¿Podría ser más estúpida?

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Selena salía de aquella ruidosa discoteca atiborrada de adolescentes con más alcohol en las venas que sangre. Tendría que volver sola a su departamento para su desgracia, ya que no le gustaba caminar por aquellas oscuras calles tan tarde.

No dio dos pasos cuando un grupo de jóvenes, que cada vez aumentaba en número, rodeaba algo o a alguien. Sin pensar, la castaña se acercó, no por nada su mejor amigo Seokmin la llamaba constantemente "curiosa". Entonces fue cuando lo vio, un joven moreno, su espalda era ancha y sus brazos musculosos intentando ser tapados por una camiseta un par de tallas más grande de color blanco aunque con alguna que otra mancha de color escarlata por la sangre que no paraba de salpicar proveniente de otro joven.

Su puño derecho se encontraba cerrado, golpeando sin parar la mejilla izquierda, si es que a eso en estos momentos se le podría llamar así pues el pobre joven ya tenía el rostro desfigurado, mientras que con la otra mano lo mantenía sujeto por el cuello de su camisa.

Los ojos de Selena se encontraban tan abiertos que podrían salirse de su propia órbita y con el corazón tan acelerado que sentía el eco de sus propios latidos retumbando en todo el cuerpo.

Todos observaban con pasividad, sin el mayor atisbo de querer ayudar al pobre joven que estaba recibiendo tal paliza que no olvidaría en su vida y que posiblemente las marcas que quedarían en su cara tampoco es como si lo dejaran hacerlo.

Como los segundos pasaban, las personas se fueron alejando del lugar, como si un chico no estuviera entre la pequeña línea de estar entre la vida y la muerte a base de golpes. La impotencia crecía en Selena, esto no podía seguir así, sentía miedo.

Observaba con horror a los pocos chicos que allí se encontraban aún, pidiendo con una simple mirada que lo ayudase, ¿acaso era la única que tenía sentimientos allí o es que perdieron todas sus neuronas por culpa del alcohol?

Cuando ya nadie quedaba allí más que los tres, Selena se acercó a ellos, no supo de dónde sacó aquella valentía que atizó su cuerpo pero lo hizo. Empujó con fuerza a aquel endemoniado moreno haciendo que dejase de golpear. El mismo, en un abrir y cerrar de ojos, se encontraba ya sujetándola esta vez de su camiseta, haciendo que por la diferencia de altura se pusiera de puntillas.

― Pero quién coño te... ―Parpadeó rápidamente, un pequeño atisbo de sorpresa rompió aquel rostro serio y enfurecido por unos segundos para susurrar poco después. ―...Crees?

Pero para ese entonces a Selena ya le fallaban las piernas, sí, se había desmayado ¿podría ser más estúpida? 

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