Capitulo 10 - "La princesa de Archenland"

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Se pusieron camino al noreste, sin hacer paradas como había dicho Edmund. Poco a poco veían al sol ponerse en la cumbre del cielo, pero no les causo fatiga, muy al contrario los irradio de fuerzas para llegar a Cair Paravel.

Y como lo pedido, llegaron mucho antes de la puesta de sol a puerta de Cair Paravel. La ciudad y el castillo estaban ahí erguidos relucientes ante el sol abrazador, a lo lejos escucharon el ruido de las olas chocando contra las rocas de la península, así como el graznar las gaviotas que sobrevolaban el cielo y el olor salino del mar también los acompaño.

Las puertas se abrieron para dar paso al Rey Edmund y a su comitiva.

La gente de la ciudad salía a saludarles, y se quedaban mirando a los soldados archenlandeses que entraban tímidos ante la grandeza del lugar y el recibimiento acogedor. Los niños se acercaron a Lucy y Susan quienes los llenaron de besos.

Todo el pueblo estaba al tanto de lo que sucedía y estaban contentos de que sus reyes estuvieran sanos y salvos además de que trajeran consigo a todas los narnianos desaparecidos.

Como el pueblo no era solo habitado por humanos, pronto se acercaron centauros faunos, sátiros y toda clase de bestias parlantes, que se reunían con sus conocidos, y festejaban el estar de nuevo en casa.

En las puertas del castillo estaba ya Peter esperándolos muy contento, pues no había tenido noticias tras lo ocurrido con Siu y no sabía absolutamente nada de lo ocurrido. Había permanecido en ascuas a esperas de que sus hermanos salieran ilesos y llegaran con bien.

El encuentro entre Susan y Lucy con Peter, fue conmovedor, el Sumo Monarca se echo a los brazos de sus hermanas y las beso y estrecho contra si, e incluso lloro de felicidad. Y luego hizo lo propio con Edmund a quien también abrazo con fuerza. Y entraron al castillo.

La primera orden de Peter fue la de dar posada, comida, bebida y descanso para todos los archenlandeses que venían con Edmund. Y les expreso su suma gratitud a todos ellos por haber conseguido liberar a los narnianos y a sus hermanas.

-Me alegro de que estén aquí hermanos- dijo Peter radiante de felicidad conduciendo a sus tres hermanos al interior de la estancia del palacio -cuéntenme que paso ¿Dónde está Emily? ¿Y Siu el águila porque no volvió?

Los rostros de sus hermanos se ensombrecieron, y Peter pudo intuir que no todo estaba bien.

Varias doncellas entraron con charolas cubiertas con montañas de fruta y vinos dulces que sirvieron a los reyes en copas lustrosas.

Edmund, Susan y Lucy, mientras bebían y comían, lo pusieron al tanto de lo ocurrido en Anvard, de cómo no habían encontrado al Rey Lune, de la muerte de Siu, y de lo afectada que estaba Emily, a pesar de que habían conseguido librar una gran batalla, también informaron al sumo Monarca sobre el mensaje del ratón: la aparición de Aslan, la misión desconocida de Emily y el requerimiento de que todo estuviera dispuesto para la princesa que llegaría esa misma noche.

-Si eso ha dicho Aslan, eso se hará- dijo Peter bebiendo de su copa- convoque a todos los altos gobernantes de las islas, ya están aquí, incluso el Rey Gigante de Harfang ha venido y también el Tisroc de Calormen, haré que les informen a todos que esta noche se llevara a cabo la asamblea de las naciones. Lo que realmente me intriga es lo que pudo pedirle Aslan a Emily.

- No podemos cuestionar a Aslan hermano- repuso Lucy- él siempre sabe lo que hace.

-Sin duda hermana- siguió Peter- y apuesto a que lo sabremos cuando Emily venga, porque supongo que tiene que venir.

-Eso sería lo preciso- tercio Edmund- más si se va a presentar a su próxima Reina.

-Lo más seguro es que Aslan enviara a Emily encontrarse con la princesa, quizás le pidió que fuese ella quien la trajera y la acompañase hasta aquí- opino Susan comiendo una fresa- puede también que Aslan le dijera dónde está el rey Lune y fuera a su rescate.

La Doncella y El ReyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora