Capítulo 10: Otra vez él.

210 21 1
                                    

Si, era Andrea, que me acusaba de algo que no hice.

En unos minutos ya estaba en la selda, sin decir palabra alguna. Simplemente no me salían las palabras, no podía defenderme. Y es que en parte fue mi culpa lo de Jacob, por no evitar que se suicidara... Porque eso es lo que nadie, que fue un suicidio, odos me culpan a mi de haberlo matado; pero nadie sabe la verdadera versión.

Esta cárcel tenía algo en particular. Al tan sólo verla te da un escalofrío; las paredes rasgadas y rayadas, las literas tenían leves rasguños marcados... Era simplemente extraño, o quizás era el hecho de que nunca había estado en una de ellas.

No le presté mucha atención al tema y me acosté en lo que era mi cama. Suspiré y recordé que mamá y papá regresarían en una semana, ¡¿QUE CARAJOS IBA A HACER?! Estaba perdida, ni siquiera sabía cuando iba a salir de aquel espantoso y horrible lugar. Ni siquiera sabía que día era. Ni siquiera sabía quien era.

Llegó un oficial a mi selda y por un momento pensé que me iban a sacar de esto. Pero aquel policía me miró de arriba a abajo con el ceño fruncido, como si se tratara de un chimpancé detrás de rejas. Iba a insultarlo de las mil y un maneras pero luego recordé varias cosas:

1: Era un policía.

2: No podía producir ni una palabra.

3: Me miraba así porque seguía con mi pijama de Dora la Exploradora.

¡Perfecto! —Pensé —Esperé unos minutos a que hablara, empezando a incomodarme la situación, cuando finalmente habló.

—Hum... Supongo que —Carraspeó  levemente apenado —, usted... Digo; yo.., bueno solo me mandaron a indicarle que tiene derecho a un abogado. ¿De-desea hacer alguna llamada telefónica?Finalmente terminó de decir.

Necesitaba hacerlo, tenía que hablar con Daniel, después de todo él se fue molesto y ni siquiera estoy segura de que sigue con vida, pues espero que si. 

Tenía que hablar con mis padres, necesitaba que me ayudaran a salir de aquí.

Tenía que ganar, tenía que enfrentar a este asesino, que me quitó a dos de mis amigos.

—Yo... —Me salió en un susurro el cual pareció nulo ya que su mueca me hizo entender que no había escuchado nada. Intenté repetirlo para hacer notar esta vez que necesitaba ayuda, pero lo hice en vano. No me salían las palabras, era algo muy raro.

—Supongo que necesita...¿Pensarlo? —Preguntó incrédulo —. Bueno, vuelvo luego —Aseguró frunciendo su ceño mientras se iba de una forma rápida, no sin antes darle un último vistazo a mi pijama.

No lo puedo creer, esto parece una pesadilla. Pareciera que hasta hace un momento estaba comiendo pizza con mis amigos. Me dí la vuelta y me lancé en la litera, de lo cual me arrepentí de inmediato.

*Golpe mental*

Sólo a mí se me ocurre lanzarme en la cama de abajo de una litera, puesto que me golpeé la frente con el metal de la cama de arriba. Perfecto, ahora también tendré una marca morada en mi frente.

Esta vez me acosté con delicadeza en el duro colchón, sentí mi brazo incómodo por lo que lo levanté dándome cuenta que había un espejo pequeño, parecía de un estuche de maquillaje —lo digo por el tamaño de este —. Extrañada,agarré aquel objeto y lo alejé un poco al frente de mi cara, dejando ver mis notables ojeras y un delgado rostro, no había comido en días. Moví lentamente el espejo hacia un lado, razón por la cual no tengo ni la menor idea. Ahora en la vista del espejo se encuentra la mitad de mi rostro y gran parte de aquella pared desgastada.

Sentí escalofríos nuevamente y me impresioné, dando un leve salto en mi cama al ver que ahí estaba otra vez esa figura, otra vez esa cabeza sin mayor parte del rostro, otra vez esa extraña sonrisa...

Otra vez él.


Un Rostro en el Espejo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora