CAPÍTULO XX - Un lindo día...

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Abrí los ojos y ya eran las 5:30 así que enseguida me bañe, me arregle y me reuní con mi familia en el comedor, mis padres se fueron de urgencia a la empresa por lo que solo desayune con Mauricio.

-Buenos días Betina.

-Buenos días Mau.

-Ahora si me dirás?

-Te digo en el colegio, no quiero que alguien vaya a escuchar.

-Esta bien.

Terminamos de desayunar y enseguida Paco nos llevo al colegio.

Iba caminando hacia mi salón con Mauricio.

-Mau vamos a las canchas para hablar de lo que ya sabes.

Caminamos hacia las canchas y nos sentamos en una banca.

-Ahora dime.

-Es que no es fácil

-Solo dilo

-Prométeme que no le dirás a nadie, ni siquiera a Juan, Víctor o Lorena.

-Lo prometo, ¿dime de quien se trata, quien es el afortunado que logro robar el corazón de mi hermanita?

-Es...

-¿Quién?

-Reynaldo.

-¿Qué? Es en serio? Betina no juegues con esto!!!

- Es en serio

Mauricio se levanto muy alterado y yo lo seguí, pero él me empujo y me grito, algo que jamás espere escuchar de él.

-Eres una traidora, olvídate de que eres mi hermana, por eso querías que nos hiciéramos amigos verdad!!!

Sentí como mis ojos se llenaban de lagrimas, y Mauricio ni siquiera me volteo a ver solo se fue, camine hacia mi salón, pero aun era muy temprano así que mi salón estaba vacio, me metí y comencé a llorar, luego la puerta se abrió y escuche que alguien entro, por lo que empecé a limpiarme los ojos.

-Betina, ¿que tienes? ¿Estas bien?

Levante la cara y vi que era Reynaldo.

-No – Dije mientras retenía las lagrimas

Él se acerco a mi y me abrazo, y fue entonces cuando empecé a llorar de nuevo. Le pedí que fuéramos a otro lugar ya que no quería correr el riesgo de que Mauricio nos encontrara ahí.

-Vamos a otro lugar¿ si?

-Claro

Bajamos las escaleras y fuimos las gradas que estaban justo enfrente de las canchas de básquet.

-¿Quieres hablar de por que llorabas?

-Prefiero no hacerlo.

Él solo me observaba preocupado pero no me decía nada, en eso recargue mi cabeza en su hombro y él me abrazo. Sentí que alguien nos observaba y así fue, Mauricio estaba ahí jugando básquet y no retiraba la mirada de nosotros.

-Ahí esta Mauricio mejor vámonos.

-Ok, tranquila.

Caminamos hacia nuestros salones y cuando íbamos subiendo las escaleras Reynaldo dejo de caminar y solo me observaba, me tomo de las manos y las puso sobre su pecho, luego se acerco poco a poco a mi rostro y me dio un lindo beso en la mejilla.

-Betina ¿crees que en receso podríamos hablar?

- Claro que si Reynaldo.

-Ok, entonces te espero afuera de tu salón.

Mi Corazón Te PerteneceDonde viven las historias. Descúbrelo ahora