CAPÍTULO 9

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Acness West abajo en 1991. El año de sus asesinato.

Sophie Mitchell estaba sentada en una habitación negra

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Sophie Mitchell estaba sentada en una habitación negra. Era luminosa, a pesar de no tener ventanas que se comunicasen con el exterior. Únicamente tenía una, pero no podía ver a través de ella. Era un cristal opaco.

Intentaba recordar porqué estaba allí, pero no podía. Estaba muy nerviosa. Finalmente aparecieron el policía pelirrojo y la morena. Se fijó que el rubio, que cerraba la puerta y se quedaba de pie. La miraba con el ceño fruncido, esto, hacía que Sophie se ruborizase.

Desvió la mirada de aquel policía, y se centró en los otros dos. La de ojos marrones, la miraba fríamente, mientras el de ojos color avellana la miraba calculador. Estaba aterrada.

-¿Sabes porqué estás aquí?- le preguntó Angelina.

- Supongo que por mi hermana. No sé que he hecho.- respondió mirando al suelo.

-No exactamente. ¿Le suena de algo el nombre de Kate Anderson?- le preguntó esta vez James.

-Sí, era la abogada que defendió a mi hermana en su juicio.-dijo Angelina.

-Exactamente. ¿Por qué huyó de su apartamento?

-Yo no hui. Iba a vender mi casa. Pregunte a alguna empresa inmobiliaria. Me mudé al antiguo apartamento de mis padres. Y tiré mi número de teléfono porque no quería ser más Sophie Mitchell. Quería cambiar de identidad. Ya no quería ser la hermana de la asesina. Me había arruinado la vida.

-Descuide, lo haremos. ¿Qué relación tenía usted con Acness West?

-Era mi vecina. Sobre todo era mi hermana la que hablaba con ella. Se saludaban cuando llegaban de la escuela. Yo nunca le hablé. Era más mayor que yo y en aquella época era muy tímida. No me hubiese atrevido a hablar con ella.

"Recuerdo que me gustaba su cabello. Era un rojo muy intenso. Y sus ojos, azules como el mar. Siempre quise ser pelirroja. Adoro ese color. 
Por entonces yo debía de tener cinco o seis años. Siempre la veía entrar en su casa. De vez en cuando, hacía fiestas de pijama en las que invitaba a Jessica y a otra chica más. Y había veces que la recogía un muchacho de ojos verdes. ¿O quizás azules? La verdad es que no me acuerdo muy bien. Pero si recuerdo que era muy guapo.
Su muerte me impactó mucho. Le pregunté a mi hermana si sabía cómo había muerto, ya que normalmente ella se enteraba de todo lo que pasaba en su instituto.
Y me respondió que eso no me importaba. Así que no le presté mayor atención. Mi madre nunca nos echaba cuenta. Siempre estaba borracha y traía hombres a su casa. Así que hacía lo que me decía.
No sé porqué murió, ni quién la mató."

-Gracias, señorita Anderson.- dijo Angelina. Todavía desconfiaba de Sophie. Aunque James parecía creerla. Ya se encargaría de él más tarde. Parecía que ya había terminado, pero siguió hablando. Primero en susurros, pero más tarde en voz alta.

-Creo que lo que nunca debió de hacer, fue casarse con Joe Allen. Nunca me gustó. Se lo repetía todos los días a mi hermana. Pero nunca me escuchaba. Y supongo que tenía razón. Ahora está en la cárcel por matar a Acness West. Aunque creo que ella no la mató.  Él la arrastró. ¿Porqué tuvo que casarse con ese imbécil...?

-Entonces usted no cree que su hermana la matase?- preguntó intrigada Angelina.

-No. -fue lo único que respondió. Después, todo se quedó calló.

-Una pregunta más, ¿cómo era la otra chica, con la que se reunían para la fiesta de pijamas?- preguntó Paul, que había permanecido en silencio todo el rato.

-No me acuerdo muy bien. La veía muy poco. Era muy pequeña. Pero tengo una foto en algún lugar de la casa de mis padres. Puedo ir a buscarla.- dijo Sophie con la mirada perdida en el vacío. Quizás intentando recordar cómo era la tercera chica.

-Está bien. Puede irse. Pero si encuentra la foto, envíenosla, por favor.- pidió educadamente James.

Sophie se levantó y se fue de la comisaría. El policía pelirrojo le acompañó a la salida. Y antes de irse, le preguntó:

-¿Cómo se llama usted?

-James Street.- le respondió.

-Gracias por todo. Señor Street.- dijo Sophie, y después se fue.

Cuando desapareció de la vista, Angelina y Paul empezaron a reírse de él.

-Además le gustan pelirrojos...- decía entre carcajadas Paul. Parecía que la risa no podía parar.

-Se nos he enamorado...- reía Angelina.

-¡No es cierto! ¡Sólo he sido amable!- se justificaba James.

-Sólo ten cuidado. Hasta que no demostremos que es inocente, puede estar utilizándote.- le precavió la morena.

Asistió y miró a Paul. Y él le devolvió la mirada.  Ambos sonreían. Era bonito sentirte parte de algo grande. Sentirte parte de una amistad sin límites.


Este capítulo se lo dedico a mis amigas, que ellas saben quiénes son.

BUSCANDO AL ASESINO DE KATE ANDERSONDonde viven las historias. Descúbrelo ahora