Esfuerzo

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- Marinette, tu puedes hacerlo

- No puedo, Tikki.

- ¡Animo Marinette! ¡Tu puedes, Marinette!

- ¡Qué no puedo!

Finalmente tiro aquellas agujas y la lana de muy mala manera y pataleo como una niña pequeña. Tikki , desanimada, recogió todo y lo puso encima de la mesa. Le echó un vistazo rápido a los pendientes y se sentó encima de la mesa. Ya había pasado una semana y un punto de cinco habían desaparecido muy a su pesar. Le había explicado por activa y por pasiva (y también a sus padres para que hablara con el colegio y acordaran que pudiera tomarse cinco semanas por la baja médica) la necesidad que tenía en esforzarse para lograr afianzarse como su kwami, si no, no podía asegurar que iba a pasar. Aislada de todo ese mundo cruel y nada empático con los sin kwami, la había instado por una semana en que se acercara a aquello que ella misma había abandonado: la moda. No sabía porque, ella tuvo una actitud reacia cada vez que lograba algo. Ya no sabía que hacer para que su seleccionada terminara algo que había empezado.

- Sin esfuerzo y dedicación uno no logra sus metas, Marinette. Se que crees que tus esfuerzos no serán nada en contra de lo que haga alguien que tiene ya un don como... Gabriel Agreste y Nooroo, pero alcanzaras esa misma meta con un poco más de valor. Por mucho que no sea tu kwami natural, se que tienes potencial para serlo, y te animaré ahora más que nos quedan solo cuatro semanas. Recuerda que la meta no es importante, solo cojeras el premio: en el esfuerzo y la superación diaria si esta lo que debe importarte

- No se como lo haces para animarme, Tikki- cogió las aguas y volvió a intentarlo con una mirada un poco más triste- Deberías conocer a Adrien Agreste.

- ¿es tu amigo?

- Más o menos. Aunque no se como reaccionaría a que estes en mi vida.

Mientras tenía sus manos ocupadas, le contó todo lo que había pasado entre los dos, haciendo que la kwami se riera. Ya era bien tarde cuando pudo terminar una pequeña bufanda azul. Lo primero en que pensó fue en ir a dárselo a su amigo rubio por toda la conversación que había tenido con Tikki, pero recordó que su padre era un padre despreciable. Si estuviera la madre, le preguntaría que vio en alguien tan tirano como él.

- Podríamos entrar en su casa y verlo- le animó Tikki- Si él no puede salir, nosotras podríamos entrar

Decidió hacerle caso y bajo la excusa de dar una vuelta, salió de su casa con el regalo en una pequeña bolsa. Llegó a la pared justa donde Adrien había caído sobre ella. Miró por todas partes antes de usar algunas papeleras para poder llegar a la parte superior del muro. Nada más llegar a la parte superior, vio que tenía delante la ventana abierta de un cuarto de baño. Sin pensárselo dos veces, saltó para caer de rodillas en el frío suelo. Abrió la puerta y se encontró con Adrien navegando en un ordenador con demasiadas pantallas para su gusto. Este miró a su lado y quedo bastante sorprendido.

- ¡Marinette! Pensé que seguías en el hospital, nadie me avisó...- a ella no le gustó ver como aquel chico amable y alegre que cayó sobre ella se volviera triste por culpa de ese padre que tenía.

Ella no tardó en ir corriendo a sus brazos para abrazarlo. Lo había echado muchísimo de menos. No tardaron en sentarse en su cama y darle esa bufanda. Le intentó explicar todo como podía saliendo Tikki en su salida.

- Encontraremos la forma de estar juntos, por mucho que tu padre no quiera que salgas de aquí- vio que seguía un poco desanimado

- ¿No me vas a cambiar ni abandonar por tener a Tikki, verdad? Aunque no podamos por mi padre

- Claro que no, eres mi mejor amigo, el primero que ha caído sobre mi. Encontraremos la manera. Si ahora eres el desanimado, yo te animaré

La Sin KwamiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora