Resurgente (Fanfic de Divergente, Insurgente y Leal)

Cap. 7

Elizabeth.

Llegamos a la puerta de la muralla, la cual está protegida por dos guardias. Uno de ellos, el más joven, se acerca. Nita baja la ventanilla y lo reconozco.
- Identifiquense, por favor.
- Soy Nita y ella es Elizabeth, la hija de David.
- Eres Peter, ¿verdad?
- Sí, así es. ¿Te conozco?
- No, nunca antes me habías visto, en cambio yo a ti sí.- Le sonrío ¿Tú también has recuperado la memoria?
Peter asiente.
- Basta de chácharas.- Dice Nita, irritada.- ¿Nos dejas pasar o no?
- Oh, sí claro.
Peter se aleja del coche y clica un botón que hace que la puerta se abra. Nita arranca el coche y atraviesa la puerta abierta.
- ¿A dónde quieres ir ahora?.- Pregunta Nita sin apartar la mirada de la carretera llena de baches.
- Llévame al lugar en el que suela estar Johana Reyes, por favor.
Nita asiente.

Llegamos al edificio y me bajo del coche. Entro en él y entro en el ascensor, seguida de Nita. Pulsamos la planta que nos han indicado y comenzamos a subir. Llegamos y salimos del ascensor. Me dirijo a la puerta del despacho de Johana. La golpeo.
- Adelante.- Dice Johana desde dentro.
Le pido a Nita que espere fuera y entro.
- Buenas tardes, Johana.
- Buenas tardes.- Dice con una sonrisa en la cara.- Hacia mucho que no te veía, Elizabeth. Te pareces mucho a tu madre.- Se acerca y me abraza.
Cuando se separa se sienta en su sillón y yo hago lo propio en el que tiene en frente.
- Tu dirás, Elizabeth.
Le cuento todo lo acaecido en el departamento.
- Así que Tris esta viva.
- Yo me quedé tan sorprendida como tú, Johana.
- Permíteme hacer una llamada, por favor.
Le sonrío y asiento. Descuelga el auricular del teléfono que tiene sobre el escritorio y marca un número.
- Cuatro, ¿puedes venir un momento a mi despacho?- Johana me vuelve a sonreír cuando esta en silencio, seguramente escuchando la respuesta de Cuatro.- Perfecto, te esperaré.
Cuelga el telefono y me mira.
- Comprenderás que tiene que saberlo.
Asiento.
- Johana, ¿te puedo hacer una pregunta?
Me mira y sonríe.
-¿Dónde está el cuerpo de mi madre? Me gustaría poder esparcir sus cenizas.
Johana niega con la cabeza.
- Lo quemaron, Elizabeth.
Asiento y me seco una lágrima.
- Yo sé como era tu madre, Elizabeth, pero tienes que entenderlos, en cuanto te fuiste se convirtió en una tirana.
- Eso fue culpa de David.
Johana me mira con curiosidad.
- La metió en una simulación, Johana. Por su culpa la mataron.
- Lo siento, Elizabeth. Es lo único que puedo decirte.
Asiento y nos quedamos en silencio un rato. No puedo dejar de pensar en mamá.