Capítulo 54 (Editado).

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Me desperté a las 5:30AM.

Agarré mi celular y revisé los mensajes. La mayoría son de Josefina y Tomas preguntando dónde y cómo estoy, pero no tienen respuesta de parte mía. Tengo diez mensajes de cada uno de mis amigos cazadores. Tengo treinta mensajes y llamadas perdidas de cada uno de mis amigos inhumanos. También, tengo muchas invitaciones a fiestas.

Agarré un libro y me quedé leyendo, esperando a que llegue Pablo o Alejo y me dejen ser libres.

.-.-.

A las 8:35AM luego del desayuno, llegaron Alejo y Pablo.

"Hoy te dejaremos ser libre"- pensó Alejo.

-¡Voy a ser libre!- grité, con mucha alegría.

Alejo me sacó el último cable.

Me saqué las vendas de mis muñecas y me curé todas las heridas. Ahora puedo mostrar mis brazos sin pinchazos.

-Ahora, solo esperemos a que te traigan rop...- dijo Pablo, pero lo interrumpí.

-Ayer Josefina me trajo ropa- interrumpí.

Me bajé de la cama y agarré la bolsa que me dio ayer Josefina.  

Entré al baño con la bolsa en la mano.

Me cambié de ropa y me acomodé mi pelo.

Salí del baño, a los diez minutos de haber entrado.

-¡Qué rápida!- dijo Alejo.

-Tardé un montón- me quejé-. Habitualmente, tardo como máximo cinco minutos.

-Otra observación- dijo Pablo, anotando en su cuaderno.

-Bien. Gracias por mantenerme encerrada por tanto tiempo- dije con sarcasmo, acercándome a la puerta-. Pero yo siempre voy a ser libre.

-Juli- dijo Alejo y lo miré-. Te olvidas de esto.

Me dio un papel que autoriza mi salida del hospital.

-Gracias por todo chicos- dije-. Los veo en la escuela.

Dicho eso, empecé a caminar hacia la puerta.

-¿Sabes donde queda la salida?- preguntó Alejo.

-No, pero lo averiguaré dentro de muy poco- dicho eso, me subí al ascensor.

Bajé a la planta baja y fui a la entrada, donde le mostré mi permiso al guardia de seguridad y salí.

Agarré mi celular y le envié un mensaje a Josefina.

Yo: ¡Soy libre! ¡Ya salí de la prisión/hospital!

Josefina: Ve hacia el estacionamiento y búscame.

Yo: Ok.

Fui al estacionamiento y encontré el auto de Josefina.

Rápidamente, fui y Josefina salió del auto.

Nos abrazamos, como si fuera a primera vez que nos vemos después de un largo tiempo.

-¡Soy libre!- grité.

-Ven- dijo Josefina-. Es hora de regresar a casa.

-Por favor- dije.

Subimos al auto y fuimos empezamos a ir a la casa de Luis.

Pusimos la música a un volumen muy alto, mientras cantamos las canciones que van apareciendo en el momento. Me estoy rompiendo los oídos, pero no me importa.

La Princesa HíbridaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora