BUSCANDO AL ASESINO DE KATE ANDERSON

CAPÍTULO 4

Elisabeth Fox arriba.

Elisabeth Fox era una de las mejores amigas de Kate Anderson, a pesar de que se llevaban bastantes años, concretamente, cinco. Era algo bajita tenía la tez delgada y blanca. Sus ojos eran azules y su pelo marrón.

Se conocieron tras terminar Elisabeth la carrera. La contrató la misma empresa de abogados que a ella. Poco a poco, se fueron haciendo amigas. La muerte de Kate la había cambiado completamente la vida.

Mientras pensaba en su amiga, se acordó que no mencionó nada sobre el caso que acababa de atender, el caso de los Allen. Pensó que los policías debían de saber esa información. Así que cogió el teléfono y marcó el número de la comisaría. Con el móvil en la mano, empezó a dar vueltas por su apartamento, pensando qué diría cuando cogieran la llamada.

Finalmente, alguien descolgó.

-Buenas tardes, comisaría de Nueva York. ¿En que puedo ayudarle?- preguntó una voz.

- Buenas tardes, soy Elisabeth Fox, la amiga de la asesinada, Kate Anderson.

-Oh. Yo soy James Street. La persona que le tomó declaración. ¿Qué quiere?

-Le he llamado para decirle una cosa. Algo que se me había pasado comentarle cuando me preguntó sobre mi amiga. Dos días antes de ser asesinada, terminó con un caso. El caso de los Allen. Supongo que ya lo sabían, pero deben saber que yo trabajaba con ella. Cuando estaba trabajando, una vez la escuché susurrar que había algo que no encajaba. Creo que debió investigar más de la cuenta, porque a la semana de escuchar aquello, aparece muerta. Las personas que defendía, eran muy peligrosas. No sé nada más del tema, porque siempre era muy reservada. Siento no haberlo dicho antes. Estaba tan devastada por la su muerte... Que no me acordé de que la oí decir eso.

-No se preocupe por nada señorita Fox. Es normal que se le hubiese olvidado. Esas cosas le suceden a menudo a las personas que han encontrado un cadáver. Su información nos será de gran utilidad.

-Gracias por su comprensión, señor Street.

-Buenas tardes y adiós.

-Adiós.

James Street colgó el teléfono y miró a sus compañeros, que habían escuchado toda la conversación. Nadie dijo nada, y oyeron el sonido del móvil de Angelina. Ella vio quién había llamado y dijo a sus compañeros:

-Carl ya tiene los resultados del cadáver.

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Este capítulo está dedicado a mis padres y a mis amigas Natalia, Raimun y Ana.
Y por supuesto a mis lectores.