fin, una voz me alejo de esos pensamientos haciendo que reaccionara.

—Usteeeed ¿Me acompaña a fumar, usted?—está demás decir quien fue el que lo dijo, pero por si las dudas, puedo admitir que me dio risa esa extraña manera de hablar de Rubius. 

—Sip, dale vamos —el hizo unos ruidos extraños y yo reí. Mientras caminábamos a la puerta, Frank gritó.

—¡RUZOE ES REAL! —yo me acerqué a el y le pegué un piña, suave. Para que dejara de insistir con eso. El rió junto con el resto.

—Dejá de decir eso, idiota —dije 

—No querrás verla cabreada —dijo Willy —Es peor que yo. 

—¿Peor que tú? Madre mía, chaval —comentó Vegetta y yo lo anoté en mi agenda mental. 

Finalmente nos alejamos de ellos de nuevo y mientras seguían grabando, nosotros nos volvimos hacia la puerta.   

Al salir, nos sentamos en unos pequeños escalones que había en la entrada de la casa. El encendió un cigarrillo y yo hice lo mismo mientras miraba a la nada. Hacía frío pero no tanto. Podía decir que el clima era ideal. 

El rompió el silencio hablando.

—¿Qué pasa? —dijo apoyando su cabeza en mi hombro ya que estábamos sentados uno al lado del otro. Yo reí por lo incómodo, literalmente, de su posición ya que él era muy alto y quedaba un poco extraño.

—¿Con qué? —pregunté mientras le daba una calada a mi cigarrillo.

—Se que estas mal, por momentos te quedas seria mirando a un punto fijo en algún lado de la casa y me doy cuenta —yo suspiré pesadamente. 

—Mis papás no... No me llamaron, no me escribieron. Nada —dije algo triste intentando evitar que las lágrimas salieran de mis ojos. El me abrazó dándose cuenta de que estaba a poco de llorar. Finalmente no pude retenerlo y lloré. Hacía mucho que no lloraba por algo que me hiciera sentir realmente triste como que mis padres se olviden de mi cumpleaños. 

—No llores, a lo mejor tienen muchas cosas en la cabeza y se les pasó —eso no hacía que me sintiera ni un poco mejor. 

—Es una estupidez, probablemente mañana me llamen y me pidan disculpas, pero no puedo evitar sentirme mal yo... Los extraño, no lo sé —dije entre lágrimas. El tomó mi rostro entre sus manos y secó una de ellas. Yo solo miraba sus ojos. No podía dejar de mirarlos. Debía admitir que eran realmente hermosos. 

—Eres de la clase de personas que cuando lloran me hacen llorar, y no queremos eso ¿O sí? —yo negué, no pudiendo despegar mis ojos de los suyos —Es injusto que llores, por cualquier motivo que sea. 

Sus manos aún sostenían mi rostro. Recibía suaves caricias en mis mejillas y eso me hacía estremecer. Su pulgar rozó la comisura de mis labios e inconscientemente incliné mi rostro para que continuara con su acción. ¿Qué mierda me pasaba? 

En sus ojos podía ver duda, o un intento en vano por leer mis pensamientos. Finalmente comenzó a acercar su rostro al mío. Podía sentir su respiración chocar con la mía y aún así no podía alejarme. Finalmente el habló. 

—Golpeame si quieres, pero quiero besarte, joder —dijo, pero yo no podía articular palabra alguna por lo que me acerqué a el y choqué sus labios con los míos. Debido a mis nervios y mi desconcierto, fui algo bruta al hacerlo pero el ritmo se regularizó luego y estuvo... Bien. 

Permanecimos así, por varios minutos, besándonos, acariciándonos. En mi mente, se repetía una y otra vez ''Idiota, la cagaste'' . Una vez que pude lograrlo, me separé de el y luego de recuperar el aire, pude retomar el habla. 

—Tendría que haberte golpeado, no se porque hice eso, perdón —el rió.

— Pero no lo has hecho. Y me has besado tu, no yo —yo escondí mi rostro en mis manos y el rió aún mas fuerte.

—No digas nada. Por favor —le pedí y el asintió. 

—Será nuestro secreto —le tendí mi dedo meñique y el me miró raro.

—Juralo por la garrita —el rió y me tendió su dedo también —Vamos adentro, tengo hambre. 

Cuando nos paramos para irnos a dentro, ya estábamos por llegar a la puerta pero la bocina de un auto nos llamó la atención, cuando ese auto dobló en la esquina de la calle, no podía creerlo. 

Éste frenó en la puerta de la casa y mis padres salieron de él. Corrí a abrazarlos como una demente. 

—¡Sorpresa! —dijo mi madre cuando finalmente llegué mientras correspondía a mi abrazo. Me separé de ella y abracé a mi papá. 

—Sentimos llegar tarde, amor —dijo él —El vuelo se retrasó y no teníamos batería en los telefonos. Nuestra sorpresa se arruinó.

—¡¡NO IMPORTA!! Dios, los amo —dije mientras los abrazaba a los dos a la vez. 

Cuando crees que nada puede mejorar, te das cuenta de que estabas equivocada.   

Game Over 》RubiusDonde viven las historias. Descúbrelo ahora