Capítulo 68 (Editado).

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*Voy a adelantar hasta dos semanas antes del cumpleaños de Juliana, para no aburrirlos.*

Ya había viajado por todas las escuelas de cazadores de todo el mundo, liberado a las criaturas que ahora están en la escuela, para aprender a controlar sus instintos y todo el resto de las cosas. Lo que hice en el instituto de cazadores de España, lo repetí con todos los Institutos, eliminando todas las  misiones de caza. La única diferencia, es que para hacer cada misión me tomé solo un día, no dos semanas. Me teletransportaba (un don que descubrí hace muy poco, por error) al instituto, hackeo el sistema, mis amigos aparecen, libero a las criaturas y se van al camión. Borro cada rastro que dejé y de paso observo los informes sobre mi y mi familia (en todos los institutos, tienen la misma información, en algunos más detallada, pero es siempre igual). Y antes de irme, escribo "todos merecemos ser libres" con aerosoles (de color negro, blanco, gris, violeta, rojo y azul) en la pared principal de cada instituto.

No he regresado a la escuela pero vi a mis amigos por unos minutos, que sirvieron para hacer que las criaturas enjauladas crucen los portales (cosa que Daniel me enseñó a hacer) invocados a pocos kilómetros de las cárceles.

**En el sueño.*

-Hola hija ¿Cómo estás?- me saludó mi madre.

-Hola mamá- saludé-. ¿Y papá?

-Hola hijita- me saludó mi padre, apareciendo de la nada-. Perdón por llegar tarde.

-Hola papá- saludé-. ¿Por qué se van cada vez que quiero hablar con ustedes de mi plan?

-Nos encantaría quedarnos a discutir el plan, pero tenemos que irnos- dijo mi padre.

-Pero si recién llegan- me quejé.

Mis padres se fueron por la puerta.

-Espérenme- dije, mientras los sigo.

Al cruzar la puerta, me encuentro en una habitación completamente oscura. Veo un punto de luz a lo lejos y escucho que me llaman. Corrí lo más rápido que pude hasta la luz y me encontré en una habitación blanca, donde están todos mis amigos atados en sillas, inconscientes.

Me asusté. Rápidamente me acerqué a ellos e intenté desatarlos, pero no son sogas sino que cadenas, muy fuertes. Sigo intentando, pero no logro nada.

-¿Cómo pudiste traicionarnos?- dijo Josefina, con un tono de voz neutro.

Las cadenas de Josefina desaparecen a la igual que las de todos.

-¡Josefina!- grité e intenté abrazarla, pero ella se alejó.

-¡¿Cómo no pudiste decirnos tu secreto?! ¡¿Por qué no confías en mi?!- preguntó a los gritos.

Todos mis amigos, se levantan de las sillas y se ponen en círculo rodeándome.

-¡¿Por qué no nos contaste tu secreto?!- preguntaron todos a los gritos-. Es verdad. Eres tan orgullosa que no te importan los demás.

Todos mis amigos, se empezaron a reír y me señalaron de mala forma.

La habitación se tiñó con manchas de sangre por todas partes.

Mis amigos, se turnaron para decirme la parte mala de mi.

-Eres una asesina...

-... Malvada...

-... Mala amiga...

-... Nunca tuviste tiempo para mi...

-... Me abandonaste en mi peor momento...

-... Te odio...

-... Eres una maldita...

-... Eres una perr*...

La Princesa HíbridaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora