Capitulo Quinceavo: La nada y el mundo.

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-Narra Mikey-


La nada. Pertenecía en ese preciso instante a la nada. No había nada allí, ni siquiera yo, era como estar perdido o haber sido encontrado, como un sueño dentro de un sueño deseando nunca despertar.


Allí estaba yo, bueno, allí estaba mi cuerpo tumbado en una camilla de hospital, apenas lograba reconocerme. El ver a los médicos luchando por salvar la vida que deseaba perder me hizo sentir un vació aun mas inmenso del que pueda haber en el ancho universo. Negando levemente cerré mis ojos, me sentía como si flotara como si fuera parte del aire, del oxigeno de todas las partículas que pertenecían a esa estancia.


Pensaba en mama y en Gerard, aun ellos me importaban, al abrir mis ojos pude ver a mama llorando tratando de contenerse, no la había visto llorar jamas. Esto no lograba cambiar mis deseos, ella jamas fue la mejor pero yo tampoco exigía eso o esperaba eso. Mi padre la consolaba, el jamas me quiso. Cerré mis ojos fuertemente tratando de desvanecerme de aquella escena que solo lograba que mis ganas de terminar esto fueran mas rápido.


Automáticamente al abrirlos podía ver a Gerard, un nudo en la garganta y un extraño frio me invadió. Jamas pude odiarle como debería haber sido, aunque el olvido nuestros buenos momentos yo no, no podía olvidar las cosas buenas, tampoco las malas. Los momentos mas decisivos de mi vida se tornaron Los peores, cambiado por completo quien era o podria haber sido yo. El era el causante de todo pero parte de ello no era mas que la consecuencia de mis propios actos. Quizás Gerard no quería a nadie como el tanto decía o estaba aterrado para mostrar quien realmente podía llegar a ser el.


Allí estaba el, en las afueras del hospital pero...mis ojos no daban crédito a lo que veían. Gerard estaba peleándose con Bob, los demás chicos trataban de separarlos. Gerard no dejaba de gritar que yo era su hermano y que Bob solo era un demente. Sentí como si algo se estremeciera en mi. Me defendía. Gerard no me odiaba como yo creía...pero, se estaba equivocando.Bob no era un demente ni un asesino ni una mala persona.


Los ojos de Bob se veían inyectados de sangre, lagrimas corrían por sus rojas mejillas hasta caer en su barba, apenas y se lograba cubrir de los golpes, no se defendía de Gerard no le devolvía sus ataques. El era una persona diferente.


Bob se había convertido en la persona mas importante en mi vida, el era ese rayo de esperanza quizás el único que me podía comprender mas que nadie en el mundo. Que me apoyaba a pesar de mis locuras. Con quien había pasado los momentos mas amargos pero también era cierto que los mas dulces, fue quien decidió seguir allí pasando ambos desapercibidos antes el mundo o al menos ante el grupo de Gerard. Habia encontrado en el la persona ideal, con quien podía ser yo mismo. Con mis crisis, con mis ataques de pánico, con mis cortes con mis problemas alimenticios, con quien podía reír sin sentir vergüenza alguna incluso llorar. El era como mi medicina secreta. Quien me protegía y me calmaba hasta que todo lo malo pasara nunca me dejaba terminar con mi vida. Sin embargo el hizo un juramento, quizás lo bastante estúpido pero dijimos que el me ayudaría a morir si mi agonía se tornaba peor. ese momento había llegado. Ya no habían días buenos y malos, habían solo días malos. El no resistía verme mal, el no resistía que sufriera o que llorara, ni el ni yo podíamos resistirlo mas, se lo tuve que pedir sin darme cuenta que quizás esto era un error, que mi egoísmo fue mas alla de los limites. Como cualquier persona enamorada decidió respetar nuestro trato aunque a ambos nos doliera era mejor cortar con el dolor que mi mente me inflige diariamente. Ya la psicoterapia no funcionaba, llegue a sentir que incluso el terapeuta no lograba entender lo que era un bordeline... Quizás en eso era Bob el único que entendía.

Filofobia : Miedo irracional a enamorarse. - Frerard -Donde viven las historias. Descúbrelo ahora