Capitulo 11 - "La verdad"

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Emily entro enseguida, pero no se parecía en nada a la Emily que Edmund había conocido. El rostro de la niña estaba limpio y con un semblante solemne, su cabello peinado y sobre su cabeza posaba una corona plateada con muchas astas que terminaban en estrellas de cuatro picos. Vestía un ropaje digno de cualquier reina, y una capa de hilos dorados y plateados caía por su espalda, en el cinto aun llevaba sujeta la espada que Edmund le había visto utilizar valientemente en la batalla.

Tras ella la dríade Lily quien traía consigo a la pequeña Catherine, la niña a la que Edmund había visto jugar en el río, quien era hermana de Emily, quien también era una princesa. Y más atrás cuatro lores le seguían el paso uniformados con sus armaduras, y en las astas de las lanzas que portaban, colgaba la bandera dorada con la cruz roja, la bandera de Archenland.

Emily avanzo hasta el centro de la Sala, dedico una reverencia a los reyes de Cair Paravel y luego a los demás gobernantes.

-Es un honor tener a tan valerosa monarca aquí presente- dedico Peter y le saludo con respeto como si apenas la conociera. Edmund hubiera querido decir algo pero decidió sentarse de nuevo, dejando que la hondada de preguntas que tenia por hacer se revolviera en su cabeza.

-¿Es cierto lo que aquí nos ha dicho el Sumo Monarca, Princesa Emily?- pregunto el Rey Rower de Harfang, el rey Gigante que de pie casi podía tocar el techo de la gran sala, y que yacía sentado junto con su Reina gigante y su corte gigante, ninguno de ellos era guapo, pues nunca se ha sabido que un gigante lo sea, pero si estaban tan bien arreglados como los demás monarcas.

-¿Qué estamos ante un peligro terrible? Si- se respondió Emily sola con un tono serio en la voz, Edmund definitivamente no la reconocía, era como estar viendo a otra persona.

-Nos complace con su presencia majestad- dijo el Tisroc levantándose de su asiento por vez primera y yendo a besar el dorso de la mano de Emily, que con repugnancia acepto- creí que había huido, honorable princesa, ¿acaso no estaba de vacaciones con los renacuajos esos que llaman Meneos de Marisma?

-En ningún momento, Tisroc, nunca me aleje lo suficiente- respondió Emily y luego se volvió hacia los demás gobernantes.

-Les agradezco que se tomaran la molestia de venir en primera a escuchar al Rey Peter con cuyo reino estoy en deuda, y en segunda a escucharme a mi.- comenzó Emily adquiriendo cada vez más la actitud de una princesa- El sumo Monarca ya les ha informado lo sucedido, y ustedes saben lo peligroso que se está volviendo todo este problema.

Los murmullos volvieron a invadir el recinto.

-Mas sin embargo- siguió Emily logrando el silencio-estoy frente a ustedes humildemente para pedir su ayuda, porque el peligro no está únicamente en el castillo de Anvard con Grossindell. Aquí hay algo más grande.

La audiencia se quedo expectante.

-Grossindell, no está en Anvard por puro deseo propio- explico Emily- es parte de un plan del reino de Calormen para seguir expandiendo su imperio.

Los monarcas se quedaron sin palabras y solo pudieron observar la reacción del Tisroc, que quería comerse con los ojos a la princesa, y puso una cara de furia que pronto estallo.

-¿Cómo osas culparme a mí y a mi pueblo de algo tan bárbaro?- exclamo el Tisroc fúrico.

-No miento y usted lo sabe- reto Emily sin dejar de mirarlo fijamente- su deseo siempre ha sido apoderarse de todo cuanto esté a su alcance, reinos tan pequeños que podrían caer en cualquier momento en sus manos, de no ser porque el Reino de Narnia es mucho más fuerte.

-Calormen nunca ha atacado este reino primeramente porque no teníamos intención de enfrentarnos a la Reina Blanca, y segundo estamos en paz con el Sumo Monarca él mismo lo sabe, además no sería honroso para nosotros quitarle al reino a quien no es más que un niño con muchas responsabilidades - exclamo el Tisroc en el tono más calmado que podía ofrecer. Pero obviamente el comentario molesto a Peter, y también a los demás gobernantes que eran en su mayoría muy jóvenes.

