17

1.1K 149 3
                                    

Tener una cita formal con Adrien era como encontrar el objeto que una buscaba durante semanas: muy difícil. Por mucho que Natalie estuviera de su parte, era muy dificil encontrar un momento en el que Gabriel no se cerciorara de que estaba en su habitación, siendo un buen estudiante con su secretaria como profesora. Adrien no lo negaba, desde que ya había quedado grabado que tipo de don tenía, las cosas y restricciones se habían relajado hasta un punto que no se hubiera imaginado. Aunque podía ver su cara de desagrado, pues no era lo que quería para él.

- Entonces Alya intentó mostrar su blog en la proyector pero la profesora no la dejó

- Con la noticia que tenía, me da pena

El aire de completa despreocupación, pasear tranquilos sin miradas clavadas por no tener kwami, con algún detalle en la mano eran las novedades que Marinette notaba como aligeraban su estado de anímo. Con Adrien, las cosas cambiaban y se tornaban más tranquilas, apacibles y carentes de falsos sentimientos. Esa comprensión y sinceridad era un pequeño porcentaje de su fé en la humanidad, en que no todo el mundo era cruel y solo se dejaba llevar por esas cuatro locas ovejas que si los querían ver muertos por no haber nacido con estrella.

- Al final lo hice. Me apunté a un conservatorio- le confesó finalmente sentados en una terraza esperando el refresco- Aun ni Natalie ni yo se lo hemos dicho, pues tengo que presentarle mi horario para que se tranquilice y quizás no use más que "Felix"

- ¡Eso es una muy buena noticia! Aunque es una pena que ya no sea la única que pueda escuchar tu música

- ¿Sabías que me atrae más la idea de ser profesor? No se, tiene un algo que me gusta más. Pero seguiré tocando para tí, siempre. ¿Y has encontrado más sin kwami?

- Todos los que encuentro suelen tener mi edad o menos, pero se esconden o los esconden... mucho no puedo hacer. Ahora estoy entre ir a clase y visitar a un chico que tiene una fobia a salir sin haber terminado... aun tiene cuatro puntos. Lo de Manon no se volverá a repetir

- Ese es el espíritu, mi bichito

La dejó en la puerta de la tienda de sus padres, pues ya estaba Natalie esperando fuera del coche y el señor Dupain en la puerta. Las ganas de despedirse con un beso tuvieron que ser horriblemente aguantadas, pues el nivel de vergüenza de Marinette estaba por las nubes.

La Sin KwamiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora