Después de haber revelado todos los secretos de Wonwoo, Mingyu se marchó de allí dejando a Selena con millones de pensamientos asfixiándola. No sabía qué hacer, entonces su teléfono comenzó a sonar y, cuando vio el nombre del moreno reflejado en el móvil sus manos comenzaron a temblar. No sabía por qué, no es como si aquello que le contó fuese a cambiar en algo su relación pero ahora que comprendía por qué Wonwoo era así, por qué tenía aquellos trastornos psicológicos, sentía lástima y no se permitía tener esa clase de sentimiento por él. Él no se merecía la lástima de nadie después de todo lo que soportó. Así que aclaró su garganta antes de deslizar su dedo a través de la pantalla.
― ¿Por qué te fuiste? ―Su voz grave y ronca de recién levantado hicieron que todas aquellas preocupaciones de Selena se disiparan en cuanto la escuchó.
―Buenos días para ti también.
―Buenos días, ¿por qué te fuiste? ―Repitió.
―Debía hacer unas cuantas compras y no quería despertarte.
―Eres idiota. ―Sin embargo, ahora sonó más como un pequeño niño al cual no dejaban que saliese con sus amigos al parque de al lado. Podía incluso imaginarlo con sus mejillas llenas de aire y haciendo mohines incluso cuando no podía ser visto.
―Deja de poner caras, no puedo verte. ―Pudo escuchar una leve risa de Wonwoo, la cual despertó a todas las mariposas de su estómago.
―Esta tarde se reúnen los chicos... y me pidieron que... bueno, ya sabes, que si podía llevarte.
Después de acordar la hora en casa de Seungcheol, ambos se mantuvieron sin saberlo en la misma situación, tumbados en la cama observando aquella fotografía que se hicieron cuando todo comenzó, ambos se reflejaban con grandes y tímidas sonrisas mientras que todo en su interior se encogía y sin saber si el otro estaba tan afectado por aquellos sentimientos indescifrables que sentían ellos mismos.
Entonces, el timbre en casa de Wonwoo sonó, cuando abrió la puerta se encontró a Mingyu frente a él, el simple hecho de verlo le produjo incluso arcadas, ¿por qué no se cansaba de molestarlo?
El castaño pasó sin invitación y cogió un pequeño jarrón de la mesa y lo observó como si fuese lo más interesante del mundo hasta que su hermano mayor se encontraba tras él.
― ¿A qué viniste?
―A advertirte que la chica que te gusta no es de fiar. ―Wonwoo resopló como respuesta.
―Si a eso viniste puedes marcharte.
―Hablo en serio, incluso tengo pruebas. ―Wonwoo se repetía mentalmente que no debía caer en su juego, en aquella trampa que le tendía de forma tan clara; sin embargo, la curiosidad lo estaba matando ¿a qué pruebas se refería? No. Claro que no. Él confiaba en Selena, le había dado todo lo que tenía, ella no podía estar jugando con los pocos sentimientos que había conseguido rescatar después de haber estado tan roto.
―Vete, sabes lo que pasará si me haces enfadar. ―Wonwoo había estado tan sumamente ciego mientras que pensaba que no se había dado cuenta que Mingyu ahora estaba detrás de él. El menor apoyó su barbilla sobre su hombro y poco después comenzó a reír.
―Veo que hizo buen trabajo la chica en esto del contacto físico. ―Wonwoo parpadeó sorprendido, ni siquiera se había dado cuenta, no había sufrido ninguna crisis, ningún ataque, ningún pensamiento que le advertía que debía de defenderse, ningún peligro.
Sin embargo, justo cuando iba a girar su cuerpo para echar al otro a patadas de su casa, vio el móvil que le estaba ofreciendo y cuando lo tomó al ver lo que en este estaba cayó al suelo haciendo que este se dividiese en varias piezas.
―Te lo dije.
La imagen que le había enseñado era una fotografía, en ella aparecía Selena en su salón sentada, hablando hacia la persona que fotografiaba y en esta aparecía al fondo un espejo donde se veía reflejado Mingyu haciéndola de forma disimulada ¿por qué él estaba en su casa? Selena sabía que lo odiaba, entonces, ¿por qué estaban juntos?
El castaño, por su lado, intentaba ocultar una sonrisa. Mientras que le contaba la triste historia del joven Jeon Wonwoo la vio tan ensimismada en los problemas de su imbécil hermano mayor que pensó que tal vez sería divertido jugar un poco y por lo que pudo comprobar, lo consiguió.
―Vete. ―Su voz sonó fría como el hielo, incluso la sonrisa de Mingyu se borró en un suspiro, le produjo miedo la forma tan demandante en la que le habló. El viejo Wonwoo, duro y sin sentimientos parecía que había vuelto a la vida y sin atisbo de volver a desaparecer. Aquellas facciones relajadas ya no estaban, de nuevo su ceño estaba fruncido y sus ojos estaban más afilados que hacía unos minutos. Así que, sin titubeos, se marchó dejando a Wonwoo solo y roto.
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