La Doncella y El Rey

Capitulo 2- "El dragón de la montaña"

La noche había alcanzado a Narnia, podían verse todas las constelaciones allá en lo alto porque la noche estaba totalmente despejada, de no ser porque se encontraban en un terrible situación, los reyes habrían dicho que era una noche perfecta.

A esa hora, los reyes y su guardia ya se habían adentrado en el límite sur de las montañas, esa noche era calurosa así que no había niebla que cubriera la vista y podrían ver perfectamente su camino, así evitar caer en los barrancos de ese inestable relieve; para enojo de Peter no habían podido alcanzar a los soldados Archenlandeses, que tampoco habían dejado rastros a su paso.

-Majestad, los soldados están cansados, sugiero acampar aquí esta noche y continuar mañana a primera hora- dijo un centauro robusto llamado Orius, que estaba al mando de las tropas Narnianas.

Ansiosamente Peter quería cruzar las montañas lo más rápido posible para llegar a Archenland y saber que sucedía, pero miro a sus hombres que ya estaban agotados y necesitarían fuerza para enfrentar lo que sea que les esperara del otro lado, así que decidieron acampar ahí.

Pronto se monto el campamento, todos se encontraban descansando dentro o fuera de sus tiendas, habían dejado a un joven fauno para que hiciera guardia pero él también se había perdido en el sueño.

De repente Edmund creyó escuchar un ruido extraño afuera, escucho detenidamente, volvió a oír lo mismo, era como el aleteo pero de un ave muy grande. Edmund se levanto y fue a mirar fuera de la tienda, abrió con cautela y entonces pudo ver una criatura enorme llena de escamas color marrón, era un dragón.

Edmund cerró silenciosamente, y se volvió para su hermano.

-¡Peter! ¡Peter!-decía a voz baja Edmund para despertarlo-hay un dragón enorme allá afuera.

-Que...mmm...que sucede- contesto soñoliento Peter asomándose precipitadamente fuera de la tienda, entonces el dragón se percato de que lo miraban y se dirigió casi corriendo hasta donde estaban Peter y Edmund – Nos ha visto- grito Peter- toma tu espada Ed.

Tomaron sus espadas y salieron velozmente de la tienda, pero allá afuera se toparon de frente con la bestia que los miro fijamente a los ojos. Los niños no se movieron, el aliento del animal les movía los cabellos de la frente.

Todos en el campamento ya percatados de la presencia del dragón habían levantado sus armas sin hacer movimiento alguno pues sus majestades tampoco habían atacado al dragón, que estaba poniéndose nervioso con tanta gente apuntándole; parecía un dragón inteligente.

La bestia exhalo e inhalo repetidas veces, como cuando alguien está demasiado cansado, desplegó sus alas y parecía estar bajando la cabeza como haciendo una reverencia, cuando de repente rugió (se dice que se escucho mas como un chillido), ni Peter ni Edmund se dieron cuenta de lo que paso, porque se echaron al suelo pensando que el dragón escupiría fuego, cuando se dieron cuenta de que no estaban carbonizados solo pudieron ver que la criatura tenia al costado enterrada una flecha y que se quejaba horrorosamente del dolor, Peter miro y al otro lado vio al joven fauno que antes hacia de guardia con un arco que era quien le había disparado al dragón, la criatura se alejo de los reyes y comenzó a balancearse tanto que parecía que se iba a caer en cualquier momento, pero aun así con toda la fuerza que esos animales normalmente poseen, el dragón abrió sus alas, y batió en vuelo alejándose del campamento, con la flecha aun enterrada al costado.

-¡¿Porque le disparaste?!-gruño Peter

-Majestad pensé que quería atacarlos a usted o a su hermano, lo siento- se excusó el joven fauno bajando la cabeza, nadie quería ser retado por el Sumo Monarca.

- Estaba demasiado cansado, de querer atacarnos lo habría hecho sin pensarlo, no debes dispararle jamás a una bestia en tal estado y menos a un dragón ya que son bestias muy nobles, agradezco tu interés por salvaguardar mi vida pero creo que la vida de aquella criatura era más valiosa aun que la mía- lo regaño Peter.