- Me alegro de que tu tengas ya el kwami y la frase, por lo que no se que haces visitando a un sin kwami como yo- fue lo que le dijo un realmente desanimado Adrien al escuchar la buena noticia que le traía su amiga. Marinette se desanimó ante esas palabras- Debería morirme por no tener kwami. Sería mejor que estar siempre solo
- ¡Te prohibo decir eso, Adrien!- aquellas palabras fueron acompañadas de una sonora bofetada de su amiga, que retenía las lágrimas como podía.
Ella le explicó las cosas, como él todavía debía ponerse ese anillo y luchar por ese don con la música que tenía. Debía superar su miedo a fallar, su angustia a la decepción, y luchar cada día por ese algo que realmente le gustaba. Marinette no podía imaginarse como era una vida sin madre, más al descubrir que fue de esa buena mujer realmente, pero no quería que eso bajara la autoestima de su amigo. No aguantaba verlo triste. Adrien debía sonreir y mostrar su mejor cara. Sabía que lo pasaba mal, pero ese rostro era el que más le favorecia.
-Confió totalmente en ti- le dio el anillo con sumo cariño- Tu padre no te querra, pero yo si. Y mi familia. Pann ya querrá llenarte de dulces- aquel último añadido fue para hacerlo sonreir como un niño
-Vamos a por ese piano, amiga
Se puso el anillo encima de la cama, y más que verlo desmayado, parecía que dormía placidamente. Tuvo que esperar hasta el anochecer, mucho menos delo que ella realmente había tardado ella en el hospital, para concer a Plagg. Era un gato negro que pedía por cada momento un pedazo de camembert. Tikki y él hicieron migas al instante. A inicio era un poco desagradable, pero luego estaba bastante vago y conformista, pero alegre y algo juguetón con la kwami roja. Fue por poco tiempo, pues Marinette debía llegar a casa pronto.
Ella no tardó en contar todo a sus padres, quienes no pudieron sentirse más gozosos cuando escucharon cual era el verdero don de su hija. Si en algo tenía razón el maestro, era que mucha gente no sentía esa gran afinidad por la gente que tuviera un don tan humano y empatico como el de su hija, pero se sentían igual un gran orgullo por ella.
Al día siguiente, Adrien empezó a tomarse en serio sus sesiones de piano en la casa de Marinette, con un gran humor. Tocaba melodías alegres, capaces de hacer a los kwami de la casa brincar.
- Tranquilo, es buena señal- le dijo ella en la puerta, después de una gran tarde juntos
- Antes de irme, quería darte esto- le dió una flor de tela rosa- Ya sabes, tienes que volver a clase y yo te esperaré para que me lo cuentes todo
- Gracias- fue lo único que pudo decirle, algo sonrojada
No se fijo como su padre miró la escena, un tanto enternecido.
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La Sin Kwami
Fanfiction[Alternative Universe. Adrinette] Los kwami eran esos seres que aparecían desde que la persona tiene escrito en su brazo su don o habilidad especial. Eran como su ángel de la guarda, consejero, amigo y hermano. No, algo mucho más profundo que no se...