CAPITULO 16: ARIA Y SU AVENTURA:

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Apenas llegaron al piso Camila llamó a Marc para contarle todo lo que había pasado. Se sintió mal por tener que ser ella quien le diera esa clase de noticias.

Él la intentó tranquilizar, no le echaba la culpa de nada de lo que había pasado. Al contrario, gracias a ella había descubierto parte de lo que Brendan tramaba.

Después de despedirse Camila se sintió triste, aburrida y muy sola sin Marc. Nora la abrazó para consolarla.

Finalmente se acostaron juntas en la enorme cama para ver una película y se quedaron dormidas.

Aria se preguntó por unos instantes que rayos hacía con aquel hombre. Ella nunca había sido de aventuras de una noche, pero de repente sentía que podía hacer una excepción. Sabía que Brendan no era trigo limpio pero calentaba su sangre como ningún otro miembro de la especie masculina.

Estaba sola en un elegante bar de hotel esperando que él consiguiera una suite. ¿Cuándo se había convertido en una mujer que esperaba que al hombre? Miró la copa del champán que sostenía en la mano y bebió un sorbo. Le pareció una bebida tan insulsa y poco acorde con ella que decidió pedir otra cosa.

Decidida se dirigió hasta la barra y preguntó al camarero si tenía alguna bebida más fuerte. Terminó bebiéndose un tequila de importación bastante bueno y caro.

Brendan había dedicado un rato a mirarla preguntándose que tenía aquella mujer que le atraía tanto. Preguntándose porque ella parecía ejercer un extraño canto de sirena hacia él.

No pudo resistir pasar más tiempo separado de su cuerpo, se acercó despacio mirando como saboreaba la nueva bebida que había pedido.

Cuando estuvo a su lado acarició su espalda desnuda ya que su corto vestido tenía el escote en la espalda. Acarició el lóbulo de su oreja con la boca, tentándola, seduciéndola. Al mismo tiempo formulando una pregunta:

-¿No sabes que mezclar es peligroso para la salud?-

-¿Tan peligroso como estar contigo?- Aria respondió con otra pregunta.

-Bailemos.- Pidió Brendan llevándola consigo a la pequeña pista de baile.

Sonó una antigua balada que bailaron muy juntos y acaramelados. Después de ese lento baile, sintieron que no podían más y se dirigieron hasta el ascensor para subir a la última planta de aquel hotel. En la séptima planta estaban las mejores y más lujosas habitaciones.

Pero Aria no tuvo tiempo de admirar el lujo ni la belleza del lugar porque Brendan atacó su boca con ferocidad y posesividad.

Ella le devolvió el beso con la misma violencia, arrancando además la chaqueta de su musculoso cuerpo. La camisa siguió el mismo camino.

Sintió la boca de él por todas partes, por su cuello, por sus pechos que anhelaban sus mordiscos.

Sus manos bajaron inconscientemente a la enorme erección que se adivinaba debajo del pantalón, masajeó arriba y abajo hasta que se atrevió a dedicarle mimos también con su boca.

Cuando se dio cuenta de lo que estaba haciendo sintió vergüenza, pero luego pensó que solo sería esa noche y después ya no lo volvería a ver.

Marc pensó que con aquella noche no tendría suficiente, Aria lo enamoraba, lo seducía. Sintió que se perdía con sus besos, con sus certeras caricias.

Terminaron de desnudarse y cayeron sobre la mullida moqueta sin dejar de besarse, los dos querían llevar el control. Eran personas fuertes que quería llevar la razón y controlar al otro.

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