- Marinette, no es tu culpa- insistían Tikki y Sabine al mismo tiempo
Ella seguía sin contestar. Enterrada entre mantas, intentaba digerir que había pasado. Todo había arrancado muy bien: Adrien y ella intentando llevar una relación más allá de su amistad, sus padres contentos y algo preocupados por la misión que el maestro Fu le había encomendado y Manon. Manon estaba sonriente, feliz de tener una amiga y jugar con ella en el parque sin ninguna preocupación de ser rechazada como antes. Todo era simplemente de color rosa. Pero a la vida no le había gustado y simplemente le enseño que si eran cinco semanas, eran cinco semanas de vida. Nunca pudo terminar de adivinar cual era el don de ella. A veces tenía la pista de su brazo totalmente enrojecido, otras veces eran auténticos palos de ciego. Como una inútil, la auténtica ciega había sido ella. No supo resolver a tiempo que ella era una perfecta narradora de cuentos. Había una piedra en el camin que no la había dejado avanzar y se sentía realmente culpable.
Pero sus lágrimas eran por algo más.
La madre de Manon.
Todas sus teorias de como trataban la muerte de un sin kwami se hicieron realidad y se sentía como la peor de las arpías por haber alentado aquella situación. Ella, junto con Sabine, eran las únicas que estaban llorando durante el entierro. Pudo divisar a Wayzz entre la gente de negro y los kwamis, por lo que sabía que el maestro había visto su primer gran fracaso y como lloraba por ello. Adrien intentaba consolarla, sin exito. Pero la madre estaba ahí, mirando como enterraban con un rostro serio, impasible, como si no fuera más que un show horrible de televisión. Tendría que ver con que había vuelto a quedarse embarazada. Le dio un incomprensible "gracias" a Marinette antes de marcharse y, a diferencia del resto, pudo verla sonreir. Y esa sonrisa fue como una daga para ella. Quería pensar que si le había afectado la muerte de su hija a pesar de no haber nacido con una estrella como la mayoria, pero sabí que era pensar demasiado. Su propia madre le había confirmado, con aquella mirada triste, que había pensado demasiado.
La muerte de la niña sin kwami había pasado sin honor y gloria. Ni una esquela.
Y se sentía totalmente culpable de ello.
El maestro se acercó a donde ella finalmente (pues la habían dejado sola por haberlo pedido entre lágrimas) y le dijo las palabras más duras y reales, que se grabarían a fuego en su cabeza en esa etapa de intentar ayudar a todo el mundo.
- No siempre podrás ayudar a la gente, pero no por no haber ganado una batalla, pierdas la guerra
El maestro estaría totalmente decepcionado al verla ahí, llorando en su cama, siendo incapaz de seguir adelante. La culpa simplemente la mataba. Adrien también lo había intentando, la comprendía, pero no logró absolutamente nada.
Pero las lágrimas se secaron y ella salió de la cama, con una actitud muy diferente al que tenía antes. Era una sonrisa calmada, de una chica que acababa de comprender que si, la vida era así y debía seguir. Despedir a Manon y guardar de ella una llave de juguete era el primer paso para saber que ayudar en un lugar tan cruel como era París con los sin kwami era el primer paso.
Por lo menos tenía a Adrien a su lado. Tocando el piano de forma suave, intentando relajar los duros latidos de su corazón con una melodía dulce y muy suave. Acarició sus manos cuando termino y se inclinó para darle un inocente beso a pesar de saber que su madre podía verla desde la cocina. Realmente agradecía tener un amor sincero e inocente con Adrien.

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La Sin Kwami
Fanfiction[Alternative Universe. Adrinette] Los kwami eran esos seres que aparecían desde que la persona tiene escrito en su brazo su don o habilidad especial. Eran como su ángel de la guarda, consejero, amigo y hermano. No, algo mucho más profundo que no se...