-Entonces no está negando que quiera apoderarse todo, supongo que le será muy fácil siendo que el Sumo Monarca no es más que un niño- repuso Emily desafiante.

El Tisroc perdió los estribos y se fue contra la princesa pero antes de que pudiera tocarla, Jack y Sinuhé se pusieron de frente para protegerla.

-¿Es cierto Gran Tisroc? ¿Quiere apoderarse de nuestros reinos pequeños?- pregunto el Rey Evan de Galma, un hombre joven y apuesto que acaba de heredar el trono.

-En ningún momento, para que querría ciudades e islas tan insignificantes, lo que dice esta mocosa no son más que mentiras.

-¿Tan insignificantes le parecen nuestras naciones?- pregunto el Rey Rupert de Muil una de las siete Islas, visiblemente molesto.

-Dígame Tisroc- siguió Emily con la punta en la llaga- ¿Cuántos hombres le envió a Grossindell? Porque quienes están raptando a todas esa personas y criaturas son hombres de pieles oscuras vestidos de archenlandeses para disimular, y esto lo puede constatar el Rey Edmund quien estuvo conmigo en una batalla en Anvard.

-Es verdad- repuso Edmund frívolo- eran hombres de piel oscura, y no hay otra nación excepto la suya, con esta raza.

-También si me permiten- intervino Tumnus- yo reconocí a dos de los soldados que me secuestraron como Calormenos, pues no paraban de alabar al gran Tisroc y a su dios Tash.

-¿va a seguir negando lo que es obvio?- pregunto Emily.

-El Tisroc no sabía de estas problemáticas y mucho menos envió hombres a un usurpador, no, no,no- se explico el visir de Calormen- apuesto a que son mercenarios calormenos que nada tienen que ver con el Tisroc.

El Tisroc que no esperaba aquella intervención de su corte se quedo callado.

-A mi no me convence- intervino la Reina Leslie- todos sabemos de los deseos de Calormen de expandir sus territorios, ya lo ha intentado otras veces en tiempos de mi padre.

-Usted introdujo a Grossindell como espía-culpo Emily estallando también en furia contra el Tisroc- ataco a mi hermano y le fue muy fácil, porque le habíamos dado toda la confianza a ese hombre, tomo el trono y me echo a mi para que no pudiera pelearlo. Si tiene Archenland está a las puertas de la misma Narnia ¿no fue eso lo que pensó?

La corte calormena comenzó a ponerse nerviosa. Y los demás monarcas a hacer especulaciones.

-Tisroc conteste algo- exhorto Peter desde su trono.

-Tengo Archenland en la palma de mi mano y no puedes hacer nada niña, ninguno de ustedes puede hacer algo, ya es muy tarde- se dejo ver el Tisroc provocando que todos los gobernantes se levantaran indignados de sus asientos- tu hermano morirá y tu nunca tocaras el trono de Anvard- luego se volvió en torno a Peter- y Usted Sumo Monarca, El Reino de Narnia era el único que presentaba amenaza estando la Reina Blanca, pero ahora ya no representan más peligro, prepárese porque mis tropas ya están cruzando el desierto, y en pocos días estarán tocando las puertas de este castillo, el mismo Tash el inexorable esta celebrándolo ya.

-Señor Tisroc- respondió Peter enojado pero sin hacérselo ver- tiene usted esta noche para salir de mi castillo junto con toda su gente, pues vinieron aquí como mis invitados, de otra forma no tendría problema para tomarlo preso o cercenarle la cabeza tenga por seguro que quisiera hacerlo, pero hoy me ha encontrado misericordioso así que salga cuando antes de Narnia porque mañana a la salida del sol mis hombres estarán en el Desfiladero, y si lo ven aun por estas tierras dese por muerto.

El Tisroc no tenía ni una gota de miedo en el rostro, su semblante representaba perfectamente el exceso de confianza que tenia, no dijo nada mas y salió de la Gran Sala junto con el visir y su gente, ignorando las miradas terribles que los demás reyes les dedicaban.

La Doncella y El ReyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora