POV Rubius
Luego de llegar al Restaurante con Zoe, yo aún me encontraba un poco divertido por lo absurdo que sonaba el que ella se haya perdido en Madrid. Lógicamente omití que simplemente había estado dando vueltas en el mismo lugar y que solo se encontraba a pocas cuadras de su casa, porque por alguna razón, estar con ella se sentía bien y no quería perder esa oportunidad de pasar tiempo juntos.
¿Qué coño estoy diciendo?
En fin, ambos pedimos nuestra comida y luego de unos minutos esta estuvo sobre la pequeña mesa que compartíamos. Mientras ella se dedicaba a probar la comida que se encontraba en su plato yo no podía dejar de observarla.
Era muy mona a decir verdad, de esas tías que no puedes dejar de ver por miedo a que si lo haces desaparezca, como que no fuera real, o fuera un sueño. Total, que al parecer me quede en plan acosador observándola por varios minutos y al parecer ella se dio cuenta de ello.
—¿Qué? —dijo riendo —¿Tengo comida en la cara? —continuó, ruborizándose levemente por lo que yo reí negando —¿Por qué me miras entonces?
—Solo que eres muy guapa —dije sincero. Era la verdad. Ella hizo una mueca que no logré descifrar por lo que volví a hablar —Tranquila, que no me estoy enamorando de ti, solo es la verdad —reí y pude ver un poco de molestia en su mirada. Eso me confundió un poco, pero no le dí total importancia.
Al parecer se había quedado pensando en una respuesta inteligente, o... No lo sé. Simplemente su mirada se encontraba mirando hacia su plato, fijamente. Podía jurar que con suerte si pestañeaba. Se notaba que en su mente había una guerra de pensamientos y estaba debatiendo mentalmente que decir. Finalmente habló.
—Eso ya lo sé. Sin sentimientos ¿No? —Me sorprendí por su actitud altanera pero asentí. Era cierto. Maldecía el día en que le había propuesto esa estúpida apuesta.
De todas formas, no iba a enamorarme. No de ella. Tenía la jodida costumbre de sufrir y hacer sufrir a los demás siempre que me enamoraba. Y no quería hacer sufrir a Zoe, era malditamente hermosa y no se lo merecía.
La hora se había pasado y ya era de noche, por lo que pedí la cuenta y luego de discutir por varios minutos finalmente ella dejó que pagara lo que habíamos cenado.
Cuando salimos de allí, Zoe parecía perdida en sus pensamientos por lo que ninguno de los dos omitió ningún tipo de comentario. Crucé la calle que nos llevaba a donde estábamos anteriormente. Me senté en uno de los bancos que se encontraban en la plaza donde había ido a buscarla, haciendo que ella se siente a mi lado. Seguía sin hablar, como decidiendo mentalmente que decir y eso me estaba cabreando un poco.
Noté que tenía frío debido a que su mandíbula temblaba levemente y sus manos se encontraban escondidas en las mangas de su jersey. Reí por lo adorable que se veía con sus mejillas y labios sonrosados debido a la leve brisa fresca. La noche no estaba tan fría a decir verdad, pero al parecer si para ella.
Por lo que me quité mi chaqueta, poniéndola encima de sus hombros. Esta se estremeció y pude notar un leve gesto de alivio en su rostro.
—¿Qué haces? —preguntó algo confundida. Me encogí de hombros.
—¿Quieres que nos vayamos ya? Tiemblas —dije mientras la abrazaba un poco para aliviar el frío. Ella lo pensó un poco y finalmente aceptó.
El camino no varió mucho de lo anterior, solo eramos dos personas caminando por la noche de Madrid, en silencio... En un puto silencio incómodo donde no sabía que cojones hacer ni decir. Tampoco entendía que era lo que hacía ahí. Es decir, yo, acompañando a una tía a su casa, dándole mi chaqueta, preocupándome por ella ¡Pagando una puta cena, joder!
