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- Vale, Tikki, necesito seguridad en mi misma para los cambios que quiero hacer en mi vida- la kwami asintió, bastante orgullosa- No voy a dejar que Bee y Chloe me pisoteen una vez más

- Ese es el espíritu, Marinette

Antes de abandonar la casa cogieron la merienda que les había preparado su madre y su kwami con mucho cariño. Antes de entrar al colegio, respiró hondo. Miró su frase, aun no se creía que tuviera semejante don, completamente humano y real. Sobre todo real. Entró y aquellos que sabían que ella era originalmente una sin kwami, quedaron bastante sorprendidos. Entró en la sala donde la profesora estaba ordenando los materiales del día. Se sentó en su sitio, apartada de la gente, pero todas las miradas cayeron sobre ellas, la agujereaban, estudiaban con sumo interes tanto a ella como a su kwami, que se había apoyado en su hombro mirando bastante sorprendida los kwamis de los compañeros de su chica. Chloe y Sabrina entraron y Marinette intentó mantenerse igual, pero era dificil. Ella se fijó que se sentaron sin decir nada. Debía ser de la impresión.

La profesora empezó la clase con una nueva asignación de asientos. Marinette se sorprendió de su sitio. A ella le gusto su sitio, en segunda fila, con delante a Nino y al lado a una chica llamada Alya. Su kwami saludó bastante animada a Tikki, que se alegró de hacer una amiga cuyo nombre era WiiFii. Al parecer, su kwami era muy curiosa y sacaba a relucir ese don periodistico que tenía ella. Por un momento la profesora salió después de asignar los asientos de una forma muy tosca.

- No, Chloe, no me vas a obligar a hacer algo que no quiero. No más.

Resentida, se sentó en su sitio al lado de una asombrada Sabrina. La profesroa volvió, bastante calmada. El resto del día fue bastante tranquilo, donde Alya la animó a hablar con todos sus compañeros. Aquellos que antes la rechazaban, la intentaban conocer con Tikki. Le parecía algo surrealista y cruel, pues antes no se hubieran acercado a ella. Y les dijo que podían ver una amiga en ella, aunque la delegada fuera la misma Chloe.

- Ha sido un día bastante tranquilo, he podido plantarle cara a Chloe y los profesores sabían que existía- le explicó a Adrien al ir a su casa después de las clases con algunos dulces que le había guardo. La señorita Natalie había sido muy amable en dejarlo meter el teclado a escondidas de su padre- Me siento una Marinette nueva. ¿Qué tal en casa?

- Bastante aburrido y no me he animado a tocar el piano- se sinceró él, indignando a su amiga- Es que...

- Adrien, no quiero que te mueras. Por favor, esfuerzate no solo por ti, también por mi

Aquellas palabras vinieron acompañadas de un sonrojo ligero, un rojo que acentuaba más los claro ojos de su amiga. Adrien tuvo que apartar la mirada y se rascó la nuca, para risa burlona de Plagg.

- Ya tienes nuevos amigos, no deberías preocuparte por mi y mi experimento

- Pero tu fuiste el primero, y no me prejuzgo por no tener kwami. Eres la persona más importante en mi vida y no voy a dejar que mueras porque creas que vas a estar solo, no te voy a dejar estar solo.

Adrien y Tikki quedaron totalmente sorprendidos por las palabras de su amiga. Sacó unos auriculares y los enchufó en el teclado para que el padre de Adrien no escuchara la dulce melodía que tocaba su amigo. Suave, profundo, cariñoso, cargado de un sentimiento puro e inocente a la vez de incondicional. No eran suficientes las palabras con las que Marinette podía describir la hermosa música que Adrien creaba. No lo veía como modelo, tenía alma de músico. Desvió la mirada para ver como su brazo enrojecía, pero sabía que no era suficiente. Debía desbloquear ese tope que era el recuerdo de su madre para poder terminar de afianzar ese gato negro como su kwami.

- ¿Qué tal si un día vamos a un recital?- le propuso con una sonrisa Marinette

La Sin KwamiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora