CAPÍTULO XXIII - El amor

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Llegamos muy temprano a la escuela porque Mauricio tenia que pasar a recibir el nuevo uniforme con el entrenador de Básquet, yo camine a mi salón, pero por lo que me había dicho Reynaldo, él también debía llegar temprano ya que también pertenecía a la selección de Basquetbol de la escuela. Llegue a mi salón y ahí estaban Sol y Pablo, los tres nos salimos del salón y en eso llego Reynaldo, nos saludo y después Sol y Pablo inventaron que tenían que ir a servicios escolares para solicitar una credencial ya que Pablo la había perdido, pero sabia que era mentira, últimamente ellos ponían cualquier pretexto para irse y estar solos, Sol me conto que habían estado hablando sobre cosas muy sexosas, y que Pablo a veces la tocaba y ella a él, me conto que ya habían tenido algunos fajes y que le gustaba mucho, lo cual me sorprendió ya que me pareció que era muy atrevido, y además ella nunca habían tenido novio. No me imagino a Reynaldo y a mi... No mejor no, me moriría de pena.

-Pablo pero si no perdiste tu credencial – dijo Reynaldo riéndose.

-Cállate Reynaldo – dijo Pablo sonriendo.

Sol y Pablo se alejaron.

-Ay estos muchachos – dijo Rey riéndose.

-Déjalos, quieren estar solos.

-Si, y me alegro de que se hayan ido, yo también quería estar solo contigo – me dijo sonriendo.

Le devolví la sonrisa, caminamos y cuando estábamos cerca de las escaleras, Rey se detuvo y me jalo hacia él, nos miramos fijamente durante unos segundos y después él fue acercando sus labios a los míos, hasta que se juntaron, y comenzamos a besarnos.

-Ey tu, deja de besar a mi hermana – escuche la voz de Mauricio.

Reynaldo retiro sus labios de los míos y en eso Mauricio se fue sobre él. Comenzaron a pelearse, no podía permitir que se siguieran peleando, por lo que me interpuse entre ellos, sentía como mis lagrimas empezaban a caer por mis mejillas.

-Reynaldo, por favor ya – dije llorando.

Reynaldo solo me observaba, y en eso sentí que alguien me jalo para quitarme del camino, después me di cuenta de que había sido Mauricio, empezó a dolerme mucho el brazo, Mauricio había sido muy agresivo.

-¿Que te pasa Idiota? ¿Por que la jalas así? – le grito Reynaldo a Mauricio.

Iban a empezar a pelear de nuevo pero en eso llego Juan y se llevo a Mauricio.

-Betina ¿Estas bien? – pregunto Reynaldo preocupado.

-Eso creo, pero me duele el brazo.

-A ver quítate el suéter para ver si te dejo una marca o algo así.

No, no podía quitarme el suéter, en la mañana me di cuenta de que se transparentaba el brasier ya que era color negro.

-No, Rey – dije nerviosa.

-Ándale Betina.

-No, no quiero.

-¿Por que no quieres?

-Porque... Cosas de chicas.

-Dime Betina.

-Me da pena, Reynaldo.

-Solo dilo.

-Es que... No, no puedo.

-Betina, confía en mi.

-Confio en ti, mira, lo que pasa es que se transparenta... Mi bra... – dije con mucha pena.

Reynaldo se me quedo viendo tímidamente.

-¿Quieres ir al baño para que revises tu brazo?

-No, Rey, ya me esta dejando de doler, gracias... Eres muy lindo.

Mi Corazón Te PerteneceDonde viven las historias. Descúbrelo ahora