Capítulo 7: Camino a la salvación

8.8K 569 146
                                    

Veinte horas de vigilia

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Veinte horas de vigilia.

Norak salió corriendo por el pasillo de su apartamento, aún con la vista borrosa, los músculos cansados y los ojos tan secos que hasta parpadear le molestaba. Cogió las llaves de su coche, cerró la puerta de su casa con llave, y bajó hasta el sótano. Descabezado le persiguió mientras se marchaba.

—Amo Norak, ¿dónde vamos? ¿Quién le ha hablado por el intercomunicador? ¿Se trata de algo urgente?

—Vamos al hangar. Hablaremos con Faith. Pesadilla ha capturado a Astride, y tenemos que ir a rescatarla. Así que sí, colega... Se trata de algo muy urgente —explicó, e invitó a su amigo metálico a colocarse en el asiento del copiloto—. Vamos, sube. Tenemos que irnos.

Mientras conducía, Norak comprobó que la pantalla del pecho de Descabezado tenía varias líneas verdes. El robot estaba recopilando información de su disco duro, y cuando asimiló lo que dijo su amo, le respondió al momento:

—¿La becaria Orbon? ¿A esa chica tenemos que salvar?

—Descabezado, tengo que reconfigurarte ese disco duro. Orbon ya no es becaria. Ahora es una de las mayores responsables de los laboratorios Krasnodario, dejó de ser una pringada hace mucho tiempo.

—Entiendo, amo. Y otra cosa... ¿No cree que es demasiado arriesgado ir a salvarla? ¿Quiere que avise a alguien más para que nos ayude en el rescate?

—Qué bien me cuidas, creo que eres el único que se preocupa por mí.

—Para eso estoy, amo Norak.

—Y ahora que lo has dicho, manda un mensaje a Faith y otro a Kurtis. Espero que Slade esté más repuesto y haya salido ya de la camilla del hospital. —Pensó en voz alta, y dictó el mensaje al robot—: Diles que les espero en la Nostradamus.

Descabezado recibió aquel comando y lo obedeció, aunque tardó varios segundos en enviar el mensaje a Faith y Kurtis, pero después informó a su amo de que sus destinatarios lo habían leído.

Minutos más tarde, Norak aparcó frente al hangar y vio a toda la tripulación de la nave correteando de un lado para otro. Entró en la Nostradamus, y fue directo al puente de mando, acompañado del incesante sonido de las ruedas de Descabezado. Allí se encontró con sus compañeros y otros sindicalistas.

—Gracias a todos por venir tan rápido —habló Norak.

—No hay de qué —respondió Kurtis, y le dio unas palmadas en el hombro—. Siempre que das la voz de emergencia, aquí nos tienes. Gracias a ti hemos salvado a muchas personas en las Zonas Hypo. Pero, cuéntanos, ¿qué ha pasado esta vez?

—Será mejor que lo veáis —murmuró, y señaló a Descabezado—: La llamada de Astride se registró también en su disco duro.

—Buscaré el archivo, y lo prepararé para su reproducción, amo Norak.

Insomnio: Primeros Confederados | SC #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora