Capitulo 4- "El secuestro en Cair Paravel"

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Los Reyes de Narnia y Emily junto con Sinuhé, se mantenían en consejo, tratando de encontrar la manera de sacar a Grossindell de Anvard y si corrían con suerte encontrar con vida al Rey Lune y regresarle a su trono, también se hablo de la posibilidad de buscar a la princesa heredera, en el peor de los casos en que ya no encontraran al legitimo rey de Archenland con vida, pero realmente no querían pensar en aquello, por lo que no lo contaban como una verdadera opción.

Mientras tanto en Cair Paravel, Susan había intentado de mil maneras distraer a Lucy que estaba desecha de angustia por no saber qué había pasado con Tumnus y si sus hermanos estarían bien. Tumnus era su mejor amigo en toda Narnia, lo había conocido desde su primer día en Narnia.

Habían hecho de todo, desde que sus hermanos habían salido rumbo al sur; pasaron mucho tiempo en el jardín de los árboles frútales incluso hicieron algo de jardinería; Lucy paso largo tiempo cepillando a tu yegua Miel, tratando de distraerse un poco, hasta que Susan la llamo para la hora de la comida, y pasado eso subieron a la habitación de Susan para jugar un partido de ajedrez, todo con el fin de evitar pensar en las peores consecuencias que vinieran tras el suceso de Tumnus y las demás criaturas.

La tarde ya estaba acercándose, los rayos anaranjados del sol poniéndose en el crepúsculo entraban por el ventanal abierto, Lucy estaba a media tirada para derribar el alfil de Susan, cuando de imprevisto tocaron la puerta y antes de que contestaran, un hombre al que no conocían entro.

-¿Quién es usted? ¿Quién lo ha dejado pasar hasta aquí?- pregunto Susan a la defensiva percatándose de que algo no estaba bien, puesto que si llegaba alguna vista, los sirvientes (que eran muy felices con su trabajo puesto que era a voluntad propia) abrían hecho pasar a la visita a la sala de tronos o en su defecto a la biblioteca de Peter. Lucy también noto que había algo que no le gustaba con el hombre que tenía enfrente, no le gustaba como empezaba a mirarlas.

- Oh Majestades, era cierto lo que se decía, usted y su hermana son bellísimas, no se angustie majestad y quite esa cara que no combina con su precioso rostro, me presentare yo soy Grossindell, recientemente fui coronado como el nuevo Rey de Archenland- dijo el hombre intentando besarles el dorso la mano a las reinas, pero estas se apartaron apenas dejando que las tocara.

Grossindell era un hombre bastante viejo, el cabello del rostro y la cabeza estaba encanecido, y sus ropas no eran nada parecidas a las de los hombres libres de Archenland mas bien les parecía un Calormeno, <un Calormeno Blanco> pensó Lucy.

Grossindell miraba con satisfacción alrededor de la habitación real de Susan, las reinas estaban nerviosas y su tensión aumento cuando vieron entrar tras de él al menos diez soldados, todos ellos hombres blancos con el uniforme de Archenland.

Susan y Lucy advirtiendo el peligro, pero desarmadas comenzaron a buscar con la mirada alguna arma cercana o algún objeto con el cual defenderse, y empezaron a pedir en su interior que algún soldado Narniano se percatara del acto y apareciera para defenderlas. Pero eso no paso.

-Bueno Majestades se nos hace tarde, su hermano el Sumo Monarca llegara antes que nosotros a Anvard y no podemos dejarlo esperando, nos querrá ver a todos ahí, y cuando digo todos eso las incluye a ustedes, quien sabe quizás tengan suerte y ambas se conviertan en mis esposas- declarando sus intenciones Grossindell, abandono la habitación, y de lejos se escucho su orden final- las quiero envueltas y atadas en mi coche, ahora mismo que esperan.

Los soldados pronto sujetaron de los brazos a las reinas, que se sabían defender y asestaron varios golpes a los hombres, nada pudieron hacer contra la mayoría de soldados que ya las estaban sometiendo, y pronto se vieron atadas de manos y boca, si hubiera habido algún narniano presente habría envuelto de coraje su espada y no habría dejado que tal ultraje sucediera pero Grossindell había planeado esto de la manera más astuta para que nadie interfiriera en sus planes.

La Doncella y El ReyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora