Camila se pasó toda la tarde durmiendo, hasta que el hambre la hizo levantarse. Se miró al espejo y se preguntó si estaría haciendo bien en no denunciar.
En ese momento se sentía tan mal que necesitaba un abrazo, ella era muy independiente, pero en ese momento no le hubiese importado tener a su madre cerca para que le diera un abrazo.
Se miró en el espejo y no se reconoció, estaba hecha un desastre. Ahora tenía alguna marca más.
Suspiró y se arrastró hasta la cocina para prepararse algo nutritivo para comer. Comió y volvió a la cama.
Marc se sentía feliz, por fin los inversionistas estaban firmando. Unas horas y estaría rumbo a casa.
Cuando llegó al hotel ni se molestó en ducharse, solo metió sus pocas cosas en la maleta junto a los documentos. Bajó a la recepción, pagó la cuenta y pidió que le llamaran a un taxi para ir al aeropuerto.
Al llegar se bajó de su transporte apresuradamente, el vuelo más próximo salía en treinta minutos.
Compró el billete y se apresuró a pasar el arco de seguridad, no quería perder ese vuelo bajo ningún concepto.
Una vez sentado en la comodidad del avión pensó en mandarle a Camila un mensaje rápido para avisarla de que le esperara en el apartamento. Pero luego pensó que sería mejor darle una sorpresa.
En cuanto despegaron se puso un antifaz negro, se estiró y se durmió. Habían sido unas semanas tensas y nada felices. Estaba agotado.
Tres horas y algo más tarde el avión estaba aterrizando y él solo podía pensar en Camila, en abrazarla, en besarla. En acurrucarse junto a ella y dormir durante una semana.
Cogió de nuevo un taxi y dio la dirección de su casa. Se ducharía y dormiría unas cuantas horas. Después se presentaría en la tienda de su chica.
Cuando entró en su apartamento lo notó algo distinto, pero no se paró a pensar mucho. Estaba tan cansado que no vio el bolso en una esquina del sofá.
En el baño no se dio cuenta de los productos femeninos nuevos. En ese momento solo pensaba en dormir.
Salió de la ducha y se lió la toalla en la cintura, se dirigió a su habitación, encendió la luz y la vio. Sus plegarias habían sido escuchadas. Apagó la luz para no despertarla.
Camila dormía boca abajo con la cara enterrada en la almohada y el pelo desparramado. Marc no quería dejarla de contemplar, entonces encendió la lamparita de noche. Era menos molesta.
Acarició su espalda haciendo que la piel de Camila se erizara. Repartió besos por su brazo desnudo ya que el camisón era de tirantes.
Ella se revolvió y levantó la cabeza, adormilada preguntó:
-¿Marc?-
-Soy yo caperucita. He vuelto.- Contestó acercándose a su rostro para poder besarla, pero entonces vio sus marcas y la sonrisa se le borró del rostro.
Se puso tan serio que Camila se asustó, pensaba que no le había gustado verla allí, no se acordaba que su aspecto no era muy bueno.
-Lo siento Marc, pensé que no te molestaría que me quedara aquí. Pero si te molesto me voy. No quiero volver a mi casa mientras Lucas este allí.- Murmuró ella triste, sintiendo que sus ojos se llenaban de lágrimas.
Él no creía lo que estaba oyendo, entonces la obligó a levantarse y la llevó con él a su despacho para que viera el collage de fotos que tenía de ella en la pared.
Mientras la hacía mirarlas le acariciaba la espalda y besaba su cuello:
-Mira todas estas fotos Cami. Eres mi vida, mi obsesión, mi amor. No sabes todas las veces que soñé tenerte aquí solo para mí. Siendo mía, solo mía. Ahora según venía para aquí solo pensaba en sorprenderte, amarte y mimarte. Encontrarte aquí ha sido la mayor felicidad para mí. Pero no me ha gustado ver estos golpes en tu precioso rostro. No me ha gustado que no me contaras que tengas problemas. Yo quiero estar siempre para ti. Ahora quiero saber, quiero que me cuentes.-
Camila suspiró, Marc por fin estaba con ella. No se había dado cuenta de cómo lo había extrañado. No se acordaba de la manera tan intensa que su cuerpo reaccionaba cuando él estaba presente.
Se dio la vuelta y enterró la cara en su pecho, aspirando su aroma y regalándole besitos tímidos. Entonces le explicó lo que había pasado.
-Decidí venirme a casa porque no soportaba estar cerca de Lucas. Pero no contaba que eso lo volviera loca y lo hiciera perder el control. Las dos veces que me lo encontré en la calle me pidió volver, al yo negarme me golpeó. Pero ayer se ensañó. Gracias a Oscar que me lo quitó de encima. No te lo dije cariño para no preocuparte, bastante tenías ya. Con lo del club y todo.-
Marc la iba a volver a regañar por no contárselo, él quería saber todo de ella para poder ayudarla. Y sobre todo protegerla. Ya se encargaría él más tarde de Lucas.
Por lo pronto solo quería tenerla entre sus brazos para demostrarle que con él estaba a salvo. Pero el teléfono de Camila empezó a sonar haciendo que ella se alejara momentáneamente de sus brazos.
Fue a la habitación a cogerlo, cuando vio el identificador de llamada no se lo podía creer. Pero de todas maneras contestó, tenía que dejarle bien claro que no había vuelta atrás. Por eso no le dejó hablar.
-A ver Lucas estoy cansada. Nos vamos a ver, vas a firmar por las buenas la puta demanda. Te vas a largar del apartamento de mis padres y no voy a saber nada más de ti en la vida. Y como no quiero estar a solas contigo llamarás a Oscar.-
-Está bien, firmaré, pero quiero oír la verdad de tus labios. Quiero que me expliques como me engañaste. Ven a tu casa, te estaré esperando. A la hora que quieras. No me iré hasta que vengas.- Accedió Lucas.
-Iré sobre las once.- Informó Camila.
Colgó y puso el móvil sobre la mesilla, Marc se acercó por detrás y la abrazó.
-¿No pensarás que te voy a dejar sola con ese? ¿Verdad?- Preguntó él.
-Pero...No quiero meterte en esto...Solo iré me firmará la demanda y volveré a casa.- Contestó ella titubeante.
-Repito no te dejaré sola con ese elemento, además estoy en esto desde que empezamos nuestra relación. Me encanta oír como llamas a mi hogar casa. Ahora hagamos las cosas bien. ¿Quieres ser mi novia oficial?- Preguntó Marc arrodillándose en el suelo.
-Si quiero.- Contestó emocionada y dando por zanjado el tema.
Se acostaron, pero no hicieron el amor ni tuvieron sexo. Solo durmieron abrazados. Marc se conformaba con eso. Con poder dormir a su lado estaba feliz.
Camila se despertó a las diez con el estomago muy revuelto, corrió al baño, se arrodilló y vomitó todo lo que había cenado.
Marc se acercó preocupado y la ayudó a incorporarse.
-¿Estás bien cariño?- Preguntó pensando que la llevaría al médico.
-Sí, mucho estrés, pero ya por fin hoy dejaré de preocuparme por una cosa.- Contestó ella evadiendo la pregunta.
Marc supo que le ocultaba algo, pero no quiso insistir, esperaba que cuando se sintiera preparada se lo contara.
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Alborada
RomanceCamila se casó enamorada e ilusionada. Pero los años y la rutina han enfriado la relación. Entonces buscando la adrenalina que no tiene en su matrimonio decide empezar a trabajar en un club de estreptease. Mientras su marido trabaja en su taxi ella...