Juré que nunca más haría esas estúpidas cosas. Juré que nunca mas iba a enamorarme, ni a sentir nada en plan romántico por una tía. Esto no podía volver a pasarme.
Me negaba rotundamente a volver a caer en los encantos de una mujer hermosa, simpática y buena persona pero que al final resultara tirar todo a la mierda y engañarme o dejarme.
Me negaba a encontrar a una persona que me amara a posta y ser un idiota arruinándolo. El amor no era para mí, definitivamente.
En fin, sentía que algo andaba mal y por alguna extraña razón no quería que eso fuera así. Quería que ella sonriera y hablara hasta cansarse como siempre. Probablemente me gustara su voz, si seguramente era eso. Me gustaba su voz, no ella.
—¿Pasa algo? No es común en ti este silencio —pregunté cuando logré divisar su casa a unos pocos metros de donde nos encontrábamos. Ella frenó y su mirada se detuvo en mis ojos. Su mano se posicionó en mi mejilla y el contacto de su piel con la mía se sintió tan malditamente bien que me asusté. Finalmente negó y habló.
—Yo... Creo que ya no tenemos que vernos —dijo quitando su mano de mi mejilla y volviéndola a guardar en uno de los bolsillos de mi chaqueta y yo fruncí el ceño —Es decir, me refiero a no de esta forma —dijo señalándonos —Si podemos ser amigos. Pero solo amigos.
—Pe... Pero ¿Por qué? —pregunté totalmente confundido. Ella cerró sus ojos, como alejando algunos pensamientos de su mente, o intentando no decir algo de lo que se pudiera arrepentir. Yo realmente no entendía nada de lo que pasaba.
—Creo que es algo aburrido —fruncí el ceño aún mas si es que eso era posible. Su actitud me había dejado anonadado.
—¿Aburrido? —pregunté algo... ¿Dolido? Ella asintió —Creí que nos la pasábamos bien.
—Si, yo... Ya no lo quiero más —dijo sumamente cortante. Quiso quitarse mi chaqueta para devolvérmela supongo pero negué.
—Quédatela. Ya me la darás luego —ella asintió y caminó alejándose de mí. Me quedé mirándola intentando procesar todo lo que había pasado en los últimos segundos.
—Perdón. Se que probablemente esto sea algo insignificante, pero tengo mis motivos —dijo para volver a girarse y continuar con el camino hacia su casa.
Definitivamente no era para nada algo insignificante.
Comencé a caminar, intentando comprender todo pero no lograba hacerlo. No lograba entender porque me afectaba tanto esto. Cogí mi móvil y llamé a la única persona que siempre había estado ahí para ayudarme.
—Rubiuh ¿Qué pasa? —sonreí. Mi mejor amigo me conocía como nadie en este puto mundo. Y sabía que si lo llamaba repentinamente, era por que algo había pasado.
—Mahe, creo que tenías razón, joder —dije mientras seguía caminando hacia mi casa. El rió. El muy hijo de puta realmente rió.
—Ya lo sabía Rubiuh —dijo finalmente —Solo ehperaba que tu te enterarah, joder tío que eres terco. Yo te dije que esa tía te guhtaba —suspiré profundo.
—Si, lo se, tu me lo dijiste. Pero necesitaba que me botara como un gilipollas para darme cuenta de que tenías razón tío—dije algo frustrado.
—¿Qué quiereh decih con eso? —preguntó en un tono que no logré decifrar —Vente pah casa que hablaremoh mejoh de ehto, Rubiuh —yo asentí aunque el no me veía y cambié mi rumbo.
—Vale.
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Game Over 》Rubius
Fanfiction➳El se llamaba Ruben. ➳Ella se llamaba Zoe. ➳El era un famoso Youtuber Español. ➳Ella era la Youtuber mas conocida de Argentina. ➳El tenía amigos. ➳Ella tenía los mismos. ➳El había sido engañado. ➳Ella también. ➳El ya no creía en el amor. ➳Ell...