Street

2.2K 210 6
                                    


Salieron del local. Wonwoo estaba rojo de la furia, incluso Selena podía tocar con la punta de sus dedos aquel aura que los rodeaba por culpa del moreno.

La chica, por mucho que intentase alcanzarlo no lo lograba, él daba grandes zancadas que cada vez interponían una mayor distancia entre ellos.

Finalmente llegaron al coche donde se recargó Wonwoo tapando su rostro, estaba tan sumamente enfadado que no dudaba que en cualquier momento volviese a entrar para darle un par de golpes más. Los recuerdos se agolparon en su mente como si hubiesen ocurrido hace instantes, atravesándolo como cuchillos, Mingyu intentando besarla y tocándola mientras que ella pedía auxilio. Si había algo de lo que estaba orgulloso de sí mismo es de haber estado por allí rondando aquella noche. Y es que si de por sí ya era malo el hecho de que él haya podido saborear los labios de ella, aquellos que le pertenecían haciéndolo sentir como un autentico hipócrita pues sabía que ella no era nada de él y mucho menos era de su propiedad, lo peor de todo, es que había sido a la fuerza, la había manoseado sin su consentimiento.

Wonwoo golpeó el techo del coche con su puño cerrado intentando desfogar su rabia, Selena se acercó a él en silencio y metió su mano en el bolsillo de él tomando las llaves. Él pareció no tomarle importancia pues se quedó en la misma posición intentando regular su respiración.

El moreno no sabía por qué se sentía tan sumamente sensible y algunas lágrimas se agolpaban en sus ojos mientras que miles de sentimientos lo atropellaban. Sólo podía repetir aquella escena en su mente, la cual había olvidado o al menos se encontraba en algún recóndito lugar de su memoria cogiendo algo de polvo. Selena se había convertido en la persona más importante en su vida y él sabía perfectamente por qué Mingyu quería hacerle aquello a Selena, para hacerle daño a él mismo y desde luego le daría donde más duele.

De repente, Selena posó sus delicados dedos en la cintura de él, obligándolo a girar y darle la cara.

― ¿Estás bien?

― ¿Tú lo estás? Dios, es que no comprendo cómo pudo siquiera tocar el tema estando yo ahí, debería de volver y matarlo.

―No lo harás. Ese día no ocurrió nada y eso fue gracias a ti, así que vayámonos de aquí, móntate en el coche. ―Wonwoo enarcó una ceja ya que ella no tuvo ni la más mínima intención de devolverle las llaves del automóvil. ―Sé lo que estás pensando y sé conducir, Seokmin me enseñó, ahora móntate.

Minutos más tarde, cuando Wonwoo se dio cuenta de que ella no daría su brazo a torcer, se montó en el asiento del copiloto.

―¿Dónde me llevarás?

―¿Dónde vives? ―Ante aquella pregunta, Wonwoo se tensó y ella no supo por qué ¿acaso no había suficiente confianza para que ella supiese?

―Yo te guiaré. ―Veinte minutos más tarde llegaron frente a un gran edificio, era lujoso y por un momento Selena pensó que Wonwoo estaba de mejor humor y la había engañado.

Una gran puerta los separaba de un luminoso salón con algunos sillones donde un hombre enchaquetado se encontraba tras una mesa con varios papeles, ¿acaso ese señor era una especia de conserje? Incluso él parecía millonario. El mismo, levantó la cabeza de los folios cuando atravesaron la puerta y colocó una gran sonrisa en los labios.

―Señor Wonwoo, cuánto tiempo.

―Te he dicho mil veces que no me llames señor. –A lo que el hombre miró con precaución hacia Selena, diciendo con la mirada que lo había hecho por la presencia de aquella extraña. ―Oh, ella es una amiga, Selena, él es Antonio. ―Ambos se sonrieron mutuamente en forma de saludo antes de que Wonwoo la tomase por los hombros y la llevase hacia un ascensor con las puertas adornadas de un bonito color dorado después de despedirse del varón.

Cuando finalmente consiguieron entrar, Wonwoo miró sus manos esperando la ansiada pregunta por parte de Selena; sin embargo, esta nunca llegó, ella se mantuvo en silencio con el rostro vacío, no mostraba curiosidad, ni alegría, nada.

―Yo... ―Selena era inteligente y sabía sobre qué hablaría.

―Cállate. ―El sonido del ascensor avisó que habían llegado a la planta y Wonwoo se maldecía a sí mismo por haberla llevado a su hogar. En un profundo e incómodo silencio se dirigieron hasta el piso de Wonwoo, el cual tenía un salón tan sumamente enorme que Selena juraba que era proporcional con toda su casa. Wonwoo la tomó de la mano para que ella lo mirase.

―Siento no decirte todo esto.

―¿El qué? ¿Qué nadas entre billetes o qué? No es necesario que me digas nada. ―Soltó el aire frustrada.

―Sólo quería ser un adolescente normal.

―¿Acaso pensabas que me aprovecharía de ti por tu dinero? ¿O tal vez te trataría diferente? No es eso lo que me molesta, ¿es que acaso te conoceré algún día realmente? Cuando pienso que poco a poco lo hago me sorprendes con que vives en el barrio más rico de la ciudad cuando por las noches cantas en un mugriento local haciéndote pasar por un chico de la calle.

De ahí es de donde vengo.

Don't touchDonde viven las historias. Descúbrelo ahora