Capítulo 11: ¿Ashley?

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Iba a bajar lentamente el espejo, pero cuando me dirigí a hacer aquello escuché esa voz particular que me pone los pelos de punta.

—¿Que crees que haces? —Preguntó, para que luego de unos segundos siguiera con sus preguntas —.¿A caso no notas como puedo controlarte? —Fruncí el ceño confundida —. Por cierto, ¿Sabías que tu amiguito Daniel se murió hace cinco minutos? Te confieso que disfruté cada segundo al ver como su sangre derramaba por aquel piso de la calle —Rió fuerte —. De los tres diría que este fue el mas divertido —Dijo con voz burlona, por lo que se me salieron unas lágrimas rebeldes —. ¿Pero por que lloras? No me digas que tu también estas enamorada de Danielito -Habló con énfasis en este nuevo apodo. 

Estaba realmente confundida, ¿también? Es que acaso...

—Y si —Rió nuevamente —Él está perdidamente enamorado de ti, o estaba. Lástima que ya no este vivo para que vivieran Felices por Siempre.... ¡Pero como la vida no es color de rosa! No puedes hacer nada  niña, tú decidiste esto, TÚ DECIDISTE QUE TUS AMIGOS MURIERAN -Alzó la voz, y yo no podía evitar llorar —Bueno —Se corrigió mientras empezaba a reír —, no debería hablar en plural. Después de todo, todavía me falta Andrea.

NO. ¡ANDREA NO! Necesito ayudarla.. ¡Pero si ella fue la que me culpó! Que la maten, ya no me importa... Eso creo.

—Por cierto, ¿Sabías qué en el momento que tu supuesta amiga te delató, yo la estaba controlando? -Preguntó, mientras veía a través del espejo como cambiaba su fea sonrisa de dientes a una de medio lado.

Esto es tan estúpido, ya parece un maratón de Sabías qué.

¿Y como es que podía controlar a las personas? Seguro son mentiras, pues viniendo de algo como él solo debería decirlo para asustarme... Oh, segundo golpe mental. ¿Como me voy a preguntar eso si me esta controlando en estos momentos?

Si, efectivamente estoy siendo controlada por él, ni siquiera puedo hablar, y él lo sabe. Él esta haciendo todo esto, hace que mi mano siga sosteniendo con firmeza este espejo... Y tengo mucho miedo.

Miedo de que me mate, miedo de lo que pueda pasar, miedo de mis amigos, miedo... Miedo de él.

—Ya me aburriste con esa estúpida cara —Escupió —. Mejor te dejo hablar, veamos que dices de interesante te dejo hablar, veamos que dices de interesante —Decía aquella voz burlona, para después abrir su boca con aquel pestilente olor que tanto lo caracterizaba. Mi vista se nubló un poco mientras veía fijamente su inexistente rostro, hasta que pude carraspear y soltar lo que tanto había querido decir.

—¡TÚ! —Carraspeé otra vez —. ¡MALDITO DESGRACIADO! ¿Por que no aceptas de una vez que no existes? TU, NO, EXISTES ¡Punto! Eres solo una figura sin rostro que anda matando a personas al azar, personas que ni siquiera tienen la culpa de que pase una puta mosca, personas que... ¡A LAS PERSONAS QUE YO AMABA, JODER! Mis amigos, los que estaban conmigo en las buenas y en las malas. Ahora, ¿Con quien se supone que me quede? Si es que me vas a dejar vivir, porque dudo mucho que lo hagas. ¿Por que no me matas de una vez? ¿Por que mierda no me dejas en paz? Viva, o muerta ¡PERO DÉJAME EN PAZ! —Dije gritando, por lo que su estúpida sonrisa se borró, dejando ver a una pálida cara sin elementos en ella; solo piel.

—¿QUÉ? ¿Vas a deshacerte de todo esto? —Hablé más calmada, pero alarmante.

—¡JÁ! Eso nunca —Contestó, pero esta ves su rostro iba cambiando de una forma inhumana. De una cara sin elementos, paso a cambiar ya que podía ver como su rostro se arrugaba por completo, como si de una hoja de papel se tratase.

Sentí como mi corazón latía rápido, mi pecho subía y bajada de una forma exagerada, empezaba a temblar. Cuando de repente lancé aquel espejo contra la pared, me levanté rápidamente y me dirigí hacia las rejas empezando a golpearlas con fuerza. Gritaba que me ayudaran, pero no conseguía respuesta, todo parecía sin vida. Podía sentir como iba a vomitar mi propio corazón, fue ahí cuando fui levantada bruscamente, dejándome a escasos pero existentes centímetros del suelo frente a la pared, donde todavía se encontraba el rostro deformado. Regresó a su forma de antes y de repente al inexistente rostro se le agregó una nueva sonrisa, pero esa sonrisa fingida yo sabia de quien era.

—¿A-Ashley? —Pregunté temerosa.

—No debiste hacerlo molestar, cuanto lo siento amiga... De verdad; DISCÚLPAME.

Un Rostro en el Espejo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora