Prologo

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- Mira, Bee, ahí va la sin-kwami

- Entonces era verdad que es una sin-kwami

- No entiendo porque Marinette va al colegio siendo una sin-kwami

Aquel tipo de frases los llevaba escuchando desde siempre. Era algo inevitable, ella no podía obligarse a tener una kwami de la nada. Alguna vez intento hacerse el suyo a crochet, pero no era nada comparado con los seres. Sus padres no terminaban de explicar porque no tenía uno como todas las personas y prefirió no torturarlos más. Ya tenían suficiente con la hija sin suerte y don que les había tocado.

Los kwami eran esos seres que aparecían desde que la persona tiene escrito en su brazo su don o habilidad especial. Eran como su ángel de la guarda, consejero, amigo y hermano. No, algo mucho más profundo que no se podía explicar con simples palabras. Su padre tenía a Pan, un kwami marrón que le ayudaba en la repostería y panadería mientras que su madre tenia a Sia que la ayudaba en el arte del té y lo dulce.

Pero ella no tenía nada. Ni buena suerte. Era una torpe e inútil.

Ya fue extraño que naciera sin frase, dijeron que saldría como muy tarde a los tres años donde ya empezaría a desarrollar algo y saldría su kwami con su don y ya no estaría sola. Tanto Tom como Sabine sabían de los esfuerzos y la presión en la que está ella, no tenia a su guía y protector y se sentían un poco impotentes. Pero Marinette los quería igualmente.

Se sentó sola en su sitio y espero escuchar menos murmullos de lo habitual ante su condición, pero sus deseos no fueron escuchados y tuvo que soportar las clases con ello. Era normal que la profesora ni reparara en ella, porque ¿quien quería saber algo de una chica sin nada.

Era una auténtica desdichada.

- Quizás lo que necesita es alguien que la asesore- insistía su profesora a sus padres. Pero lo habían intentado fallida mente.

- Simplemente, no tiene- decía Sabine Cheng algo consternada- y no la vamos a presionar por ello

No la presionaban, lo hacía ella misma a su cabeza cada vez que salía del colegio. Intentaba encontrar algo que fuera lo que necesitaba.

La Sin KwamiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora